Este año pasó discreto el 50 aniversario de la masacre de Munich, perpetrada por el grupo Septiembre Negro durante la celebración de los XX Juegos Olímpicos en Munich en 1972 y en la que 11 atletas israelíes perdieron la vida. ¿Qué llevó a la tragedia?
Óscar Fernández @OscarFdz94
Martes 29 de noviembre de 2022
En medio de una crisis institucional en que la derecha ultraortodoxa israelí viene ganando poder —lo que ayudó a que el exprimer ministro, Benjamín Netanyahu, vuelva por sus fueros después de su caída en desgracia (que lo mantienen bajo diversas demandas judiciales y que por ello haya tenido que convocar elecciones)— el actual mandatario, Yair Lapid, mediante una inestable coalición con los partidos anti-Netanyahu, entre los cuales se encontraban los partidos árabes, ascendió al poder. Ahora Netanyahu, el viejo líder de la derecha sionista, tiene la posibilidad de elegir funcionarios en el aparato judicial que le den cobertura para rehabilitar su imagen política y dar continuidad a la política genocida que practica el estado israelí contra el pueblo palestino, la cual recientemente asesinó a seis palestinos en la ciudad de Nablus el pasado 25 de octubre.
Es así que este año pasó desapercibido el 50 aniversario de la masacre de Munich, ocurrida en esa ciudad, que por entonces pertenecía al Estado imperialista de Alemania Occidental (la República Federal Alemana, nombre que persiste hoy luego de la reunificación ─en realidad anexión de la Alemania Oriental─, tras la caída del Muro de Berlín), mientras se celebraban los XX Juegos Olímpicos. En aquella ocasión, el grupo terrorista Septiembre Negro asesinó a 11 atletas de la delegación israelí. ¿Qué eventos llevaron a la tragedia?
Los XX Juegos Olímpicos
Banderas de México, Grecia y Alemania occidental. 27 de octubre de 1968: en el Estadio Olímpico Universitario se anuncia la sede de los XX Juegos Olímpicos en Munich.
Munich había sido escogida como sede para suceder los Juegos Olímpicos de México de 1968. Si bien esos juegos se vieron brevemente ensombrecidos por la masacre del 2 de octubre, eso no hizo que la seguridad alrededor de la Villa Olímpica, situada en la delegación Tlalpan, se viera aumentada. Por el contrario, el periodista francés Fernand Choisel declaraba que "en 1964 no me habían gustado los juegos de Tokio. El ambiente era frío y la organización casi militar. Esos juegos no tenían alma. En México sí. Cuatro años después ocurrió lo de Munich. El Comité Olímpico quedó traumado. La seguridad se volvió la prioridad absoluta y desde entonces, para los reporteros se volvió imposible cubrir los juegos".
Reproducimos estas palabras porque precisamente Múnich tenía como objetivo dar una nueva cara ante el mundo. No solamente por el hecho de que permitía dar propaganda de "cómo se vivía" en la Alemania "libre y democrática" (imperialista), sino también para dejar atrás el estigma que dejaron los antecesores Juegos Olímpicos: los de Berlín de 1936, inaugurados por Hitler y adornados con esvásticas.
Ante la presión de dejar atrás el estereotipo de lo estrictos que son los alemanes, como lo señala arriba Choisel, las de Múnich fueron unas olimpiadas en las que la seguridad era muy laxa, permitiendo que, igual que en México 68, la Villa Olímpica fuera "como un molino" en el que cualquiera podía entrar y salir sin mayor problema.
El otro Septiembre Negro y la situación palestina
Paralelamente, Israel venía gestando los frutos de la Guerra de los Seis Días acaecida en 1967 y en la que el resultado fue la ocupación militar de Gaza, Cisjordania y la península del Sinaí arrebatada a Egipto. Siendo que el Estado sionista ya desde su concepción tenía inscrita la expulsión de los palestinos de su propio territorio, esto generó la enemistad de las naciones árabes y la consiguiente diáspora palestina.
Como consecuencia de ello y de la ocupación de tierras palestinas, la Organización por la Liberación de Palestina (OLP), se tuvo que refugiar en la vecina Jordania. La OLP es una coalición de organizaciones nacionalistas palestinas entre las que se encuentran el Movimiento Nacional de Liberación de Palestina (Fatah, por su contracción en árabe), el Frente Popular para la Liberación de Palestina (de carácter estalinista), entre muchos otros. Dirigida entonces por Yassir Arafat, la OLP comenzó a tener roces con el ejército jordano por la creciente oposición de la población jordana a la monarquía por considerar a las autoridades jordanas (ejército y policía) como impotentes, a la vez que los fedayines (milicianos) palestinos comenzaron a recaudar impuestos y a hacer retenes a autos jordanos.
