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León Ferrari, recurrencias de un artista infernal

Carmela Torres

ARTE
León Ferrari, serie ’Mimetismos e infierno’.

León Ferrari, recurrencias de un artista infernal

Carmela Torres

Ideas de Izquierda

Hasta agosto se puede visitar "Recurrencias", la primera exposición individual que el Museo Nacional de Bellas Artes le dedica al artista argentino León Ferrari.

Originalmente, la muestra estaba prevista para el 2020, pero pandemia mediante se inauguró recientemente “Recurrencias”, a diez años de la partida del artista. Es la primera exhibición antológica en el Museo Nacional de Bellas Artes del artista. Las obras provienen de la colección del museo, la colección de la familia Ferrari y de la "Fundación Augusto y León Ferrari Arte y Acervo".

La misma cuenta con la curaduría de Cecilia Rabossi y el director del museo Andrés Duprat, tiene cerca de 250 obras entre dibujos, collages, tintas, grabados, objetos, cerámicas, fotografías, planos y heliografías del período 1960-2011. Además está proyectada de forma continua el documental Civilización (2012), dirigido por Rubén Guzmán, acerca de las ideas del artista de su obra La civilización occidental y cristiana, un Cristo crucificado sobre un avión de guerra estadounidense, una denuncia a la relación existente entre religión, política y violencia en Occidente.

Organizada en cuatro núcleos temáticos, la exposición no cuenta con un recorrido cronológico, sino que destaca justamente temas recurrentes del artista. Sus más grandes obsesiones.

León Ferrari.

La civilización occidental y cristiana

León Ferrari sigue siendo una importante referencia en la unión entre el arte y la política. El arte y la cultura en los años ‘60 en Argentina se desarrolló en medio de un gran ascenso obrero y popular, donde la clase trabajadora, estudiantes y el pueblo desafiaron en las calles la dictadura de Onganía. La producción artística plástica de ese entonces contaba con una gran variedad de obras y experiencias que nacieron de un proceso de ruptura con las instituciones oficiales. Es así que muchos de los artistas se propusieron hacer de la “vanguardia estética” parte de la vanguardia política.

En 1965, León Ferrari presentó en el Premio Nacional de Instituto Torcuato Di Tella, la obra que le da nombre dicho núcleo temático: La civilización occidental y cristiana, acompañada por la única frase: “El problema es el viejo problema de mezclar el arte con la política”. Una crucifixión contemporánea que hacía alusión a la guerra de Vietnam; una obra de arte precursora ya que el artista introduce una “fuerza de choque”, en un lugar privilegiado para la vanguardia artística como lo era el Di Tella. Su existencia en ese entonces quedó sólo registrada en el catálogo, ya que León retiró la obra después de que Romero Brest (director del Instituto) le ofreció dejar otras de sus obras con el mismo sentido; pero le pidió que retirara el avión por lo conflictiva que podía llegar a resultar para la “sensibilidad religiosa”. A partir de ese momento, el artista eligió el camino político [1] y se limitó a presentar algunas obras políticas en exposiciones colectivas como: “Homenaje a Vietnam” (1966), “Tucumán Arde” (1968) y “Malvenido Rockefeller” (1969), entre otras.

Hoy en día, que la imponente obra esté emplazada en un Museo Nacional de Bellas Artes es de alguna manera un triunfo para el arte local. No olvidemos que hace tan solo casi diez años, la retrospectiva de León Ferrari en el Centro Cultural Recoleta concitó fuertes debates recibiendo mensajes y manifestaciones de apoyo, ante los ataques de los fanáticos ultracatólicos que realizaron misas durante más de un mes, juntadas a rezar, e ingresaron a la sala a romper obras al grito de “Viva Cristo Rey”. Una muestra con un gran alcance mediático, que fue censurada por la justicia y nuevamente re-abierta. León fue hostigado por la Iglesia con la acusación pública del entonces arzobispo Jorge Bergoglio (hoy Papa Francisco); acusándolo de blasfemia. Un hecho inédito para el arte argentino.

Este perfil político en las obras de León también podemos verlo en la diversidad de recursos con la cual fue capaz de registrar y denunciar la violencia. En la serie “Mimetismos e infiernos” (1994), el objeto de santería del Cristo crucificado es puesto en muchas situaciones: en un cuadro camuflado para la guerra, todos juntos formando un “arbolitos de crucificados”, embotellados, entre medio de otros objetos, etc.

Se encuentra también la serie “Nosotros no sabíamos” (1976), que es una recopilación de cientos de artículos periodísticos sobre los crímenes de la última dictadura. “Son las noticias que lograron pasar el tamiz de la censura, o que se dejaron pasar como mensajeras del terror”, dijo el artista a principios de los ‘90 sobre esta serie, tomando como título una frase que se usó cuando ya no pudieron negarse en el debate público las torturas, los campos de detención, y los vuelos de la muerte que fueron parte sistemática del genocidio; León trabaja con diarios y su arte reflexiona sobre la actualidad invitándonos a poner atención, a leer entre líneas.

