¿Nos sirve el pensamiento de Lenin? Acá una breve respuesta para “millennials”.
Lunes 22 de abril de 2019 00:30
Los “milleanialls”, jóvenes que nacieron en 1985 en adelante, son la generación del siglo XXI. Nacieron en la era de la información con redes sociales e internet. Tienen una personalidad crítica, altos niveles de escolaridad y protagonizaron los movimientos de 2011, a tres años de la crisis de 2008, en Occupy Wal Street, #YoSoy132, o en el movimiento de los Indignados.
15M
Sus hitos generacionales son Julian Assange de Wikileaks y Edward Snowden (consultor del FBI en Estados Unidos que desmontó los aparatos de seguridad y espionaje de Obama). Curiosamente aceptan la idea del socialismo. En Estados Unidos un 24 % mira con simpatía a figuras como Marx, Engels y Lenin.
Vladimir Lenin murió en 1924 de una hemorragia cerebral. Inmediatamente fue embalsamado. Su cuerpo se encuentra en Moscú, en un mausoleo, en total exhibición.
A Lenin lo mataron varias veces después de 1924: convirtieron su pensamiento en la más aberrante fórmula del dogmatismo (DIAMAT). En marxismo de manual, útil para todo momento. En su nombre justificaron todo tipo de atrocidades autoritarias (el estalinismo) y tras la caída del muro de Berlín a Lenin le atribuyeron la causa de todos los fracasos de la izquierda del siglo XX (autoritarismo, verticalismo, hipercentralismo).
Acá algunas ideas, sintéticas, para la generación “millennial”
Uno. Lenin daba una importancia crucial a las ideas y a la organización marxista. En Rusia hacia inicios del Siglo XX la principal fuerza política antizarista que combatía a los Romanov eran los llamados “narodniki”, populistas, que organizaron a decenas de miles de jóvenes clandestinamente y pensaban que los campesinos eran la clase llamada a derrocar al zar. Los “narodniki” eran la organización de izquierda más fuerte y su método consistía en alentar el terrorismo individual y en atentados armados en contra de los funcionarios de la dictadura.
Mientras, los socialistas organizados por Lenin, preferían alentar círculos de discusión de las ideas marxistas. Difícilmente alguien en pleno juicio podría sostener que las ideas marxistas eran más peligrosas que todos los atentados armados por los grupos clandestinos contra los Romanov.
Pero, el "heterodoxo" y "terco" Lenin decía que el asesinato de tal o cual ministro no cambiaba las cosas. Que había que impulsar la sublevación de las masas, organizar millones de personas, y sólo cuando las masas estuvieran organizadas y llegara la hora decisiva, recurrirían al alzamiento armado: Lenin no era pacifista pero pensaba que las armas debían ser empuñadas por la totalidad del pueblo. Especialmente por el proletariado, la clase que podría encabezar la revolución.
Un estallido social requiere de una organización que pueda comandar los agravios del pueblo. Por eso peleaba Lenin, por construir un partido que se preparara para enfrentar la centralidad del estado capitalista. Mientras la burguesía tiene a sus especialistas y el control del estado la lucha de los explotados no puede desarrollarse sin organización, sin preparación, sin dedicación a conspirar para la luchar contra los agravios del pueblo. Nos derrotan y siguen derrotándonos por nuestra escasa capacidad de organización. La espontaneidad impide la victoria, dice Lenin.
Dos. Lenin se rebeló contra el dogmatismo de su tiempo. El marxismo del Siglo XX tenía su principal organización en Alemania. El Partido Socialdemócrata era el partido más grande, con más influencia y más éxitos (parlamentarios, capacidad de organización sindical y capacidad de movilización, de formación de intelectuales marxistas) lo que llevó a pensar que la revolución europea comenzaría en Alemania: por la fuerza del proletariado (social y culturalmente), por los éxitos del Partido Socialista y difícilmente alguien podría sostener que la revolución podría llegar en la atrasada, campesina y culturalmente populista Rusia.
Si bien Trotsky fue el primero en advertir esta cuestión, Lenin, polemizó duramente con los marxistas alemanes sobre la estructura social rusa y concluyó que era posible una revolución social dicho país . Al mismo tiempo, el Partido Bolchevique, centralista y democrático, estaba inspirado en la socialdemocracia alemana pero advertía que no podía copiarse al píe de la letra lo sucedido en Berlín.
El bolchevismo era una forma de organización socialista para las peculiaridades rusas: en medio de la ilegalidad, la represión del zarismo es que se requería un partido estrictamente organizado, centralizado y centralista. Tanto la forma de partido, como la discrepancia sobre la idea general y dogmática de la preponderancia de la revolución en Alemania fueron motivos de la rebelión leninista contra el marxismo dogmático de su tiempo.
Tres. Las Tesis de Abril y El Estado y la Revolución son los textos más antiautoritarios, libertarios y críticos del estado moderno escritos en el Siglo XX. En sus Tesis de Abril sostiene que debían abolirse las viejas estructuras de toda Rusia y que debían sustituirse el poder de la burguesía.
Se peleaba por “No una república parlamentaria -volver a ella desde los soviets de diputados obreros sería dar un paso atrás- sino una república de los soviets de diputados obreros, braceros y campesinos en todo el país, de abajo arriba". Disolver la policía, el ejército, abolir la propiedad privada es, definitivamente, el primer proyecto de poder de nuevo tipo, poder de obreros y campesinos que controlaba la gestión de la producción social y de la banca.
Lenin pensaba que el poder de los soviets y el comunismo debía ser la forma de gobierno que garantizara que cada cocinera de Rusia tuviera el poder del estado. Entonces, Lenin llegó a concluir que la propia URSS, antes de su muerte, era un estado obrero, pero difícilmente un estado comunista. Lenin pensaba que debía internacionalizarse la revolución a todo el mundo pues la única forma de reemplazar el capitalismo era con una revolución mundial. En dichos momentos Lenin fue un férreo pensador marxista antiutoritario, libertario y crítico del estado centralizado y moderno.
Lenin, visto a contrapelo, era un herético, un heterodoxo y un crítico radical de las ideas de su tiempo. Conviene recuperar sus ideas para las luchas en el Siglo XXI: por un nuevo militantismo marxista que de importancia a las ideas y a la organización, no dogmático y que se cuestione todo el tiempo lo ordinario y obvio. Que critique la idea de estado como una banda de capitalistas y el monopolio de la violencia apuntando a su destrucción como una cuestión estrategia del comunismo en el Siglo XXI. Todo ello pensando en este nuevo siglo. Un, dos, tres, por Lenin y pensemos los contornos inciertos del futuro.