Por unanimidad, los 59 senadores presentes en el recinto dieron sanción definitiva a la ley "Micaela García", que dispone la capacitación obligatoria en materia de género para los tres poderes del Estado. El radical Juan Carlos Marino, que realizó un descargo al comienzo de la sesión, negando una acusación de abuso sexual, se ausentó al momento de la votación.
Sol Bajar @Sol_Bajar
Miércoles 19 de diciembre de 2018 19:00
Foto Argentina Federal
La iniciativa, que lleva el nombre en homenaje a la joven militante del Movimiento Evita de Entre Ríos, que murió víctima de femicidio en 2017, en la localidad de Gualeguay, había sido presentada en mayo de ese mismo año para promover la “capacitación obligatoria" en la materia, para todas las personas que integran "los tres poderes del Estado". A pesar del amplio apoyo que tenía el proyecto, permanecía cajoneado en la Comisión de Familia, Mujer, Niñez y Adolescencia de la Cámara baja, sin perspectivas de llegar al recinto.
La indignación que despertó el fallo de la justicia marplatense, que dejó sin condena a los acusados de la violación y el femicidio de Lucía Pérez, así como la enorme repercusión que despertó la reciente denuncia de Thelma Fardín contra el actor Juan Darthes, obligaron al gobierno a incluirlo en el temario de las sesiones extraordinarias.
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El texto aprobado en Diputados en la madrugada de este miércoles, con la presencia de familiares de Micaela y de Lucía, contó con la amplia mayoría de los votos y fue tratado hoy mismo en la Cámara alta. Con una velocidad inusitada, sobre tablas, sin debate, y en medio de las tensiones que abrió la denuncia contra el senador Juan Carlos Marino (UCR-PRO), por abuso sexual a una trabajadora legislativa, los integrantes de este cuerpo aprobaron el proyecto. No obstante, desde la oposición recordaron que el Presupuesto 2019 -que sin embargo aprobaron sin mayores contradicciones- recortó en al menos un 18 por ciento las partidas destinadas a políticas públicas de atención y prevención de la violencia de género.
Qué dice la Ley Micaela García
A partir de ahora, corresponderá al Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), a cargo de Fabiana Túñez, garantizar que esta norma se aplique en todos los poderes del Estado nacional.
Entre otras cosas, el organismo que depende de la ministra Carolina Stanley, deberá ocuparse de formar "directamente" a las "máximas autoridades del Estado” y a todos los integrantes de estos poderes, "sin importar jerarquía ni forma de contratación ni el ámbito en el que desempeñe sus funciones".
Además, tendrá que controlar los materiales y capacitaciones que se brinden al personal de los poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial y organismos descentralizados, y realizar “informes de seguimiento” sobre el impacto que tengan.
De acuerdo a la nueva ley, los contenidos deberán apuntar a la prevención de la violencia de género, siguiendo lo que establece la Ley 26.485, de Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Además, se considerará como una “falta grave” la negativa “sin causa justa” a participar de las capacitaciones.
"A pesar de este Congreso"
La lucha del movimiento de mujeres, que en 2015 instaló el grito "Ni Una Menos", contra la brutalidad de los femicidios, recorrió las intervenciones de los diputados y senadores durante el debate en ambas Cámaras. Sin embargo, fue la diputada del PTS en el Frente de Izquierda, Nathalia González Seligra, quien advirtió con dureza que “si estamos debatiendo esta ley es por la persistencia de la familia de Micaela, por la persistencia de algunos diputados en las Comisiones y, sobre todo, por la persistencia de ese movimiento de cientos de miles de mujeres que ha ganado las calles y que impone sus demandas en la agenda pública, a pesar de este Congreso.".
Como explicó Seligra, algo similar es lo que sucedió con el debate sobre la injerencia de las iglesias en los contenidos educativos, y particularmente en la educación sexual integral, "que este año obtuvo un dictamen favorable pero sigue cajoneada en las Comisiones". "También fue así con el debate sobre el derecho al aborto, que fue vetado en el Senado, a pesar de la movilización de millones en las calles", afirmó.
