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La lucha del trotskismo contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial: el caso francés

Gabriela Liszt

TROTSKISMO
Fotomontaje: Mata Cicolella

La lucha del trotskismo contra el nazismo en la Segunda Guerra Mundial: el caso francés

Gabriela Liszt

Ideas de Izquierda

Este mes se cumplieron 75 años de la rendición nazi de la Segunda Guerra Mundial. En esta nota queremos destacar las elaboraciones de Trotsky y las poco conocidas discusiones e intervenciones del trotskismo una vez que el nazismo se expande hacia Europa como parte de la guerra interimperialista de 1939-45, centrándonos en el ejemplo francés.

Para León Trotsky la Segunda Guerra Mundial se trataba de una guerra imperialista y por lo tanto, más allá de cómo comenzara, no era una guerra por la defensa de la democracia contra el fascismo, sino por una nueva repartición del mundo en función de los intereses de las distintas camarillas del capital financiero. Esto no excluía que la guerra imperialista mejorara o empeorara la situación de tal o cual nación imperialista a expensas de otra. En 1937 prevé la posible ocupación parcial de Francia y que de darse en forma total se abrirían las puertas a la ocupación de toda Europa. Trotsky no tenía una política abstencionista en el caso que se diera esta invasión nazi. En 1938, por ejemplo, plantea que de darse un golpe de Estado de los fascistas en Francia y en el caso de que Daladier (el primer ministro entonces) movilizara las tropas, los trabajadores revolucionarios, mientras mantienen su independencia política, lucharían junto a esas tropas (Trotsky, "No cambiaremos nuestro rumbo").

Francia, el gran experimento

Francia se convirtió en el centro de la discusión sobre la política de los revolucionarios en los países imperialistas ocupados, teniendo en cuenta que oprimía una importante cantidad de colonias y cuya burguesía fue en su gran mayoría colaboracionista. Con la invasión de las tropas alemanas el 14 de junio de 1940 Francia fue dividida en dos: una zona ocupada directamente por los nazis y el régimen de Vichy a cargo del general francés Philippe Pétain. Los que no eran colaboracionistas como De Gaulle eran un pequeño grupo que desde Londres transmitía la política de Gran Bretaña.

Portada del folleto La lucha de los totskistas bajo el terror nazi, 1945.

El proletariado francés no había sufrido una gran derrota antes de la guerra y el Partido Comunista Francés (PCF) mantenía una fuerte influencia. Esta decreció en 1939 durante el pacto de Stalin-Hitler pero se volvió a fortalecer en 1941, luego de la invasión nazi a la URSS y la "reubicación" del PCF en el "antifascismo".

En Francia existían tres grupos que se reivindicaban trotskistas al inicio de la guerra: los Comités por la IV Internacional (ex POI), el CCI (ex PCI) y el grupo Barta [1], que aunque poco numerosos contaban con cuadros dirigentes y dinámicos. Antes de la ocupación varios dirigentes trotskistas son detenidos por la burguesía francesa y numerosos militantes (dada su juventud) son llamados al ejército, quedando muy desarticulados [2]. A través de la movilización de gran cantidad de jóvenes y obreros (en la Renault, por ejemplo, fueron movilizados 22.000 de 30.000 obreros), el gobierno de Daladier desorganizó los centros obreros con mayor capacidad de movilización contra la guerra. Luego del asesinato de Trotsky se genera una discusión acerca de la posición de los Comités por la IV Internacional [3] en Francia escrita por Marcel Hic e Yvan Craipeau [4]. Los autores parten de que Francia tiende "a convertirse en un país oprimido" y aunque reconocen el carácter reaccionario de la burguesía francesa (por lo que no se puede hacer frentes de liberación nacional como en los países semicoloniales) terminan planteando el llamado a frentes únicos con esta y la pequeño burguesía por objetivos inmediatos que apunten a la lucha nacional [5]. Esta posición, indudablemente oportunista, luego fue corregida.

Jean Van Heijenoort [6], en nombre del Comité Ejecutivo de la IV Internacional, afirma que no hay sector de la burguesía francesa con el cual se pueda realizar tal frente único:

La gran burguesía francesa ya logró entenderse con Hitler. La resistencia nacional se concentra en las capas más pobres de la población, la pequeño burguesía de las ciudades, los campesinos, los obreros. Pero estos últimos son los que le darán a la lucha su carácter más resuelto y sabrán ligarla a la lucha contra el capitalismo francés y el gobierno de Pétain.

