Este medio recopiló denuncias de la comunidad educativa que siguen llegando: la realidad de la escuela pública no le causa gracia a nadie, salvo al periodista del 13.
Juana Galarraga @Juana_Galarraga
Martes 7 de agosto de 2018
Cada domingo Jorge Lanata intenta hacer algo así como humor político con una sitcom, “Verano del 18”, protagonizada por imitadores de figuras como Macri, CFK y Christine Lagarde.
Las performances actorales de los imitadores y la calidad del producto humorístico, provocan incomodidad (algo más parecido a la vergüenza ajena, que al malestar que el humor político puede provocar en un espectador cuando es certero, ácido y perspicaz). Sin embargo, la última entrega de este segmento de “Periodismo Para Todos”, fue un poco más allá del humor berreta.
Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta y Jaime Durán Barba se frotaban entre sí mientras tiritaban de frío. Estaban en el aula de un colegio donde, según denunciaban, alguien se había robado la estufa. En la actual coyuntura, las palabras escuela y estufa en una misma oración de ninguna manera pueden constituir un chiste, a menos que se peque de una absoluta ausencia de sentido de la oportunidad.
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Luego del crimen social que se llevó las vidas de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez por el estallido de las instalaciones de la escuela N° 49 de Moreno, nada que tenga que ver con el estado de la educación pública causa gracia.
Aunque, si el mismísimo Presidente se tomó la licencia de referirse a los escapes de gas como “problemitas”, ¿qué puede esperarse de alguien como Lanata? El periodista no solo admitió que se hiciera el chiste sobre la falta de estufas en el colegio, sino que luego, en su clásico monólogo dominical donde también intenta arrancar carcajadas al público, hizo alusión a las muertes de estas dos personas, que dedicaban su vida al trabajo en la escuela pública.
“Hubo un aprovechamiento político bastante asqueroso del asunto, porque bueno, explotó una garrafa, digamos... esto puede suceder ahí o en Libertador y Ocampo o en cualquier otro lado, puede explotar una garrafa”, deslizó sentado cómodamente con micrófono en mano.
Así, como si la explosión de una garrafa o un escape de gas fueran problemitas cotidianos que, digamos, a cualquiera le puede pasar. Puede explotar una garrafa, así como se te cae un vaso o se quema un foco, puede explotar una garrafa y bueno, ahí en Moreno o en cualquier lugar pueden pasar cosas.
Lejos de denunciar que el establecimiento donde sucedió es una escuela pública, Lanata no mencionó que había radicadas al menos seis denuncias por un escape de gas en la escuela de Moreno y que si pasan cosas en las escuelas públicas hay responsabilidades políticas claras, en este caso de la gobernadora María Eugenia Vidal.
Pero Lanata se cuidó muy bien de mencionar esto. Solo se limitó a recalcar la responsabilidad del Consejo Escolar y del intendente de Moreno, Walter Festa, de filiación kirchnerista.
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Lanata se agarró de las declaraciones del dirigente de Suteba Roberto Baradel el día de la explosión, para hacer eje en la “utilización política” de los asesinatos. Con esto pretendió deslegitimar el reclamo de todo un pueblo que salió espontáneamente a la calle, hastiado por la situación de abandono que enfrenta la comunidad educativa de Moreno y movilizó por miles hacia el Consejo y el municipio.
El reclamo por las condiciones deplorables de las escuelas de la localidad, lejos de ser un intento de aprovechamiento político de las muertes, fue un grito contra el ajuste que padecen todos los días docentes, auxiliares, estudiantes y padres: la muerte es el límite.
¿Suficiente ilustración?
En las antípodas del concepto de periodismo y de verdad de Lanata, este medio abrió un espacio para que la comunidad educativa denunciara la realidad cotidiana de la escuela pública.
En algo no se equivocó el conductor estrella de Canal 13 y es en que una explosión puede ocurrir en cualquier lado. No porque un hecho de estas características constituya un evento fortuito o un accidente a secas, sino porque la desinversión y la desidia estatal se extiende por todo el territorio bonaerense como una peste.
Una explosión, un derrumbe, una electrocución o hasta una infección por hantavirus por ejemplo, son algunas de las cosas que pueden pasar en las escuelas públicas según las denuncias que llegaron a La Izquierda Diario.
“En la escuela secundaria N° 67 Atahualpa Yupanqui, La Matanza, se percibe un fuerte olor a gas en el aula donde funciona, 1° 3r del turno tarde. Mi hija ha llegado a salir descompuesta, a tal punto que he conversado con la vicedirectora y me dijo que ya habían revisado las instalaciones y no dieron con la fuga”, informaron desde González Catán.
