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Red Internacional
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#8M. Las mujeres coparon las calles del país

Cientos de miles se movilizaron contra la violencia patriarcal, los feminicidios, el acoso en sus múltiples formas, y también contra la discriminación en los trabajos, la precarización laboral, la pobreza feminizada y la criminalización de la protesta.

Jueves 9 de marzo de 2023

8M 2023. Foto: La Izquierda Diario Uruguay.

8M 2023. Foto: La Izquierda Diario Uruguay.

Cobertura audiovisual colaborativa: La Izquierda Diario Uruguay, Pan y Rosas, Comisión de Género y DDHH de AFFUR.

Una marea feminista, como se suele llamar, invadió las calles, plazas y espacios públicos en más de 40 puntos en todo el país. Banderas y pañuelos lilas, rostros pintados y remeras con consignas se vieron por todos lados. Ayer el espacio público – que es un espacio político – fue absolutamente de las mujeres.

Ya desde temprano, en Montevideo se fueron juntando grupos de mujeres en los alrededores de la Plaza Libertad. Allí armaban carteles y pancartas, se pintaban, coreaban canciones y se preparaban para la macha.

Paro de mujeres y precarización laboral

El paro de 24 horas para mujeres dispuesto por el PIT-CNT pudo concretarse en la administración pública, en las distintas dependencias del estado, en la educación pública en sus distintos niveles, y en algunos sectores del ámbito privado. Pero hubo mujeres que no pudieron parar, o porque no cuentan con un sindicato, o por miedo a las represalias de sus patrones. Es que el nivel de precarización laboral que existe en Uruguay es cada vez más alarmante y, como dicen las mujeres, la precarización tiene cara de mujer, ya que son quienes ocupan los empleos peor remunerados, sin registrar y sin derechos. Una trabajadora de una peluquería nos contaba que su patrona – mujer – les decía “acá tenés horario de entrada, pero no de salida”. Contra esta situación también se marchaba ayer.

Existen otras caras de la precarización, y se encuentran en el ámbito público. El Estado es el mayor precarizador, y esto no es solo una consigna, sino que los distintos ministerios y programas, hace más de 15 años que vienen tomando personal con contratos a término sin ningún tipo de derecho laboral (ni aguinaldo, ni indemnización, ni otros derechos como días de estudio, etc.).

Párrafo aparte merecen los Jornales Solidarios que emplearon a decenas de miles de personas en todo el país, y cuando el gobierno de derecha lo creyó conveniente, de un día para el otro se cortaron, dejando a un montón de gente literalmente en la calle. Más allá de las posturas demagógicas de intendencias como la Montevideo, las mujeres de los jornales solidarios necesitan trabajo digno, no quieren más trabajo precario, ni que se juegue con sus necesidades.

Todavía al día de hoy existe una brecha salarial entre hombres y mujeres. A esto se le suma la discriminación en los trabajos ya que muchas veces se contratan varones, porque las mujeres son “faltadoras” debido al cuidado de sus hijas e hijos. Todavía sigue existiendo que en los trabajos les pregunten “¿tenés pensado tener hijos?”. Eso es discriminación.

Tocan a una, nos tocan a todas

Las mujeres se manifestaron contra la violencia patriarcal, los feminicidios, la violencia vicaria, la trata y explotación sexual, y el acoso en sus múltiples manifestaciones. Más de una vez se coreó “ni una muerta más, ni una mujer menos” y “tocan a una, nos tocan a todas”.

Iglesia, basura, vos sos la dictadura

Inevitable fue ver las columnas de las mujeres que al pasar por la Iglesia del Cordón comenzaban a corear consignas y cánticos contra esta institución reaccionaria que pretende reprimir la vida y la sexualidad de las mujeres, y encima defiende curas abusadores y pedófilos. Una institución, como se decía ayer, que hoy sostienen un discurso provida, pero que hace cincuenta años, estaban defendiendo el Terrorismo de Estado en muchos países de Latinoamérica.

Ayer, la Iglesia se encontraba totalmente vallada y con una veintena de policías fuertemente armados y pertrechados custodiando la puerta. Es claro que “a los violadores, los cuida la policía y la justicia”.

Pobreza feminizada

Las estadísticas muestran que las niñas y mujeres somos la mayoría dentro de los sectores más pobres de la sociedad, ya que accedemos de forma deficitaria a los servicios básicos como el agua potable o el saneamiento, y que no tenemos garantizadas nuestras necesidades básicas como una alimentación mínima o una vivienda digna.

La pobreza se expresa también en los bajos salarios: un tercio de la clase trabajadora cobra menos de $ 35 mil, y muchas de ellas son mujeres que trabajan en los supermercados y otros comercios, como empleadas domésticas, como obreras en talleres y fábricas, como peonas zafrales en la cosecha de la uva o el arándano. En algunos casos, esta situación llega hasta sectores de maestras.

El flagelo de la pobreza, lo mismo que el de la precarización laboral, es encubierto con las estadísticas del nivel de empleo, donde marca un relativo bajo nivel de desocupación. Pero no se muestra que el nivel de empleo está lleno de estos trabajos mal pagos, precarios, sin registrar o con contratos a término, incluyendo en áreas del Estado.

Feminismo es revolución … para algunas

El PIT-CNT convocó al 8M desde un Feminismo de Clase antirracista y anticapitalista. Sin embargo, para que el Feminismo cumpla con esos requisitos debe cuestionar verdaderamente – y no solo en discursos – las estructuras capitalistas y patriarcales que nos explotan y oprimen. Es decir, que tienen que pelear contra la explotación capitalista, empezando por luchar contra la precarización, que tiene rostro de mujer inmigrante y racializada. Si el Feminismo es anticapitalista, no puede contentarse con luchar por la “democracia” a secas, porque la que tenemos es una democracia … burguesa, y ya bastante mal nos va. Un Feminismo anticapitalista debe ir más allá de las migajas que nos brinda este régimen político, debe cuestionar la ganancia de los patrones.

Por eso, desde la Agrupación de Mujeres Pan y Rosas paramos y marchamos ayer con una postura de clase anticapitalista, antipatriarcal y levantando bien altas nuestra bandera por un Feminismo Socialista, es decir uno que, no solo cuestione la explotación y la opresión que vivimos todos los días, sino que se proponga destruir todas las estructuras reaccionarias de este sistema, y que quiera levantar otro tipo de sociedad, socialista, basada en una verdadera democracia de las y los trabajadores.