Y vuelve a la consigna central planteada por Trotsky y su unidad con las consignas democráticas:

A la “reconstrucción” fascista de Europa, es decir, a la miseria y a la ruina perpetuas, nosotros oponemos los Estados Unidos Soviéticos de Europa. [...] Frente a la opresión y la dictadura, los obreros no abandonarán la lucha por las consignas democráticas (libertad de prensa, de reunión) pero comprenderán que esta lucha no puede hacer revivir la democracia burguesa decadente, que ha engendrado la opresión y la dictadura. La única democracia posible en este momento en Europa es la democracia proletaria y el sistema de los soviets: órganos electos por el pueblo trabajador [7].

Trotsky y Van Heijenoort en México durante las sesiones de la Comisión Dewey.

Comienza la resistencia

La resistencia obrera a estos gobiernos se empezó a desplegar en Holanda y Noruega en 1941 con grandes huelgas que fueron detenidas a punta de fusil. Van Heijenoort analiza las diferencias entre las ocupaciones alemanas de la Primera Guerra y las importantes contradicciones que se le abrían al ocupante frente a las masas invadidas. Reiterando que los golpes decisivos contra Hitler solo pueden venir de los trabajadores, llama a no subestimar los problemas tácticos que plantea la ocupación para los revolucionarios:

Nosotros reconocemos plenamente el derecho a la autodeterminación nacional y estamos dispuestos a defenderlo como un derecho democrático elemental. Este reconocimiento no tiene sin embargo ningún efecto sobre el hecho de que este derecho ha sido pisoteado por los dos campos en esta guerra y no sería respetado en el caso de una paz imperialista. El capitalismo agonizante puede cada vez satisfacer menos esta reivindicación democrática. Solo el socialismo puede dar a las naciones el derecho integral a la independencia y poner término a la opresión nacional. Hablar del derecho de autodeterminación nacional y guardar silencio sobre el único medio de realizarla, es repetir una frase vacía, sembrar ilusiones y engañar a los obreros.

También plantea como la pequeño burguesía tiende a pasarse del lado del imperialismo británico, detrás del general De Gaulle y a realizar acciones de espionaje, terrorismo o sabotaje individual, que a pesar del gran heroísmo son métodos ajenos al proletariado, aislados de la preparación de la lucha de las masas, que terminan perjudicándolo la mayoría de las veces [8].

El aumento del odio hacia la ocupación, llevó a Pétain a fortalecer sus rasgos bonapartistas. El reanimamiento del movimiento obrero francés se expresa, entre otros, en la huelga minera del Norte y de Pas-de-Calais donde rechazan trabajar para el ejército alemán y exigen que el carbón sea entregado a la población civil. La necesidad de los alemanes de mano de obra barata, lleva a Laval a instaurar los relevos: por cada tres trabajadores que partiesen para las fábricas alemanas, un prisionero regresaría. Pero esta política fracasa. El 22 de agosto de 1942 el responsable nazi del servicio de mano de obra, Sauckel, promulga una orden instituyendo la movilización general de la mano de obra de los países ocupados masculina y femenina, llamado Servicio de Trabajo Obligatorio (STO). Una fuerte reacción de los obreros sorprende a los nazis y los vichystas. Se produce la primera ocupación de fábrica desde 1937, las manifestaciones se multiplican, se canta la Internacional a la salida de los trenes para Alemania. Como reflejan los volantes: "Los obreros franceses no se dejarán deportar a Alemania" y "¡Organicemos nuestras luchas contra el reclutamiento!", los trotskistas franceses intervienen en estas luchas. De 500.000 obreros que debían ser deportados, parten menos de la mitad. Al mismo tiempo, desde 1941, especialmente el grupo CCI empezó un trabajo clandestino en las fábricas, que comenzó a rendir frutos en 1942.

