Entrevistamos a Víctor Silva, trabajador ferroviario miembro de la agrupación Naranja y protagonista de la lucha de los tercerizados que en 2002 conquistaron ingresar como efectivos a la línea Roca.
Augusto Dorado @AugustoDorado
Domingo 11 de abril de 2021 22:31
Víctor Silva, ferroviario miembro de la agrupación Naranja y simpatizante del PTS, en su covacha de descanso. Su casillero luce imágenes que reivindican a Mariano Ferreyra, entre otras.
En una situación en la que una familia trabajadora necesita al menos $ 58 mil para no caer en la pobreza, la lucha de trabajadores tercerizados comienza a resurgir. Entre otras malas condiciones, en el aspecto salarial se ubican muy por debajo de ese sueldo. Pero la lucha contra la precarización laboral y la tercerización no empieza desde cero. Si lo pensamos como si fuera una serie de Netflix, tiene muchas temporadas de varios episodios. Unos cuantos sucedieron en el ferrocarril: entre los primeros episodios que se registran en esta historia estuvo la lucha de los ferroviarios tercerizados de Técnica Industrial en el año 2001, entre los primeros que ganaron un pase a planta permanente en Argentina.
Víctor Silva hoy es efectivo en la línea Roca, trabaja en el sector Evasión (asistencia a usuarios en las estaciones). También es referente de la agrupación Naranja y simpatizante del Partido de Trabajadores Socialistas (PTS en el Frente de Izquierda). Como es un luchador obrero, tiene amigos que lo apodan “Anti”, porque siempre está contra las injusticias.
Pero hace exactamente 20 años Víctor estaba desesperado, en medio de una crisis económica y social que azotaba al país en aquel 2001. “Estaba vendiendo en la calle y pasé por una barrera en Florencio Varela, pregunté si estaban tomando gente para el ferrocarril. Me dijeron que sí y enseguida salí a anotarme, en Constitución. Al día siguiente empecé a trabajar en la empresa Técnica Industrial”, recuerda. Era el comienzo de una historia que dejó de ser solamente la suya propia y se metió en la historia grande de la clase obrera argentina de este siglo XXI.
“En Técnica Industrial hacíamos lo que se conoce como Evasión. Nos daban unas pecheras y nos ponían por los molinetes, a hacer una mezcla de seguridad y control de boletos en las estaciones”, nos cuenta en charla con La Izquierda Diario.
LID - ¿Cuánto tiempo estuviste como tercerizado?
VS - Como tercerizado trabajé casi un año. Entramos 300 compañeros a trabajar en aquel momento y nos cambiaban de lugar de trabajo. Yo empecé trabajando en Varela y después nos iban cambiando de estación. De pronto empezaron a levantar el servicio y fuimos quedando poquitos. Empezaron a despedir y quedamos la mitad.
¿Qué diferencias había con los que estaban efectivos? ¿Tenían peores condiciones?
Las condiciones de trabajo que teníamos eran pésimas. Trabajábamos como 10 horas por turno, había dos turnos de 10 horas cada uno, mientras que un efectivo trabajaba 8 horas cumpliendo una misma función. Además, la diferencia de sueldo era la mitad de lo que cobraba un ferroviario efectivo en aquel momento. No teníamos francos ni sábados ni domingos, nos daban lunes, martes, cualquier día te daban de franco. Las peores condiciones las sufríamos nosotros.
Cuando lucharon por pase a planta permanente en 2001 casi no había ejemplos de tercerizados que hayan luchado ¿Cómo se les ocurrió empezar a plantear esa exigencia?
Antes que nosotros hubo una pequeña movida en otra empresa tercerizada, pero quedó ahí nomás, no pasó nada. La empresa fue despidiendo compañeros, querían barrer a los tercerizados: cuando ya no te necesitaban te sacaban. En esa empresa tercerizada, Search, fue donde se empezó a pensar en pasar a planta permanente, pero las empresas te despedían. Cuando pasó lo nuestro fue para defendernos, en ese sentido fuimos los primeros que peleamos por el pase a planta porque imaginate que -como te decía antes- éramos 300 y de pronto veíamos que quedamos 150, veíamos que nos iban a terminar despidiendo a todos.
¿Cómo se organizaron?
No hubo mucho tiempo para organizarse porque encima a cada rato nos cambiaban de estación, hoy estabas en Varela y al otro día en Constitución, después en Lanús o en Ezeiza, así que organizativamente se nos complicaba demasiado. En el caso mío, cuando me despiden me había enterado de que estaban organizándose para cortar las vías y me fui a Avellaneda (actual estación Darío y Maxi) y me sumé a otros compañeros que habían sido despedidos. Cortamos las vías (me acuerdo de que fue un 26 de septiembre del 2002) para empezar a pelear primero por nuestra reincorporación, pero ahí mismo nos planteamos que eso no nos daba seguridad y que teníamos que pelear por el pase a planta permanente, directamente. Fue la bronca que teníamos los propios compañeros la que nos hizo organizar.
