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Red Internacional
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A 113 AÑOS DE LA HUELGA DE LAS ESCOBAS. Los alquileres, las mujeres y la huelga

De cómo las mujeres organizaron una huelga para frenar la suba de los alquileres y defendieron sus casas organizadas y a escobazos.

Domingo 9 de agosto de 2020 17:31

¿Cómo te trata el sueño de la casa propia? No hace falta explicar mucho, la posibilidad de acceder a una vivienda propia, que tenga todos los servicios garantizados, se volvió algo imposible. El acceso a la vivienda es una problemática sobre la que ningún gobierno tuvo una política seria que ayude a mejorar la vida de millones. ¿Por qué es solo privilegio de unos pocos asegurarse un lugar lindo donde vivir?

El crédito Procrear genera expectativas, pero desde el vamos, ya deja afuera a los y las trabajadores precarizados porque la mayoría de ellos no pueden demostrar ingresos y antigüedad laboral de un año, como se pide en los requisitos. Los que están en esta situación son millones en nuestro país.

Esta problemática es histórica para los trabajadores y las trabajadoras, pero hay experiencias de lucha que merecen ser rescatadas. Hace más de 110 años, en agosto de 1907, comenzó una huelga impulsada por los inquilinos, pero fundamentalmente sostenida por las mujeres, que se conoce como Huelga de las escobas porque era la manera que tenían las mujeres de los conventillos de defenderse de los ataques de la policía mientras estaban en huelga.

¿Por qué tomaron esta medida? La Municipalidad de Buenos Aires había decidido subir los impuestos y los propietarios de los conventillos trasladaron esta suba a los alquileres, que ya eran carísimos. La bronca estalló. Los inquilinos iniciaron una huelga que implicaba no pagar los alquileres.

Los conventillos eran casonas antiguas que estaban ubicadas centralmente en el sur de la ciudad, algunos se pueden visitar actualmente como espacio turístico. Esas casonas las habían abandonado los ricos después de la famosa epidemia de fiebre amarilla, quienes en busca de espacios más abiertos, lejos de la concentración más grande de enfermos, trasladaron sus viviendas hacia al norte. Esto, entre otras cosas, transformó por completo la Ciudad de Buenos Aires, porque la dividió por sectores sociales, en el norte los barrios más ricos, tal cual lo conocemos ahora.

En esas casonas había muchas habitaciones y en cada una de ellas se alojaba una familia o varias, muchos eran inmigrantes que habían llegado en las últimas décadas del siglo XIX. No había servicios sanitarios, ni cloacas y todas las familias compartían un baño. Las mujeres, que pasaban mucho tiempo ahí con sus hijos trabajaban, por ejemplo en la costura, cosían por encargo para particulares o fábricas y las habitaciones se convertían en talleres también. Pero ojo! alquilar una de estas habitaciones era más caro que alquilar una habitación de hotel en París.

¡Se imaginan la que se armó cuando les quisieron aumentar los alquileres!

La decisión de hacer huelga y organizarse no surgió de la nada. Era un contexto de luchas y organización de la clase trabajadora, los socialistas y anarquistas tenían mucha influencia, se organizaban los primeros sindicatos, había huelgas generales, etc. Pero en esta hubo una particularidad que fue el protagonismos de las mujeres.

¿Cómo fue la huelga?

Empezó en un conventillo de la Boca y se extendió a otros barrios y hasta otras ciudades, Rosario, Bahía Blanca, hasta Córdoba y Mendoza, porque el problema de la vivienda, ya en esa época, no era sólo un problema de la Ciudad de Buenos Aires.

Los inquilinos se organizaron con delegados por conventillo , estos delegados se reunían en el “Comité central de la liga de lucha contra los altos alquileres e impuestos”, desde ahí se lanzó la huelga general. Pedían que no se impusieran nuevas subas y que a nivel nacional se bajaran los alquileres un 30 %. Virginia Bolten y Juana Rouco Buela, anarquistas y pioneras en el feminismo, tuvieron una participación destacada, difundiendo la lucha entre trabajadores de todas las ramas.

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¿Cuál fue la respuesta del gobierno? La represión y el desalojo. Y ahí aparecen en escena ellas, con sus escobas, corrían a las fuerzas represivas que intentaban meterse a desalojar, también les tiraban agua hirviendo desde las ventanas, cerraban las puertas con cadenas y se organizaban en guardias durante todo el día para cuidar el lugar. Los días iban pasando, para que se den una idea la huelga duró casi tres meses. Los niños cumplieron un rol central también, iban recorriendo conventillos, avisando la situación y ayudando a sus mamás en la defensa de sus casas. La represión crecía, en medio de un desalojo ordenado por Ramón Falcón, ícono de la represión a los obreros en aquella época, la policía mató a Miguel Pepe un trabajador de 18 años, anarquista. La respuesta fue firme de parte de los huelguistas, se profundizó la medida, se hicieron marchas y fue así que los propietarios tuvieron que ir aflojando. En algunos casos lograron evitar la suba y hasta bajar los precios de los alquileres, en lugares donde estaban menos organizados, algunos desalojos avanzaron. En muchos lugares, se vivió como una victoria, por eso en los patios de los conventillos volvían los festejos, así lo titulaban los diarios de la época.

Esta experiencia deja conclusiones interesantes para pensar cómo enfrentar el problema de la vivienda, la suba de alquileres y el abuso que suele existir hacia quienes alquilan; al mismo tiempo que destaca el rol que las mujeres pueden cumplir en la historia, transformándose rápidamente en un sector de vanguardia en la lucha por defender mejores condiciones de vida.

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Ana Sanchez

Nació en la Ciudad de Buenos Aires en 1984. Docente y miembro del PTS. Colaboró con la edición de Luchadoras. Historias de mujeres que hicieron historia, de Ediciones IPS. @soyanitasanchez

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