En julio del 42, el Secretariado Europeo recién formado publica las "Tesis sobre la cuestión nacional". Después de tres años de guerra, la relación de fuerzas comenzaba a ser más favorable al proletariado. La creciente resistencia nacional encabezada por la pequeño burguesía brindaba una oportunidad al movimiento obrero para encabezar la lucha por la liberación nacional en el camino de la revolución socialista. Desde esta perspectiva, plantean un interesante análisis de los movimientos nacionales que en los próximos años se verá confirmado por la realidad:

Bélgica, Holanda y Noruega y aún más Francia, a causa de su proximidad con el frente anglo-sajón, por su decadencia económica respecto de los trusts y los bancos ingleses, por el peso social de su burguesía y por el carácter imperialista de su estructura económica, representan el ala derecha reaccionaria del movimiento nacional, en donde las posibilidades de triunfo del imperialismo son serias. Por el contrario Checoslovaquia, Polonia, Serbia, representan el ala izquierda; la debilidad relativa de la burguesía en estos países, la importancia de la cuestión agraria, la proximidad de la URSS, son algunos de los factores que acentúan el carácter revolucionario del movimiento nacional.

En el mismo año, Van Heijenoort relata cómo los norteamericanos desembarcaron en el Norte de África con el objetivo de resguardar el gobierno de Vichy, sosteniendo relaciones diplomáticas y luego convirtiendo al colaboracionista nazi, el almirante Darlan, jefe de las fuerzas armadas en Vichy, en el comandante de África del Norte y "liberador" de Francia [9]. Esta política, que llegará a su punto culminante en 1943 con la coexistencia entre "demócratas" y fascistas" para reprimir a las luchas obreras y los movimientos de liberación nacional en Italia y Grecia, era una confirmación de los pronósticos de Trotsky con relación a los métodos que emplearían los imperialismos "democráticos" para dominar a los pueblos europeos.

O “nuevo orden” nazi o Estados Unidos Socialistas de Europa

En la zona "no ocupada" por los nazis, el Comité Regional (CR) elabora un documento donde estaban representadas las dos zonas (la ocupada y la no ocupada). Profundiza el cambio de la situación del continente luego de la ocupación nazi y la generalización de los grupos de resistencia nacional como respuesta. La unificación nazi de Europa a través del método de la "colaboración" demostró ser un fracaso, por lo que los nazis imponían su voluntad "solamente por la fuerza". El documento vuelve sobre las definiciones de la "unidad europea" partiendo de que es una necesidad objetiva:

La unificación continental es imperativa. Esta unificación puede ser realizada de dos maneras diferentes: en forma de un “nuevo orden” imperialista, bajo hegemonía de un imperialismo victorioso, o en forma de la transformación socialista bajo hegemonía del proletariado europeo (Estados Unidos Socialistas de Europa). El “nuevo orden”, en su forma fascista así como en su forma "democrática" (en caso de una victoria anglosajona), es por definición una solución contrarrevolucionaria.

En este último caso reafirman que habría una mayor coerción y opresión abriendo la dinámica hacia una tercera guerra mundial para completar la destrucción y sumisión total de los pueblos europeos. De ello se desprende la lucha por la autodeterminación nacional que no se riñe sino que se liga íntimamente con el internacionalismo del socialismo proletario. En este marco reivindican el sentimiento nacional de las masas diferenciado del nacionalismo gaullista, "apéndice del aparato militar inglés" y representante de un partido nacional imperialista. La resistencia era dirigida sobre todo por el PCF, que había girado violentamente de política con la invasión de Hitler a la URSS (junio de 1941). El problema de la resistencia nacional, la defensa de la URSS y la crítica al stalinismo están "estrechamente relacionados". Como cuenta Claudín [10] después de la invasión a la URSS, para el PCF De Gaulle pasa de ser "un movimiento de inspiración reaccionaria y colonialista” a un aliado frente al cual desaparece toda crítica. De Gaulle contaba con escasos adherentes pero el PCF inmediatamente constituyó un bloque con él: el "Frente Nacional de Lucha por la Independencia de Francia". La política del PCF era nacionalista (su consigna central era “A chacun son boche [11] y llamaba a utilizar los métodos individualistas de la pequeñoburguesía (sabotajes, atentados, etc.) favoreciendo de esta forma la política de los "Aliados". En el artículo del CR de 1941, se reivindica la resolución de la Conferencia contraria a esta política:

El desarrollo del movimiento popular de hostilidad al hitlerismo en una dirección proletaria y anticapitalista es la condición necesaria para la confraternización con los soldados y los obreros de Alemania. El partido no olvida que sin la colaboración de los obreros y soldados alemanes, ninguna revolución sería posible en Europa. De este modo, la confraternización sigue siendo una de nuestras tareas esenciales. Cualquier acto que amplíe la brecha entre los obreros alemanes y europeos es directamente contrarrevolucionario.