¿Qué distintas medidas de lucha fueron tomando?
El corte del 26 de septiembre se mantuvo durante 8 horas, desde las 12 del mediodía hasta las 20.30 de la noche. A partir de ahí decidimos seguir con la movilización, organizarnos más. Después se fueron haciendo reuniones y en un momento logramos que se transformen en asambleas, porque venían más compañeros. También nos apoyaban organizaciones políticas y con ese apoyo tomamos medidas como bloquear las boleterías, hacer actividades en el hall de Constitución con volanteadas dirigidas al usuario… Me acuerdo que habíamos hecho un volante tipo “boletito” para que la gente pasara por los molinetes y viajara gratis, en ese mismo volante/boleto le explicábamos nuestra problemática. Queríamos que el usuario sepa cuáles eran los motivos en caso de que tuviéramos que volver a bloquear las boleterías o a cortar las vías, que nos apoyen.
¿Se fueron relacionando con otros sectores en lucha en el país?
Sí, justamente ese día del corte de vías estuvieron las compañeras de Brukman, la fábrica textil que en 2002 sus obreras la tomaron y la recuperaron porque su patrón había abandonado y las dejaba sin trabajo. También fue muy importante el apoyo del CeProDH (Centro de Profesionales por los Derechos Humanos), estaban presentes con su bandera. También estuvieron presentes sectores de desocupados y también ocupados de otros lugares de trabajo. Todos nos ayudaron en la medida de lucha y entendieron nuestra problemática.
¿Qué apoyos recibieron dentro del ferrocarril?
Y… En el ferrocarril al principio no había mucho apoyo… El apoyo principal, que nos dio el pie para continuar luchando y organizándonos, fue el compañero fraternal (maquinista) Cucha González, Gonzalito le decía yo. Se acercaron de diferentes organizaciones políticas también, de ocupados y desocupados, pero él fue al que más escuchamos. Le pregunté cosas de política y me enteré de que era del PTS (Partido de Trabajadores Socialistas). Siempre lo recalco, fue el que nos ayudó a seguir adelante, que nos recomendaba qué pasos seguir, fue contundente para lo que organizativamente nos proponíamos para luchar y llegar a buen fin… Después no había nada, no había mucha lucha en aquel momento dentro del ferrocarril ¿viste? Después las cosas cambiaron…
***
En este episodio sucede una escena que también hizo historia: el 31 de octubre de 2002, la empresa Metropolitano despide a Marcelo Cucha González y también a su compañero Adolfo Caballero. El motivo: por apoyar a sus compañeros tercerizados, por “participar de reuniones y llevar a cabo actividades conjuntamente con entidades y/o grupos de protesta cuyos intereses son manifiestamente contrarios a los de las empresas”, decía el telegrama. Persecución sindical inédita. Una asamblea espontánea de ferroviarios en la estación Tolosa repudió el despido de su compañero Cucha. Hubo peñas solidarias con los tercerizados y contra los despidos, como una organizada por ATE Sur en una escuela, presencia en cada acción de lucha de la Asamblea barrial de Temperley. Se puso en marcha una campaña por la reincorporación de todos los despedidos que tuvo apoyo de diputados nacionales, de organismos de Derechos Humanos como HIJOS y Correpi y hasta León Gieco firmó en solidaridad. Cucha fue reincorporado y esta escena le dio un nuevo impulso a la lucha de los tercerizados.
***
¿Qué hicieron la empresa y el gremio, la Unión Ferroviaria?
El gremio en aquel momento a nosotros ni nos miraban, ni nos nombraban, para ellos no éramos parte del ferrocarril. Jamás intervino en nada. Y la empresa (una vez que comenzaron las reuniones para efectivizar nuestro pase a planta) dilató todo lo que pudo. Me acuerdo que los documentos los firmaba Pablo Díaz, el mismo abogado que hoy sigue estando actualmente en la empresa, el que firma las sanciones disciplinarias y las suspensiones que le dan a los compañeros. Él ya estaba en aquel momento y firmaba los documentos para la tercerizada Técnica Industrial y también los de la empresa, que en 2002 era Metropolitano. ¡Era el mismo abogado! Me acuerdo que Recursos Humanos estaba en Escalada, las reuniones eran allá...
¿Cómo tomaban las decisiones para la lucha?