Demagogia
Luego del femicidio de Micaela y de las movilizaciones masivas que se realizaron en todo el país, para exigir justicia, el presidente Mauricio Macri anunció junto a Fabiana Túñez que impulsaría un plan de acción contra la violencia machista. Entre otras cosas, ese plan incluía la construcción de 36 refugios para las víctimas de violencia, en todo el país. El ya limitado plan, que en ese momento despertó críticas diversas, aún no terminó siquiera de implementarse. "En dos años, desde su anuncio a esta parte, no concluyeron ni la mitad”, dijo la legisladora y dirigente docente del Suteba La Matanza.
Para Seligra, esa misma demagogia es la que despliega también la gobernadora María Eugenia Vidal, que se muestra compungida ante cada caso de violencia machista "pero sigue avanzando en el desmantelamiento de las líneas y programas de atención". No extraña por eso que cuando las mujeres se ponen de pie, y salen a pelear por sus derechos, envíe a sus fuerzas a reprimir, como sucedió recientemente con las trabajadoras de Siam, que luchan por volver a sus puestos de trabajo, para garantizar el sustento diario de sus familias.
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"Es la misma gobernadora que quiere poner una mordaza a los docentes, para que no hablemos de la educación sexual integral, o para que no denunciemos las condiciones que llevaron a la muerte de Sandra y Rubén", dijo, y remarcó que "ni siquiera se conmueven ante las trabajadoras de Nordelta, que denunciaron que no las dejan usar el transporte porque ’olían mal y hablaban mucho’. Tampoco se conmueve ante las trabajadoras desocupadas a las que el propio gobierno les promete asistencia y después les niega las asignaciones. ¿Acaso eso no es violencia No son ellas las que más padecen la violencia de género?".
Hipocresía
Pero la demagogia no es exclusiva del macrismo, y esa también fue parte de la denuncia que llevó al recinto el PTS/FIT. “Vimos en estos días un gran acto de hipocresía”, insistió Seligra, y recordó la imagen de “los senadores de los bloques de la oposición, que posaron para la foto con sus carteles diciendo ‘Mirá como nos ponemos’”, en un intento de mostrarse sensibilizados por la denuncia colectiva de las Actrices Argentinas, que acompañan a Fardín.
“Son los mismos dinosaurios que negaron a las mujeres el derecho a la vida y bloquearon la posibilidad de hacer legal el derecho al aborto”, recordó. "Lo hicieron “para mantener sus acuerdos con las jerarquías de las iglesias. ¿Por qué no se ponen así con la cúpula del Vaticano?”, interpeló. Esas instituciones, que para garantizar la opresión, el orden y el control social, tan preciado para este régimen capitalista y patriarcal, nos exponen a no poder decidir sobre nuestros cuerpos, o a no poder disfrutar plenamente de nuestra sexualidad.
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Como sostuvo la referente del FIT, ese acto de hipocresía no termina en el Congreso ni en la oposición parlamentaria. “A los que ni siquiera les da para hacer demagogia es a las cúpulas sindicales, que están atornillados en sus sillones y han sellado una tregua in eternum con el gobierno. Están inmovilizados frente a los despidos, la precarización y la desigualdad laboral, que afectan particularmente a las mujeres”. “Muchas de ellas han llevado estos reclamos a sus sindicatos, pero las conducciones siguen dándoles la espalda”, manifestó.
"Desde el Frente de Izquierda acompañamos esta ley, que lleva el nombre de Micaela en reclamo de justicia para ella y para todas las pibas, pero lo hacemos reafirmando nuestro compromiso y nuestra lucha para acabar con la opresión a las mujeres y con la explotación a las mayorías trabajadoras, hombres y mujeres, en las que se basa este régimen social. Lo hacemos porque peleamos para dejar de ser mujeres resistiendo los embates del machismo, de la explotación, y estar acompañando permanentemente a las familias en búsqueda de justicia", sostuvo Seligra hacia el final de su intervención. Como manifestó, se trata de pelear por una sociedad donde, por fin, seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.