También reivindica la importancia de haber realizado experiencias de frente único a nivel local y regional, reuniones y publicaciones comunes entre stalinistas y trotskistas, teniendo en cuenta que el PCF era el partido más importante de la clase obrera.

El grupo de la zona "no ocupada" mantuvo contacto con el Secretariado Internacional en EE. UU. a través de los marineros norteamericanos que llegaban al puerto de Marsella. En julio de 1942 la mayoría fue detenida y condenada a prisión [12]. A partir de allí se perdieron los contactos entre EE. UU. y Francia.

Desde Nueva York, Van Heijenoort se convierte en el principal miembro del Secretariado Internacional de la IV, intentando responder a la acuciante situación europea y los nuevos problemas planteados para los revolucionarios. Realiza importantes aportes con relación a los problemas históricos estructurales de Europa, su relación con el problema nacional en las distintas épocas y el rol de las distintas clases, así como la validez de las caracterizaciones de Trotsky y su relación con el problema de la liberación nacional y la revolución socialista. Entre otros conceptos, plantea que "La ocupación alemana en Europa trajo un problema nacional sui generis, es el movimiento de resistencia de los pueblos en los países imperialistas aplastados por un imperialismo más poderoso en la época de la agonía del capitalismo" [13]. También discute contra los que no reconocen el carácter progresivo de esta lucha amparándose en la próxima intervención del "segundo frente" aliado:

Se puede oponer el ’segundo frente’ a nuestra consigna. Es muy probable que un día u otro las Naciones Unidas desembarquen en Europa, en ese caso, mientras que el país está dividido por un frente militar, la consigna de libertad nacional pierde todo contenido revolucionario. Pero confundir la realidad de hoy con la posibilidad de mañana es una falta seria de táctica revolucionaria [14].

Esa intervención recién se dará en junio de 1944 con el desembarco en Normandía.

Van Heijenoort realiza aportes sobre el carácter de clase de la resistencia y critica los métodos pequeñoburgueses y stalinistas diferenciándolos de los sabotajes que realizaban los obreros y de las guerrillas nacionales que comenzaban a desarrollarse en Europa central. Destaca especialmente a las guerrillas campesinas y obreras en Yugoslavia que luchaban contra la ocupación alemana e italiana como las iniciadoras de las revueltas en todos los países vecinos (Grecia, Macedonia, Rumania y Bulgaria) y plantea cómo deben intervenir los revolucionarios frente a ellas, contra las posiciones oportunistas y sectarias con respecto a estos movimientos.

Parafraseando a Trotsky, vuelve a contestar frente a los que predicaban la necesidad de una "revolución democrática" contra el fascismo como etapa previa al socialismo:

La reivindicación de liberación nacional y de participación en el movimiento actual de resistencia no implica para nada que debamos esperar a nuevas revoluciones burguesas o alguna revolución de carácter especial que no sería ni burguesa ni proletaria sino ’nacional’, ’popular’ o ’democrática’. [...] La Revolución Francesa de 1789 y la Revolución Rusa de 1917 fueron nacionales, populares y democráticas, pero la primera consolidó el reinado de la propiedad privada, mientras que la otra le puso fin. Es por eso que la primera era burguesa y la segunda era proletaria. En lo que concierne a la revolución europea que viene, su carácter proletario será visible desde sus primeros pasos. […] Una etapa ’democrática’, es decir, una vuelta al parlamentarismo burgués ¿es posible después del hundimiento del nazismo? Tal eventualidad no está excluida. Pero un régimen tal no será el resultado de una revolución burguesa o una revolución "democrática" sin naturaleza de clase; será el producto temporario e inestable de una revolución proletaria que no ha sido todavía consumada y que tiene todavía cuentas que arreglar con la contrarrevolución burguesa [15].

