Entrevistamos a los miembros de Lucha de Pases que recopila historias del fútbol, la clase y el barrio, del pasado y la actualidad.
Sábado 2 de mayo de 2020 13:58
Foto: Portal Lucha de Pases
Fútbol y clase obrera es una relación muchas veces olvidada. Oriundos de Galicia, Pasto, Peyo y Gabri, se conocieron jugando en un equipo llamado Brigadas Vermellas. Allí, decidieron crear la página de Facebook Lucha de Pases, en la cual recopilan historias del fútbol ligadas a la clase obrera y la comunidad, no solo del pasado sino también del presente.
¿Cómo surge la idea de crear Lucha de Pases?
Si eres una persona de izquierdas, sea cual sea tu grado de militancia cotidiano ves, el fútbol, y todo lo que lo rodea, desde una perspectiva particular. En nuestro caso, el fútbol nos apasiona, pero siempre hemos sido conscientes de la apuesta por la alienación que a través de él se busca y del refugio que supone para toda clase de mercaderes. En el otro lado de la balanza, tenemos que el fútbol es un juego de construcción colectiva que genera lazos de identidad y de pertenencia a una comunidad, tanto si lo juegas como si lo disfrutas, aunque esta vertiente está permanentemente amenazada por las mafias dirigentes (persecución de las aficiones, precios desorbitados, partidos en el extranjero, o incluso las esperpénticas últimas propuestas de llenar las gradas con maniquís mientras dure la pandemia).
Además, el fútbol como fenómeno es un gran altavoz para las luchas sociales, capaz de sobrepasar esporádicamente el cerco mediático que se impone sobre las opiniones críticas con el sentido común dominante. Ejemplos como los de Sócrates, Eric Cantona, y tantos otros, ayudan a visibilizar las ideas anticapitalistas, también presentes en hinchadas como los Bukaneros del Rayo Vallecano o en las múltiples experiencias de equipos de accionariado popular surgidos en los últimos años.
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Al calor de estas ideas es como surge el proyecto de la página, ahora presente también en Twitter (@LuchadePases) e Instagram (@LuchaDePases), y en una web que lanzaremos en los próximos días con una pequeña tienda online. Queremos contribuir a extender la idea de que otro fútbol es posible.
En su página de Facebook plantean que el fútbol está relacionado a la conquista obrera del fin de semana ¿a qué se refieren?
Los orígenes del fútbol tal y como lo conocemos también conforman un episodio en la historia de la lucha de clases. Practicado en un principio mayoritariamente por las clases acomodadas, la clase obrera fue conquistando este espacio de manera paralela a la conquista de sus derechos, en particular, en el caso del Estado español, tras la Ley de descanso dominical de 1904. El fútbol se convirtió así en el espacio de ocio y sociabilidad central de la clase obrera durante el fin de semana.
El paso del amateurismo al profesionalismo, y la superioridad del estilo combinativo de los equipos obreros frente al individualista de la burguesía, son temáticas que se recogen en la reciente serie de Netflix “The English Game” que, sin profundizar demasiado, puede ser un buen acercamiento a estos temas.
Posteriormente, y a pasos agigantados, el fútbol comenzó a formar parte esencial de la cultura obrera y asociativa y de su tiempo de ocio, tanto en el césped como en las gradas. Por eso las élites desconfiaron del fútbol, porque consideraron que un deporte que creían les pertenecía por derecho, se transformó en el deporte plebeyo de masas por excelencia e intentaron recuperarlo como instrumento de control social, disciplinando el estadio, distanciando al aficionado, e imponiendo sus valores individualistas y mercantilistas a los equipos.
¿Creen que hay una invisibilización en el fútbol de su vínculo con la clase obrera?
El tránsito desde el fútbol como deporte popular al fútbol como negocio es evidente, pero dilatado en el tiempo, lo que dificulta un análisis crítico entre las enormes capas de seguidores de este deporte. Más que una invisibilización, diríamos que ha habido una transformación, y que el deporte se ha convertido en un negocio, y en un vehículo cultural neoliberal al servicio de la idea del éxito a cualquier precio.
El fútbol actual se parece cada vez menos al fútbol que nos enamoró, de ahí el nacimiento de todo este movimiento de odio al fútbol moderno. Bajo nuestro punto de vista, este "movimiento" aún tiene que alcanzar una síntesis capaz de relacionar este proceso de degeneración con la crítica anticapitalista. En palabras de Walter Benjamin, esta nostalgia contemplativa no debería quedarse en un "retorno al pasado", sino en un "desvío por este hacia un porvenir utópico", hacia un fútbol y un deporte popular.
¿Qué consideración tienen del fútbol actual?