La situación devino en un punto de quiebre. El FPLP comenzó a secuestrar aviones para exigir la liberación de prisioneros políticos, causando que el rey jordano, Hussein I, ordenara ataques en los campamentos de refugiados palestinos, donde los fedayines se encontraban fuertemente acuartelados. A pesar de ello el 17 de septiembre de 1970 comenzaron los combates; una semana después, fuerzas sirias entraron a Jordania en apoyo a las fuerzas palestinas y Hussein I se vio en la necesidad de pedir ayuda a Estados Unidos e Inglaterra. Así, las jornadas culminaron en lo que se conoció como el "septiembre negro", que fue el comienzo de la expulsión de los palestinos de Jordania.
Como consecuencia de ello es que se formó el grupo terrorista Septiembre Negro luego de un congreso de la OLP celebrado entre agosto y septiembre de 1971 para otorgar concesiones al ala más radical dentro de la OLP que exigía una postura más combativa. Uno de sus primeros atentados fue el asesinato del primer ministro de Jordania, Wasfi el-Tell, el 28 de noviembre de 1971.
La masacre de Munich
La noche del 4 de septiembre de 1972, a dos semanas de haberse inaugurado los XX Juegos Olímpicos en Munich (el 26 de agosto), los fedayines de Septiembre Negro ingresaron con llaves robadas a la Villa Olímpica alemana y secuestraron a la delegación israelí. Compuesta originalmente por 17 atletas (dos de ellos mujeres), la delegación israelí en su mayoría dormía en dos complejos de departamentos de la Villa Olímpica en el número 31 de la Connollystraße.
Al intentar ingresar al complejo, el árbitro de lucha libre de 40 años, Yossef Gutfreund, escuchó un tumulto afuera del departamento, despertando y logrando bloquear momentáneamente la entrada de los fedayines de Septiembre Negro, dando tiempo al entrenador de pesas Tuvia Sokolovsky de huir al lograr romper el seguro de una ventana. Sin embargo, el forcejeo obligó a Gutfreund a abrir la puerta.
Una vez dentro, los fedayines tomaron a los atletas como rehenes, entrando cuarto por cuarto. Entre ellos estaba el entrenador de lucha Moshe Weinberg, quien se opuso a los milicianos, pero fue herido y posteriormente les mintió diciendo que no eran israelíes, conduciéndolos al complejo 2, donde habían otros atletas de levantamiento de pesas, pero fueron sorprendidos durmiendo y no pudieron superar a los integrantes de Septiembre Negro, cayendo como rehenes.
Weinberg nuevamente intentó luchar contra los fedayines, logrando herir a uno, pero fue ultimado, aunque ello le permitió al luchador Gad Tsobari escapar. También entre los rehenes se encontraba Yosef Romano, levantador de pesas que también intentó oponerse a su secuestro, pero también fue abatido por los fedayines.
El saldo fue de dos atletas muertos y nueve rehenes: los halterofilistas Ze’ev Friedman y David Berger, Yakov Springer (juez de pesas), el luchador Eliezer Halfin, el ya mencionado árbitro Yossef Gutfreund, el entrenador de tiro Kehat Shorr, el luchador grecorromano Mark Slavin, el entrenador de esgrima Andre Spitzer, y el entrenador de atletismo Amitzur Shapira.
Entre los milicianos de Septiembre Negro se encontraban: el líder Luttif Afif (quien usaba el pseudónimo Issa, nombre de Jesús en árabe), Yusuf Nazzal (apodado por la prensa como "Tony" por su vestimenta y sombrero de vaquero), Afif Ahmed Hamid, Khalid Jawad, Ahmed Chic Thaa, Mohammed Safady, Adnan Al Gashey y su sobrino Jamal Al-Gashey.
Entre el 5 y el 6 de septiembre los terroristas entablaron negociaciones con las autoridades alemanas e israelíes exigiendo la liberación de presos políticos palestinos o matarían uno a uno a los rehenes. A pesar de que hubo un intento de tomar por asalto el complejo departamental, los fedayines advirtieron que cumplirían sus amenazas luego de que la operación fuera transmitida por televisión, misma que fue sintonizada en el departamento secuestrado por tener una tele incluida.
Finalmente, la noche del 6 de septiembre, los atletas y fedayines fueron proporcionados de dos camionetas desde donde partieron de la Villa Olímpica a la base aérea de la OTAN de Fürstenfeldbruck. Una vez allí, fueron emboscados por fuerzas alemanas. El resultado fue de cinco milicianos de Septiembre Negro abatidos, un policía alemán muerto en el fuego cruzado y los 11 atletas israelíes muertos ya sea por ráfagas de metralleta o por una explosión de granadas.