El ascenso revolucionario del 43

Con la caída de Mussolini en manos de los partisanos, los trotskistas ven el cambio de rumbo de la guerra, abriendo la posibilidad de la revolución europea. Lanzan el “Manifiesto a los obreros, campesinos y soldados italianos” [16]:

La burguesía italiana, temerosa de las luchas de los obreros de Turín, Milán y Génova, llama rápidamente al reemplazo por Badoglio (antiguo servidor de Mussolini) quien decreta la ley marcial y envía gendarmes contra los huelguistas. La IV Internacional llama a retomar la tradición de los 20 con ocupaciones de fábrica, comités de acción y a tomar el poder. La continuidad de este movimiento hizo que los norteamericanos que habían desembarcado en Sicilia esperaran un año para avanzar hacia Roma, mientras los nazis y fascistas bombardeaban a la resistencia en el norte. Este proceso solo pudo ser cerrado gracias a la entrega del PCI en el Protocolo de Roma llamando a entregar las armas.

El principal temor de los Aliados era que el ascenso revolucionario se trasladara a Alemania que aceleraba sus pasos a la descomposición del régimen. Por eso el Secretariado Provisorio Europeo de la IV Internacional publica “En auxilio del proletariado alemán” (diciembre de 1943). Mientras, los Aliados bombardeaban incesantemente las principales ciudades alemanas, matando miles de pobladores intentando derrotarlos y aumentar la división entre los pueblos europeos. Por el contrario, el texto llama a los proletarios de todos los países a la solidaridad moral y material con sus hermanos de clase alemanes y a intensificar su lucha para derrocar el régimen hitleriano.

La mayor experiencia de confraternización en este sentido será la que los trotskistas del POI francés, bajo la dirección de Martin Monath y Paul Thalmann de la UCI, llevarán a la práctica en la ciudad de Brest, donde publicarán un periódico clandestino para el ejército alemán, Arbeiter und Soldat. Se imprimieron doce números entre 1943 y 1944. Se llamaba a los soldados alemanes a dar vuelta su fusil contra su verdadero enemigo: el imperialismo alemán y a unirse al combate para enfrentar a los causantes de la guerra: los imperialismos de uno y otro bando. Apuntaba a la desintegración de los ejércitos Aliados y enemigos en una meta común: el poder de los comités obreros, campesinos y soldados [17]. Lograron reunir a quince soldados alemanes. Pero las persecuciones harán que la mayoría de los militantes franceses sean encarcelados y deportados a campos de concentración donde gran parte encontrará la muerte. Los soldados alemanes habrían sido fusilados.

Entre 1941, cuando gran parte de la dirección del SWP norteamericano es encarcelada por oponerse a la guerra y 1943-44, cuando se producen las mayores persecuciones, fusilamientos y detenciones de los trotskistas europeos y de las colonias (como Ta Thu Thau en Indochina, actual Vietnam), los países imperialistas con la ayuda del stalinismo ponen todos sus esfuerzos en desviar los procesos revolucionarios.

Según el fallecido investigador trotskista Al Richardson:

El ejemplo más admirable que habla del coraje de nuestro movimiento es el famoso Manifiesto de Buchenwald [18], de los diferentes trotskistas internacionalistas que sacaron un manifiesto internacionalista de ese campo de la muerte. También el muy famoso periódico […] Arbeiter und Soldat. […] Un pequeño grupo en Polonia incluso se las arregló para sacar una revista durante el gran levantamiento del gueto de Varsovia. […] Y, por supuesto, están nuestros camaradas que murieron en manos de los nazis y los fascistas con gran coraje. El trotskista griego Poliopoulos, por ejemplo, salvó la vida de varios judíos prisioneros de los nazis [...]. Luego fue ejecutado por oficiales italianos, ya que los soldados se negaron a dispararle” [19].

Según Daniel Bensaïd:

La Vérité, órgano clandestino del PCI, reapareció en agosto de 1940. La preocupación de combatir el chauvinismo en las filas obreras se concretará en Francia en 1943 con la publicación de Arbeiter und Soldat [...]. Desde principios de 1944, La Vérité denuncia los proyectos de ’despedazamiento’ de Alemania. […] La guerra va a marcar para las organizaciones trotskistas una ruptura de continuidad generacional y organizativa. Los pioneros y los fundadores desaparecieron en su mayor parte, ya fuera bajo los golpes de la represión. O bien por laxitud y desmoralización. A las víctimas de la represión fascista o colonial se añade la lista de las víctimas de la represión stalinista, entre las que se encuentra Trotsky mismo, alcanzado por los asesinos en México en agosto de 1940” [20].

Como muestra de coexistencia a los Aliados de Occidente en 1943 Stalin disolverá definitivamente la III Internacional. Durante 1943-44, coincidiendo con el creciente ascenso revolucionario en Italia, Francia y Grecia, se producirá el mayor aniquilamiento de trotskistas.