También podemos recorrer el collage literario conformado por textos, como noticias, manifiesto, donde Ferrari crea un diálogo imaginario entre las palabras de el Papa Pablo VI, el presidente yankee Johnson, militares, Adolf Hitler, periodistas, además de Dios; titulada justamente Palabras ajenas(1965-1967).

En estos collages e ilustraciones sobre la Biblia hay iconografía católica, iconografía erótica oriental e imágenes contemporáneas combinadas. Otra serie impactante es “Nunca más”, que contiene collages que presentan la alianza entre militares y la Iglesia. Según el artista, “Son imágenes que vinculan las aberraciones del terrorismo de Estado, el papel de los medios de comunicación y las crueldades del cristianismo con los delitos de la católica dictadura, hechos que se relacionan también con la Alemania nazi. Estos collages intentan transmitir la dimensión infernal de lo sucedido a manos de las instituciones: el Ejercito, la Iglesia católica, la Justicia, los grupos económicos, el Estado represivo”. Estos collages ilustraron los fascículos del informe de la CONADEP (1984), que Página/12 publicó en 1996.

León Ferrari.

“Abstracciones” y “Arquitecturas de la locura

En el núcleo de abstracciones, la línea es un elemento central de la obra de León. También lo es su carácter “espeso", ya que la línea se multiplica, se modula y se trabaja de muchas maneras, explorando así las posibilidades del dibujo como escritura y como palabra, donde la caligrafía tiene una fuerte carga de humor y sarcasmo.

El artista se exilió en 1976 junto a su familia en San Pablo. Allí comienza a experimentar con nuevos medios gráficos, como la heliografía, que es un procedimiento que permite duplicar dibujos por medio de la luz en un papel sensible, que combinaba con sellos y planos de Letraset. También trabajó con fotocopia, arte postal, litografía, microficha, videotexto y libro de artista, entre otros.

En la muestra podemos ver los planos que León denominó “Arquitecturas de la locura”, que enviaba por correo con la idea de democratizar el arte y difundir sus producciones. Realizadas entre 1982 y 1983, se pueden ver representadas personas, camas, puertas, inclusive inodoros, incorporados con calcos de Letraset en planos imposibles y abrumadores. Muestran una sociedad donde los habitantes están despersonalizados, con infinidad de personas que no dejan de perderse y encontrarse en las líneas, de serpentear y moverse (aún en una imagen estática), un enredo que se repite infinitamente.

León Ferrari.

Infiernos y otras cuestiones devotas

En los años ‘80 León realizó un gran estudio sobre los textos y la iconografía cristiana. Se encuentran allí las series, “Paraherejes”, “La Biblia”, “Proyecto contra el Infierno”, “La Basílica” y “Relectura de la Biblia”.

De distintas maneras hay aproximaciones al tema. Con imágenes, palabras y objetos, destacando la violencia en los pasajes de la Biblia y cuestionando la idea de infierno y sus representaciones en la historia del arte. Con un gran manejo de la técnica del collage, podemos observar obras con reproducciones de escenas religiosas de “maestros de la historia del arte” que son modificadas.

Hay experimentos con aves e instalaciones realizadas con objetos de santería cristiana que crean imaginarios impensados. Los santos y los cristos de yesos son sometidos a infiernos domésticos por medio de los electrodomésticos y artefactos de la cocina. La denuncia de la tortura es un elemento que podemos ver desde lo cotidiano.

León Ferrari.

“Recurrencias” reflexiona y problematiza las preocupaciones latentes en la producción artística de León Ferrari, mostrando su visión crítica, su mirada ante la violencia estatal y eclesiástica, tratando de borrar los límites entre la abstracción y lo político para mostrar una continuidad en la experimentación formal y discursiva.

Lo popular, el juego, la ironía y lo kitsch tienen una gran importancia, León supo introducir en sus producciones diversas estrategias conceptuales para vincular dibujo y escritura, imagen y texto, los objetos cotidianos y la poesía, creando así nuevas formas visuales. Una muestra imperdible; León, con inteligencia y poesía, supo conmover dejando su impronta.

León Ferrari.

“León Ferrari. Recurrencias”
Museo Nacional de Bellas Artes. Av Del Libertador 1473, CABA.
Hasta el 13 de agosto de 2023 en el Pabellón de exposiciones temporarias. Martes a viernes de 11 a 20hs. Sábados y domingos, de 10 a 20. Entrada libre y gratuita.


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NOTAS AL PIE

[1“Cuando cambié de idea sobre el arte, a raíz de los bombardeos en Vietnam, le advertí [a Romero Brest] que haría otra cosa. Cuando vio el avión montado, unos dos o tres días antes de la inauguración, lo noté preocupado. [...] Yo me encontré en una suerte de disyuntiva: o tomar el camino de las artes plásticas, que indicaba o exigía retirar todo y denunciar la censura, o el camino de la política, mi propósito inicial de exponer algo precisamente allí sobre el Vietnam, en el lugar de las libertades que proclamaban los EE. UU. bombarbeadores” (Carta a Andrea Giunta, 2004).
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Carmela Torres

Contraimagen
Nació en Gran Buenos Aires en 1987. Militante del PTS y miembro de Contraimagen. Licenciada en Artes Visuales de la UNA y maestranda en Artes Electrónicas de la UNTREF.