Se hacían asambleas, invitábamos a diferentes organizaciones políticas que nos apoyaban, por si querían aportar su opinión. Pero éramos nosotros los que votábamos y decidíamos cuál era la medida que se iba a hacer, tanto bloqueos de boleterías como el tema hacer las alcancías para el fondo de lucha, porque estábamos despedidos y teníamos que sostener la lucha. Íbamos a cada manifestación (había muchísimas porque en aquel momento el país estaba hecho un desastre), íbamos a los actos políticos (que había por todos lados), ahí estábamos nosotros con nuestras alcancías y transmitíamos nuestras luchas, lo que nos estaba pasando… Y a la vez nosotros apoyábamos las otras luchas, por ejemplo, la de Brukman, porque habían desalojado la fábrica y apoyamos a sus obreras para que las dejen volver a su fábrica recuperada. Al subte también fuimos… Fue una de las principales medidas el fondo de lucha. En las asambleas también votamos qué referentes nuestros iban a ir a dialogar con la empresa… Fue una lucha larga, de 6 meses, bastante movidita…
¿Cómo se resolvió el conflicto, cómo se dio el triunfo del pase a planta de ustedes?
Fueron seis meses bastante complicados porque nos daban vueltas, nos hacían firmar papeles para después volver a una próxima reunión… Yo fui elegido como uno de los referentes para esas negociaciones, me acuerdo una de esas reuniones en la cual nos habían propuesto ingresar a trabajar nuevamente al ferrocarril, pero seguir trabajando como tercerizados y nosotros dijimos que no, que no aceptábamos seguir como tercerizados y que pedíamos el pase a planta, eso lo decidimos en asamblea antes de entrar a dialogar con la empresa. Después hablando entre algunos compañeros nos preguntamos “Che, ¿no habrá sido una locura decir que no?”… Pero bueno, estuvimos firmes. Ya en las reuniones finales, cuando firmamos todos los papeles para el pase a planta se comprometieron a que comencemos a entrar desde enero de 2003 pero la cuestión es que no cumplieron con el acta que firmaron. Los amenazamos, dijimos que si no cumplían con el acta que tenían firmada, volvíamos a cortar las vías… Así que firmamos un acta nueva y logramos sacarle a la empresa que nos pague todo ese mes que nos tuvo sin trabajar, con la promesa incumplida… ¡Y después también conseguimos que se nos reconozcan los seis meses que estuvimos peleando!
¿Recordás alguna anécdota en particular de todo ese proceso de lucha?
Anécdotas tengo muchas… Algo que me dejó marcado es que en una marcha a Plaza de Mayo, íbamos con agrupaciones piqueteras, de desocupados… Nosotros llevábamos varios meses luchando y era un momento en que parecía difícil que se concretara el pase a planta… Un piquetero nos dijo con buena intención que nos podíamos anotar para la agrupación de desocupados. Me miré con César, uno de mis compañeros, y le agradecimos y nos fuimos. Fue un momento en el que con la mirada nos dijimos “No podemos bajar los brazos, hay que seguir”. No todo fue color de rosa, algunos compañeros aflojaban, se iban, otros traicionaban… Pero como algunos nos mantuvimos empezamos a dar la idea de que podíamos ganar. Otra que me acuerdo es que en una de las negociaciones fuimos a ver al presidente de la empresa (Trenes Argentinos en 2002 era Metropolitano), Guillermo Bovero se llamaba. El tipo estaba tan relajado que se estaba fumando un habano y hacía circulitos con el humo del cigarro. El tipo no nos escuchaba, nos trataba de manera pedante y en un momento nos preguntó cuántos éramos los que queríamos entrar a planta. Él pensó que íbamos a pedir solamente por nosotros, pero le pedimos por todos los que estábamos en Técnica Industrial… ¡Cuando escuchó todos los que éramos el tipo casi se ahogó, se le borró la sonrisa de la cara! (Risas) Eso fue así, tal cual…
Como uno de los primeros que logró pasar de tercerizado a efectivo en el país, experiencia de hace casi 20 años y que después se fue contagiando en otros lados ¿Qué mensaje le darías a los tercerizados que actualmente están exigiendo por su derecho a pasar a planta permanente?
Llamo a que se organicen los compañeros porque la precarización laboral es la que mata y el empresario siempre es el que se lleva toda la ganancia. Por eso en mi caso, pasaron esos 6 meses de lucha en el 2002 pero decidí formar parte de una agrupación, sigo luchando para terminar con la precarización laboral. Quiero llamar a las nuevas generaciones a que se organicen, que luchen. Tiene que ser a igual trabajo, igual salario. Tiene que haber igualdad, no unos de primera efectivos y otros de segunda tercerizados. Y también igualdad de género, hoy hay muchas compañeras ferroviarias laburando, en aquel momento casi no había. Hay que organizarse. Yo por eso cuando entré a planta decidí formar parte de la agrupación Naranja (aunque en aquel momento se llamó Bordó del Roca) y también del PTS, el partido con el que simpatizo. Sigo apoyando las luchas, no solamente las del ferrocarril sino también de otros sectores. Así que llamo a los chicos que están peleando ahora a que se organicen, que la bandera que no hay que bajar nunca es la bandera de la lucha.