Con fortunas que ascienden a más de U$S 1.000 millones, Alejandro Roemmers pasó de U$S 1.800 millones a U$S 2.800 millones de dólares en un año y Claudio Fernando Belocopitt, dueño de una prepaga, se ubican en el top 30 de argentinos más ricos.
Jueves 2 de abril de 2020 10:24
Belocopitt, dueño de Swiss Medical recientemente entrevistado, declaraba que acá “no existen, no han existido aquí, ni en el mundo, solamente en Corea, 44 millones de test”. Sin embargo en Corea del Sur testearon a 4.280 por millón de personas, lo que les permitió la detección temprana.
A la par, el primer anuncio que realizó la firma ante las licencias pedidas por el decreto 207/20 para población de riesgo y para el cuidado de hijos, fue la decisión de que las mismas no sean remuneradas. Un empresario influyente en las decisiones sobre la salud de grandes poblaciones con la misma empatía con la que trata a sus empleados.
Gador y Roemmers, laboratorios de una misma sociedad, ostentan el privilegio de ser las dos primeras marcas en tasa de ganancia del año 2018 según la revista Mercado. “Laboratorios Roemmers tiene cinco plantas distribuidas entre la capital y el Gran Buenos Aires. En 2016 facturó U$S 247 millones. Allí produce una amplia gama de fármacos. La fábrica de medicamentos por sí sola tiene una capacidad de producción de 85 millones de unidades por año. A su vez, el grupo es dueño de los laboratorios argentinos Investi, Poen y Gramon-Millet y tiene el 44 % de las acciones de Gador, uno de los tres más grandes del país”.
Estos son solo dos ejemplos de los enormes negocios que hacen unos pocos con la salud. Los grandes laboratorios y la medicina privada no solo amasan enormes ganancias, sino que también especulan con la necesidad, y la angustia de millones.
Según Marcelo Peretta, titular del colegio de farmacéuticos, el alcohol al 70 % de 500 mililitros que no pasaba de los $ 80 hace tres meses, hoy se ubica en alrededor de los $ 300.
Lo mismo ocurre con los barbijos y con todos los elementos de cuidado necesario.
Hace no mucho, en un galpón de Farmacity encontraron alcohol en gel abarrotado por alrededor de $ 1.000.000, especulando con venderlo a mayor precio, mientras despidieron a sus trabajadores.
Nadie puede decir que estos empresarios, dueños de grandes laboratorios con enormes capacidades de producción y con grandes ganancias, no pueden poner sus productos al servicio de toda la población.
Sin embargo la especulación esta a la orden del día. El Gobierno nacional se va en discursos grandilocuentes, con el presidente diciendo que “no lo van a permitir” pero aún no aparecen estos productos en las farmacias y los precios no hacen más que seguir subiendo y ni siquiera se avanza en lo más elemental como un impuesto a las enormes fortunas de los laboratorios.
Sin embargo, la voracidad de los capitalistas, contrasta enormemente con los ejemplos de los trabajadores de Madygraf, fábrica que produce sin patrones, que reconvirtieron la producción gráfica a la de sanitizantes en gel y mascarillas, para ser donadas al hospital de Escobar y al laboratorio sin patrones Farmacoop (exlaboratorio Roux Ocefa).
La prevención no genera ganancias, la cura sí
Pero la necesidad de ganancia es mucho más siniestra. La realidad es que esta pandemia pudo ser prevista, pero no se financiaron desde los gobiernos las investigaciones necesarias para hallar previamente la cura. Así lo cuenta Bruno Canard, director de investigación del CNRS en Aix-Marseille, cuyo equipo trabaja en los virus de ARN (ácido ribonucleico), que incluyen los coronavirus.
"Fue entonces, en 2003, cuando surgió la epidemia de SARS (síndrome respiratorio agudo severo) y la Unión Europea lanzó importantes programas de investigación para tratar de no ser sorprendido por caso de emergencia. El enfoque es muy simple: ¿cómo anticipar el comportamiento de un virus que no conocemos? Bueno, simplemente estudiando todos los virus que se sabe que tienen conocimiento que se pueden transponer a nuevos virus, en particular en su modo de replicación".
En esta denuncia queda expuesto cómo mientras reine el capitalismo y el afán de lucro que direcciona los recursos, no hay interés por parte de los Estados, en desarrollar investigaciones que ayuden a prever posibles pandemias.
Al compás del avance de las investigaciones científicas actuales para encontrar la cura y a pocos días de dar a conocer los resultados, las acciones de la Gilead Sciences (compañía biotecnológica estadounidense, que investiga, desarrolla y comercializa fármacos antivirales como el que curaba la gripe A, cuyo principal accionista es el ex secretario de Defensa norteamericano) ascendieron mientras se desplomaban los mercados.
Esto es así porque la prevención no genera ganancias, la cura, sí. La pregunta que subyace entonces es si lo que se necesita es “más Estado” o enfocarse en los peligros para la humanidad que genera el sistema capitalista, demostrando por qué los trabajadores somos quienes necesitamos y podemos manejar todo el sistema sanitario, así como los laboratorios, unificándolo y terminando con el lucro en toda la salud.
Una salida para la mayoría obrera y popular
Por eso desde la izquierda, mientras proponemos realizar los test masivos a los trabajadores en actividad y a los de la salud, también planteamos “declarar de utilidad nacional” laboratorios y fábricas que realicen las materias primas necesarias, como plantea en el proyecto de ley presentado en el Congreso por el diputado Nicolás del Caño:
Art 1: “Por el lapso que dure la emergencia poner bajo dirección estatal todos los recursos de la sanidad privada para ponerlos al servicio de la red pública en todo el país, tendiente a la puesta bajo control público de todos los hospitales y clínicas privadas, así como de todas las empresas productoras de material e insumos sanitario y toda la industria farmacéutica, a fin de poner todos los recursos, bienes y servicios bajo la égida estatal para dar una respuesta centralizada, eficaz e igualitaria a la atención y prevención del virus”.
Es necesario poner en marcha un plan nacional único de fabricación de insumos médicos que contemple toda la cadena de producción de los insumos y medicamentos de primera necesidad, nacionalizando no solamente clínicas y hospitales de la medicina privada sino también grandes laboratorios y sus fábricas. Los trabajadores tenemos que manejar todo el sistema de salud, para evitar que lucren con la vida del pueblo trabajador.
Esteban Mercatante, reconocido economista del PTS en el Frente de Izquierda, hace unos días tuiteó: “Con 3 % de impuesto extraordinario a las grandes fortunas se puede financiar un salario de cuarentena para 7 millones de informales de $ 30 mil pesos en abril y mayo”. Verdaderamente una suma insignificante para ellos.
En las fortunas de los laboratorios, tenemos los recursos que necesitamos para adquirir los testeos masivos, las camas y los respiradores, o reconvertir las industrias para este fin. Así como del pago del vencimiento de intereses en moneda extranjera y local por U$S 250 millones, equivalente a $ 16.375 millones, 9 veces más que la partida contra la pandemia. No se puede pagar la deuda, nuestras vidas valen más!
Los trabajadores y las mayorías populares venimos siendo los más golpeados por la crisis económica y por la cuarentena. Pero hay una salida y viene de la mano de los trabajadores.