La deriva mercantilista del fútbol, como decíamos, es evidente. Especulación sin límite, endeudamiento, gestiones antidemocráticas, relación con negocios turbios, evasión de impuestos... en una palabra: mafia. Esta deriva se ha acelerado en la última década. Conviene recordar que aún no hace mucho, la afición del Liverpool obligó a Robbie Fowler a devolver el Ferrari que se había comprado porque era contradictorio con los valores obreros del club y la afición
El peso de la afición en los clubes cada vez es menor, como bien dice Marcelo Bielsa: "el mundo del fútbol cada vez se parece más al empresario y menos al aficionado". Pero en los últimos años, ha surgido un potente movimiento de lucha por un fútbol popular y por la creación de clubes de accionariado popular, de los que conocemos varios ejemplos, como el Orihuela o el Ceares, con los que compartimos mesa de debate en la Universidad de Verano de Anticapitalistas hace un par de años. En ellos, las decisiones se toman democráticamente por todos los socios y directivos, y técnicos y jugadores tienen una responsabilidad ante los aficionados, lo que demuestra que hay vida más allá del fútbol de los negocios.
Además, la infiltración del negocio de las apuestas alrededor de todas las facetas del fútbol, está causando verdaderos problemas entre las familias y los barrios obreros. En este sentido, hacemos nuestro un lema que hemos visto usar a la plataforma contra las casas de apuestas de Zaragoza: “no apuestes, juega”.
Tal vez en Sudamérica se diluyó un poco la identidad de clase con los clubes. Sin embargo si pensamos en Europa hay varios clubes (ST. Pauli, Rayo , Livorno por mencionar los más resonantes) que la conservaron ¿ A qué creen que se debe este fenómeno?
Muchos de esos clubs que mencionan, como el Rayo Vallecano o el St. Pauli, están ligados a barrios con una fuerte identidad. El fútbol nace del barrio, actúa como vehículo vertebrador de la comunidad, contribuye a generar culturas urbanas y es un vehículo de expresión de reivindicaciones populares, tal y como hacen los Bukaneros del Rayo en cada partido. De ahí que estos clubs no se puedan entender sin su comunidad de raíz.
La globalización homogeneizadora del fútbol ha barrido con gran parte de las identidades de clubes y de selecciones nacionales que reflejaban unas idiosincrasias determinadas, pero en las que aún nos podemos inspirar. Ejemplos de esto podrían ser el catenaccio italiano, que Gianni Brera comparaba con el carácter nacional de la Italia de posguerra, o los exitosos equipos del Corinthians de Sócrates y su ejemplo democrático o el Nottingham Forest de Brian Clough, que alcanzó la gloria europea para un equipo modesto con un fútbol basado en el poder del colectivo, la solidaridad y el juego de toque.
Pasó recién un día muy importante para la clase obrera como es el 1º de Mayo ¿Que ligazón tiene esta fecha con el fútbol?
Desde una perspectiva histórica, las asociaciones deportivas y culturales, y entre ellas los equipos de fútbol, han sido de gran importancia en los inicios del desarrollo del movimiento obrero. En el caso del Estado español, sobretodo a partir de los años 20 del siglo pasado, empezaron a considerarse como una buena forma de promover la camaradería, la solidaridad, y la identificación con la clase o el barrio, y proveer de contenido la identidad obrera y el ocio conquistado. Como curiosidad, un caso menos conocido que el del "Mártires de Chicago" que da origen a Argentinos Juniors, es del Barcelona de Guayaquil, que fue fundado un Primero de Mayo de 1925 por emigrantes anarquistas procedentes de Cataluña y cuyo emblema fue la bandera negra.
El primero de mayo, como día de lucha y celebración, es una fecha idónea para la celebración de partidos y torneos, pero es un aspecto que la izquierda ha venido descuidando en los últimos tiempos, con contadas excepciones.
¿Cómo imaginan el fútbol en una sociedad sin clases?
Un proceso revolucionario que sustituyera al Homo faber por el Homo ludens debería favorecer la función de formación física, espiritual, e incluso estética, del fútbol y del deporte en general, sobre la figura del espectador pasivo que busca evadirse de su mediocridad vital.
Además, la ausencia de conflictos de clase, y de contaminación mercantil en el deporte, abriría o reabriría nuevos conflictos más estimulantes, como los que en su momento existieron en cuanto al carácter y al papel de la competición en nuestras sociedades, la existencia de premios y clasificaciones en el seno de comunidades democráticas y socialistas, o la importancia del deporte como parte esencial del desarrollo físico y emocional de un pueblo.
En este sentido, está documentada la tendencia de las comunidades obreras a evitar la existencia de triunfadores únicos, a la socialización de la victoria, supeditando lo individual a lo colectivo.