Este martes se votará por segunda vez la propuesta de acuerdo entre Theresa May y la Unión Europea (UE) sobre los términos de salida del Reino Unido (RU) de la comunidad europea.
Martes 12 de marzo de 2019 10:08
Luego de una rápida escapada nocturna a Estrasburgo, en el día de ayer la Primera Ministra ha declarado que durante su vista ha dado pasos decisivos y que el mecanismo de salvaguarda conocido como “back stop”, para resolver el problema de la frontera entre la República de Irlanda (territorio de la UE) e Irlanda del Norte (territorio del Reino Unido), no será para siempre.
Sin embargo, nada está más alejado de la realidad. La enmienda al acuerdo es solo una clarificación que establece que si el RU quiere salir de la cláusula de salvaguarda tiene hacer una petición formal a un comité de la UE únicamente en el caso de que el primero (RU) considere que la ha actuado de mala fe, algo muy difícil de probar, en particular ante un comité creado por Bruselas.
El ala dura antieuropea del Partido Conservador referenciado en el European Research Group (ERG, Grupo de Investigación Europeo por sus siglas en inglés) se encuentra reunida con un equipo de asesores legales para analizar si el nuevo texto es aplicable. Este sector, que ha venido oponiéndose sistemáticamente a los acuerdos entre May y la UE, posee un peso considerable no por la cantidad de diputados que tiene sino porque refleja la posición de la mayoría de los votantes del partido que está a favor del “brexit”.
La línea del laborismo es clara: no van a votar a favor del acuerdo. Jeremy Corbyn respondió a la declaración de Estrasburgo de la siguiente manera: “Las negociaciones de la Primera ministra han fracasado. En el acuerdo logrado con la Comisión Europea no figura ninguno de los cambios que había prometido al Parlamento”. Por su parte, Keir Starmer, el secretario por la salida de la UE de la oposición, declaró en un programa radial en la mañana de este martes que “los así denominados cambios pueden verse en los documentos previos. Como ha dicho la UE, se trata simplemente de una cuestión de interpretación, clarificación y redacción, - pero el ‘back stop’ no se ha ido”. Asimismo, anunció que aplicará la disciplina partidaria a los diputados de su bancada. No obstante, no se sabe qué número de diputados laboristas que representan a distritos afectados por la desindustrialización y favorables al “brexit” se rebelará contra la política oficial de su formación votando a favor del acuerdo.
Si el texto de May con la UE no se aprueba en el debate de hoy el futuro será muy problemático. Esto dependerá, por supuesto, del margen de diferencia. Si el resultado es cercano a los 230 votos de diferencia de la primera votación, May quedaría todavía mucho más debilitada de lo que está. Si pierde con un margen de entre 50 y 150 votos puede tratar de elaborar una nueva propuesta que cuente con los votos de la bancada del Partido Laborista, además de los diputados europeístas de su propia formación. Esto significaría concertar un acuerdo que incluya una Unión aduanera y un Mercado único (común), o sea, una especie de “Acuerdo a la noruega” (“Noruega +” en inglés). Ese acuerdo, el tercero, deberá ser aprobado por el Parlamento.
¿Cuáles serian las consecuencias de esta táctica?
May se arriesgaría a dividir a su propio partido y significaría, además, que gana la posición del Partido Laborista que viene insistiendo en un acuerdo a “la noruega” desde hace tiempo. Las pérdidas más graves las sufriría su propia formación porque además del ala “brexit” parlamentaria perdería el apoyo de los votantes de base. A su vez, el Partido Laborista votaría su propia política, pero presentada por May, lo que podría costarle el apoyo de la base pro “brexit”. Considerando las perdidas y ganancias de esta movida, de los dos partidos mayoritarios, los Conservadores se verán más perjudicado y tampoco está descartado que la Primera Ministra se vea obligada a renunciar, decisión que tampoco representaría una solución al “brexit”.