En la Escuela Primaria N° 6 del distrito de General Pueyrredón, el suministro de gas está cortado por Camuzzi por pérdidas.
“En mi jardín 1016 de González Catán hay pegada a mi sala una chancha (gas envasado) que pertenece al edificio de la secundaria que está continua al jardín, sin protección, sin cartel, expuesta en la vereda, en un lugar donde los vecinos queman basura al lado”.
Desde Necochea llegó información sobre la Escuela Secundaria N° 15, donde hay falta de calefacción. En el jardín de infantes N° 920 se llueve el techo “justo donde está la térmica”.
El edificio del colegio N°12 distrito 15 de Reconquista “está en muy malas condiciones, tenemos palomas adentro, hongos en las paredes, ventanas que no cierran o abren, hay goteras que tocan los cables de luz y antes del receso hubo fugas de gas por lo que lo cortaron y estamos sin calefacción hace más o menos un mes. Además el ministerio no envía productos de limpieza desde el comienzo de año y no contamos con presupuesto para comprar lo necesario así que está sucio”.
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Matías Silva, profesor de Historia Sociopolítica de Argentina y Latinoamérica en el Conservatorio de Música de Mercedes, informó que en el instituto “el techo se encuentra muy deteriorado, entra agua por todas partes cuando llueve. Se trata de un terciario dependiente de la Provincia de Buenos Aires pero el edificio pertenece a la Municipalidad de Mercedes. El intendente prometió ayuda pero en una reunión reciente envió a un funcionario a decir que no había dinero y que ‘hagamos una pollada para recaudar fondos’. Desde la Municipalidad se presupuestó el arreglo en $250.000 cuando en realidad por consultas directas sabemos que el arreglo no cuesta más de $20.000. Quieren hacer un negociado a partir de nuestro problema. Por otro lado vale aclarar que el año pasado la Municipalidad donó $186.00 para construir el techo de una iglesia”.
La Escuela Secundaria N° 22, está ubicada en un barrio muy humilde llamado Santa Laura. Allí “hace más de 15 años solicitamos la finalización de un SUM (Salón de Usos Múltiples), para educación física. Los alumnos hacen esta actividad en el patio, donde está la obra sin terminar. Es muy peligroso porque hay hierros en el piso”. En la secundaria 31, Manuel Dorrego de Morón, no funciona la caldera desde hace un año. Esto se suma a “los vidrios rotos de las aulas. Es imposible estar, te morís de frío”, contó Cintia Benítez.
María Azul Staniscia denunció que en la Escuela Superior de Artes Visuales Martín Malharro de Mar del Plata, estuvieron varias semanas sin clases por peligro de derrumbe del tanque de agua. “Luego habilitaron una parte de la escuela mientras se hicieron las obras. Cursamos además en distintos anexos, entre ellos la Escuela Primaria Provincial N° 5 General José De San Martín, ubicada a unas cuadras” donde hay problemas en un techo.
En la escuela N° 6 Victoriano Montes, de San Fernando “están mal las instalaciones eléctricas hace años, se cambió la fase y se reemplazaron las cajas pero todavía hay cortes de luz. Anteriormente hubo un incendio en la dirección por este mismo problema. Dos aulas del primer piso y la biblioteca tienen agujeros en el techo y las paredes se electrifican, se perdieron muchos libros por el agua. Al menos dos veces por año se suspenden las clases por desratización y control de las palomas que viven en el cielo raso de la secundaria René Favaloro, que funciona en el primer piso. A pesar de esto, las ratas se pasean por las aulas”.
“Soy de la escuela 9 y 15 del distrito escolar 3. En ambas escuelas hay humedad en las paredes, azulejos rotos, canillas que no andan, piletas tapadas, falta de higiene (cucarachas, ratas), ventanas que no cierran, falta de sillas, estufas que funcionan mal, ventiladores que no andan”.
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Florencia López estudia en 6to 1ra del colegio José Gervasio Artigas N°6 de San Fernando. El edificio “tiene varios problemas, como por ejemplo las cañerías de los baños. No hay ventanas, no tenemos calefacción, entre tantas otras cosas. Hay veces que no tenemos clases ya que hay goteras, por los baños o ya sea por el frío que se sufre".
La enumeración podría seguir y las denuncias continúan llegando. De todos modos, los testimonios bastan para ilustrar una realidad que no le causa gracia a nadie, salvo a cínicos como Lanata. Su esfuerzo por blindar la imagen del Gobierno y limpiar de responsabilidades a la gobernadora Vidal, dan cuenta de un ejercicio periodístico tan berreta como el humor político de su programa.