Se cumple un nuevo aniversario de lo que el pueblo palestino denomina la Nakba (catástrofe), que tiene como fecha simbólica el 15 de mayo, el día después de la formación del Estado de Israel, que edificó un relato histórico mentiroso denominando a ese día, el de su independencia.
Mirta Pacheco @mirtapacheco1
Lunes 15 de mayo de 2023 02:58
En momentos de escribir este artículo se dio a conocer el acuerdo del cese del fuego entre la coalición de gobierno ultra derechista de Israel -encabezada por Benjamín Netanyahu- y la Yihad Islámica en la Franja de Gaza, después de que desde el martes último el “Estado Nacional Judío de Israel” -tal su denominación oficial- bombardeó Gaza (luego de asesinar a tres líderes de la Yihad), lo que ocasionó la muerte de 33 palestinos, incluidos 6 niños, además de 147 heridos. Mientras que en Israel murieron dos personas producto de los cohetes de la organización islamista. Egipto nuevamente ofició de mediador, lo que recibió el beneplácito del imperialismo estadounidense, el socio estratégico de Israel.
75 años de la Nakba. ¿En qué consistió ese proceso?
Lo primero que hay que decir es que la creación del Estado de Israel, fue un proceso artificial, en el sentido de que era una minoría judía la que habitaba esas tierras, incluso desde antes de la ocupación británica, que dominó ese territorio anteriormente a la 1° Guerra Mundial, y que a lo largo de esos años fue “implantando” población de origen judío. Fue en 1922, cuando la Liga de las Naciones (institución antecesora de las Naciones Unidas), le dió un carácter legal a la dominación colonial de Gran Bretaña -que ejercía desde 1915- sobre Palestina, bajo el estatus de protectorado.
Ya en 1917, con el claro objetivo de impedir el avance de los crecientes nacionalismos árabes (que surgían contra el imperio otomano), Inglaterra impulsa la política de crear “un hogar nacional judío” (declaración Balfour). Lanza así un claro mensaje para la burguesía financiera judía, que tenía miembros prominentes en la Federación Sionista. A partir de allí miles de colonos judíos comienzan a instalarse en Palestina.
Dos años después, a instancias del acuerdo que el imperialismo inglés realiza con la familia real árabe hachemí -los hachemíes hoy reinan en Jordania y Marruecos-, enfrentada a Francia (que tenía, a sangre y fuego, el dominio de lo que hoy es Siria y Líbano), esa realeza árabe negocia con el sionismo el reconocimiento del asentamiento masivo de judíos en Palestina, a cambio de la igualdad religiosa (cuestión que nunca sucedió) y de preservar el control sobre los sitios sagrados musulmanes. Esto continúa hasta la actualidad, ya que Jordania es la que administra la mezquita Al Aqsa -ubicada en Jerusalén oriental-, aunque el Ejército y la Policía israelí controlan la entrada y varias veces hasta ingresan con el argumento de buscar activistas palestinos, reprimiendo a los fieles.
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Para ir imponiendo su proyecto político, en esos años, el sionismo con el imperialismo inglés usaron a la población judía perseguida por los pogromos realizados a fines del S. XIX sobre todo en Europa central y oriental. Así como décadas después utilizarían el holocausto (donde el régimen nazi asesinó a seis millones de judíos) como argumento para justificar la expulsión de un pueblo -el palestino- de sus tierras.
Esa política continúa en los años 30´s, donde los sionistas levantaban torres y empalizadas y a partir de ahí comenzaban a adueñarse de kilómetros y kilómetros de tierra, acompañados por la Haganá, la organización paramilitar creada durante el mandato británico (en 1922) y antecesora del ejército israelí.
A mediados de la década del 30 se desata la rebelión árabe, que es derrotada por las milicias sionistas y el imperialismo inglés en 1939.
Dos años después de terminada la II Guerra Mundial, con Estados Unidos emergiendo como el imperialismo hegemónico y terminado el mandato británico en esa región, las Naciones Unidas establece la partición de Palestina y le cede a los sionistas el 52% de su territorio.
La Nakba
Las milicias sionistas intervienen llevando adelante una masacre. Esta vez borraron del mapa 500 aldeas y obligaron al exilio a más de un millón de personas. Exilio que a lo largo de los años ascendería a más de 7 millones de refugiados que no tienen el mínimo derecho a retornar a sus tierras.
Existen varios autores que trataron de reflejar con números qué significó para palestinas y palestinos el proceso de la Nakba. Entre ellos, tal vez Salman Abu Sitta sea uno de los más reconocidos por su condición de refugiado de 1948, que lo llevó a dedicar su vida al estudio y la documentación del desalojo masivo perpetrado por el sionismo en Palestina desde 1947.
Abu Sitta, en “El Derecho al Retorno. El problema de los refugiados palestinos” (2004), planteó: "El sionismo, en esencia, es un proyecto elaborado en el extranjero y apoyado con armas y dinero que consiste en adueñarse de Palestina y sustituir a la mayoría nacional palestina por una minoría judía. Se trata de una ’limpieza étnica’ en buena parte lograda (...)” y da los siguientes datos: “Las cifras aplastantes de al-Nakba dan una idea de su magnitud. En 1948 la minoría judía era de 600.000 personas, 150.000 descendientes de los 56.000 judíos palestinos de 1920 y otros 450.000 inmigrantes que habían entrado ilegalmente en Palestina durante el mandato británico. Esta minoría expulsó de 780.000 a 800.000 palestinos, convirtiéndolos en refugiados. El 85% de los habitantes palestinos del país que sería Israel fueron expulsados de 531 ciudades y pueblos. Hoy en día más de dos tercios del pueblo palestino son refugiados. Los judíos, que al principio poseían el 6% de las tierras de Palestina, elevaron este porcentaje al 78% en 1948 y al 100% en 1967, tan sólo por la fuerza aplastante de las armas (...)”
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En cuanto a la extensión de tierras apropiadas, afirma en su libro: “(...) se creó un complejo entramado legal para justificar la expropiación de 18.600 kilómetros cuadrados (el 92% de Israel) de tierras palestinas. Para asegurarse de que los palestinos expulsados no regresaran y reclamaran sus posesiones, les declararon ausentes: al estar el dueño ausente, Israel podía expropiar.” Esto refiere a una ley que tiene Israel, llamada cínicamente “Ley de Propiedad de los Ausentes” que data de 1950 y es uno de los mayores instrumentos legales para apoderarse de las propiedades palestinas.
Abu Sitta continúa con ejemplos reflejando la política de asesinatos y expulsión de los sionistas con miras a instaurar su Estado: “Antes de que el mandato británico llegase a su fin los sionistas habían hecho "limpieza étnica" de siete pueblos situados en el corredor de Jerusalén y 17 en el oeste de Galilea, fuera de los límites del Estado recomendados por el Plan de Partición.”
De junio de 1948 dice: “(...) El vandalismo, los robos y los desmantelamientos de casas redujeron muchos pueblos a paredes desnudas. En las ciudades era distinto. En general las casas no se destruían pero los saqueos eran igual de sistemáticos. El ejército, los jefes del Mapai, partido gobernante, y los ladrones improvisados se juntaron en este frenesí de pillaje.”
Esta es la verdadera historia de la formación del Estado colonialista de Israel, lo que para el pueblo palestino, a través de las generaciones, representa la Nakba.