Los límites de Septiembre Negro y consecuencias de la masacre
Ya desde antes Israel venía advirtiendo sobre los grupos terroristas palestinos, pero luego de la masacre de Munich, la insistencia recrudeció. Como respuesta, el gobierno de Golda Mier decretó la operación Cólera de Dios, en la que agentes del servicio secreto israelí, el Mossad, cazaron uno a uno a los autores intelectuales y materiales de la masacre. Por otro lado, como mencionaba el periodista Choisel, la seguridad en lo que quedaba de los Juegos Olímpicos y a partir de entonces en las futuras competencias deportivas olímpicas se vio seriamente aumentada.
No sorprende que el Estado sionista quiera sacar provecho y considere a todas las organizaciones palestinas como potenciales terroristas para justificar sus agresiones sistemáticas a la Franja de Gaza. Al mismo tiempo, los cuerpos de los fedayines fueron regresados a tierras árabes, donde muchos recibieron procesiones tumultuosas por haber ayudado a la causa palestina. En la cultura popular, el documental Un día en septiembre da un repaso detallado de lo que aconteció esos fatídicos días, a la vez que el director Steven Spielberg llevó a la pantalla grande una adaptación titulada Munich en 2005, donde se dramatiza tanto el secuestro y muerte de los 11 atletas israelíes como la subsecuente Operación Cólera de Dios. También se hizo en 1976 la película 21 horas sobre Munich dramatizando los eventos de la Villa Olímpica, aunque no tuvo una recepción crítica tan buena.
Pero la perspectiva estratégica de Septiembre Negro y la OLP se dio en medio de una oleada revolucionaria a lo largo y ancho del planeta abanderada por el Mayo Francés en 1968. Como parte del espíritu de época, además de las luchas de la juventud, de la clase obrera, por sus propias demandas y contra la guerra en Vietnam, florecieron mucho las organizaciones guerrilleras de las que la OLP fue parte; por el contrario, Septiembre Negro surgió como una fracción radicalizada enfrascada en tácticas de guerrilla urbana y acciones mediáticas (diferente del terrorismo islámico para llevar adelante un programa de corte religioso como el que practican organizaciones como Al-Qaeda o Hamas, organizaciones a las que el régimen sionista y el imperialismo ponen en la misma bolsa para criminalizar la causa del pueblo palestino). [1]
Ninguna de estas propuestas ponía por delante la acción de las masas trabajadoras palestinas e israelíes. A pesar de que las intenciones de la OLP y Septiembre Negro eran loables (en tanto se enfocaban en la liberación de presos políticos), sus métodos no correspondían con la causa proletaria mundial (ni los defendemos desde este medio).
Muy distinto hubiera sido poner por delante una perspectiva enfocada en la acción unitaria de las masas de la región árabe que plantee la perspectiva de una Palestina única, indivisible, laica, obrera y socialista que permita la coexistencia pacífica de palestinos, israelíes, árabes y judíos. Un aspecto destacado de esta perspectiva, la unidad por encima de la raza y religión contra el enemigo común colonialista, se pudo ver en las Intifadas de 1987 y 2000, en las que sectores de la población israelí tomaron las calles en solidaridad con el pueblo palestino. Sin embargo, esta salida es obstaculizada precisamente por la OLP, que defiende una perspectiva basada en el nacionalismo burgués y que propone un Estado palestino capitalista que en los hechos está subyugado al régimen sionista.
La huelga general de 2021 dejó en claro que el pueblo palestino todavía tiene un poder fuerte que podría utilizar si levanta una alternativa independiente tanto del régimen sionista como del gobierno colaborador de Fatah y la Autoridad Palestina, así como de Hamas y su programa islámico. Lejos del aventurerismo de organizaciones como Septiembre Negro, es importante impulsar la lucha de los trabajadores palestinos a ambos lados del muro criminal de Israel, en alianza con los trabajadores israelíes, la juventud judía del mundo que se moviliza contra el sionismo genocida y junto a los demás pueblos del Levante contra el Estado sionista, brazo armado del imperialismo mundial en la región (y que se ha aliado a las reaccionarias burguesías de las petromonarquías árabes), por una Palestina que recupere su territorio histórico bajo un gobierno obrero y por una Federación Internacional de Repúblicas Árabes del Cercano y Medio Oriente. Esa es la perspectiva que defendemos desde La Izquierda Diario.
[1] Hamas (contracción en árabe de “Movimiento de Resistencia Islámica”) es una organización palestina de carácter islamista nacida en 1987. Su programa busca la creación de un Estado palestino religioso basado en la ley Sharia. Hamas hoy gobierna la Franja de Gaza desde 2007 al prometer la eliminación del criminal bloqueo que sostiene Israel sobre esa porción del territorio palestino; en los últimos años, Hamas ha incrementado su presencia en Gaza al ser el grupo más beligerante en contraposición al colaboracionismo de Fatah y la Autoridad Palestina con el Estado sionista.
Óscar Fernández
Politólogo - Universidad Iberoamericana