Desde el punto de vista estratégico, programático y político, las banderas del trotskismo fueron sostenidas por la IV Internacional. Se demostró totalmente justificada su fundación en 1938 por León Trotsky, tanto para enfrentar la primera oleada patriótica como para prepararse para los futuros ascensos revolucionarios. Pero la dispersión a la que los obligó la guerra, la clandestinidad y las persecuciones, impidieron la posibilidad de que alguno de los grupos pudiese desarrollarse en el ascenso tan esperado. A pesar de ello lograron mantener vivos los hilos de la política revolucionaria haciendo nuevos intentos, muchos de ellos heroicos, para reconstruirse y llevar adelante su programa y su política, levantando bien alto las banderas del internacionalismo proletario.


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NOTAS AL PIE

[1Sus publicaciones eran La Correspondance Internationaliste (CCI), L’Etincelle, Le Bulletin du Comité pour la IV y desde 1940 La Vérité (ex POI), L’Ouvrier y desde 1942 Lutte de Classes (grupo Barta).

[2A través de la movilización de gran cantidad de jóvenes y obreros (en la Renault, por ejemplo, fueron movilizados 22.000 de 30.000 obreros), el gobierno de Daladier desorganizó los centros obreros con mayor capacidad de movilización contra la guerra.

[3Los Comités por la IV Internacional estaban formados por los ex miembros del POI y una fracción del PSOP, no habían adherido al Congreso de Fundación de la IV Internacional por considerarla prematura. Pero, en el mismo "Informe sobre Francia" solicitan su afiliación a esta. En 1942 cambiaron su nombre por Comités de la IV Internacional, ex POI.

[4Hic, Marcel (1919-1944): adhirió a la Liga Comunista a los 18 años. Fue dirigente de la JSR y luego del POI. Tuvo una actividad destacada en la reorganización durante la Segunda Guerra Mundial. Fue detenido en 1943, deportado al campo de concentración de Buchenwald y muerto en Dora. Craipeau, Yvan (1911-2001): fue uno de los dirigentes juveniles de la LCI, luego de los GB-L. Fue dirigente del POI francés.

[5Las "Tesis" de M. Hic y publicadas en Quatrième Internationale N.° 2. Fueron criticadas por considerarlas oportunistas con el movimiento nacional.

[7La Segunda Guerra Mundial y la revolución, OE 8, Ediciones IPS-CEIP, 2015, “Francia bajo Hitler y Petain”, p. 347.

[8La Segunda Guerra… , ob. cit., “Perspectivas para Europa”, p. 377.

[9La Segunda Guerra…, ob. cit., “África del Norte: Una lección de democracia”, p. 453.

[10Claudín, Fernando, La crisis del movimiento comunista, ed. Ruedo Ibérico, Francia, 1970, p. 295.

[11La frase significa "A cada uno su boche" (’alemán’ en un sentido despectivo).

[12Según algunas investigaciones la detención se puede haber debido a una provocación stalinista. Entre los detenidos estaba Pietro Tresso, que luego de escaparse, desapareció. Luego se comprobó que fue asesinado por los stalinistas.

[13Marc Loris, "La cuestión nacional en Europa", en La Segunda Guerra…, ob. cit., p. 413.

[14Ídem.

[15Ídem.

[16Ibídem, p. 463.

[17Facsímil de Arbeiter und Soldat, en La Segunda Guerra…, ob. cit., p. 471.

[18Esta Declaración fue escrita el 20 de abril de 1945, redactada por miembros de Austria, Francia y Bélgica de la IV Internacional. Buchenwald fue uno de los grandes campos de concentración en territorio alemán. Ver en La Segunda Guerra…, ob. cit., p. 503.

[19Entrevista con Al Richardson, Cuadernos del CEIP N.°1, otoño de 2001.

[20Bensaïd, Trotskismos, pp. 48-49.
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Gabriela Liszt

@gaby_liszt
Nació en Buenos Aires. Militó en el PST desde 1981, en el MAS hasta 1988. Una de las fundadoras de PTS y del CEIP "León Trotsky". Investigó, compiló y prologó varias de las publicaciones de Ediciones IPS-CEIP, entre ellas La Segunda Guerra Mundial y la revolución, Mi vida, Lenin, El Programa de Transición y la IV Internacional.