Ediciones IPS recomienda el capítulo “Proletarios y comunistas” del Manifiesto Comunista de Marx y Engels publicado en 1848. A pesar del tiempo transcurrido mantiene plena vigencia y en esta nota te invitamos a reflexionar sobre la propiedad privada a raíz de la lucha por una vivienda digna como se expresó en Guernica.
Daniel Lencina @dani.lenci
Sábado 7 de noviembre de 2020 09:58
Ilustración: Ana Laura Caruso
El 29 de Octubre Guernica fue foco del salvataje policial a la propiedad privada que, operado por Sergio Berni; quemó casillas a mansalva, disparó perdigones y tiró gases lacrimógenos. Y como si esto fuera poco, días más tarde inventó el cuento ridículo de adjudicar la responsabilidad a la izquierda. Sus absurdas acusaciones responden a salvar la imagen del gobierno de Axel Kicillof responsable de la represión.
Por su parte el gobernador justificó lo injustificable: su accionar fue para ceder a las presiones de los que se la llevan en pala, en este caso, la empresa Bellaco que adquirió el inmenso predio con la complicidad de la última dictadura cívico militar. De hecho en el décimo aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, el presidente reivindicó el legado de las Madres de Plaza de Mayo. Pero el relato de la defensa de los DDHH se esfumó junto a los gases lacrimógenos y se estrellaron como las balas de goma que desgarraron el cuerpo del pueblo pobre que solo reclamaba un derecho elemental como es una vivienda digna.
Al respecto Marx y Engels planteaban en El Manifiesto Comunista que hoy recomendamos: “en su sociedad actual, la propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus integrantes; existe en la medida en que no existe para esas nueve décimas partes”.
[Video] ¿Qué es la Propiedad Privada?
Los grandes medios intentan “asustar” con que la propiedad privada está “amenazada”. Pero si la Carta de Cristina Kirchner en algo tiene razón es que las grandes patronales nunca ganaron tanto como lo fue bajo los 12 años de Kirchnerismo.
Entonces, ¿el capitalismo puede resolver el problema de la vivienda sin afectar la propiedad privada? El capitalismo es irracional y solo hace o deshace las cosas en función de su ganancia y no de las necesidades sociales y ambientales. Es un sistema tan miserable que no solo no puede darle pan y trabajo a sus esclavos sino que tampoco puede darle una vivienda digna.
A lo largo de estos meses la pandemia aceleró la crisis histórica del sistema, una crisis que dejó al 69,9% de los niños y niñas sumidos en la pobreza, un índice de desocupación que aumenta cada día a raíz de empresas que cierran sus puertas y dejan a miles de familias en la calle como pasó con la multimillonaria Techint.
[VIDEO] Marx ha vuelto
Como bien se explica en el libro de Marx y Engels, las contradicciones del modo de producción capitalista abre, tarde o temprano, un proceso de lucha de clases. El Estado (de clase) juega un papel elemental a la hora de resolver los conflictos de una economía dependiente del FMI y los bancos. Y no los resuelve de manera “imparcial” sino que se juega a salvar los platos rotos de la crisis con un presupuesto de ajuste, que excluye a las familias sin vivienda, que excluye un aumento digno del salario, que en resumidas cuenta excluye a los que día a día sudamos para apenas poder vivir.
En este folleto se cuestiona una idea existente que dice que los miembros de la clase obrera (quienes producen el capital) pueden obtener su propiedad a cambio de su trabajo asalariado. Sin embargo, es un sentido común muy instalado que lo que creemos que es “nuestro” no es más que producto del capital que pertenece al empresario. Entonces, la paradójica cuestión es que somos nosotros, los trabajadores, los creadores de esa propiedad privada. Marx apartó esos sentidos comunes como si fueran telas de araña y una vez más en el Manifiesto dice que: “Las ideas dominantes de una época siempre han sido las ideas de la clase dominante”.
Los empresarios adquieren su riqueza gracias al robo del trabajo producido por los trabajadores. Por eso, la propiedad privada tiene un carácter de clase y es que el beneficio es exclusivamente para el que concentra los medios de producción (fábricas, bancos, medios de transporte, tierras) y no para el que pone en movimiento a esos medios de producción y por lo tanto produce riquezas y mercancías. Cabe aclararlo, ya que hay sectores de laburantes que fueron convencidos mediante un discurso meritocrático de que “el que quiere puede” y que “las cosas hay que ganárselas trabajando” etc. Marx refutaría, sin duda alguna, diciéndoles que deberían dejar de pelear por la patria burguesa y en defensa de ella sino que deberían pelear contra la burguesía nacional e internacional, porque la clase obrera tiene los mismos intereses en todo el mundo.
Es muy importante dejar de lado la miseria del relato peronista porque si bien dice que “la patria es el otro” y hablan de “un gobierno nacional y popular” en verdad, sin pelos en la lengua, salen a darle concesiones a la derecha. En última instancia, el relato peronista no para de derrumbarse porque nunca dejó de demostrar en los hechos que: “el gobierno del Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios de toda la clase burguesa” como nos diría Marx. Y por eso este capítulo del Manifiesto Comunista que hoy compartimos desde Ediciones IPS nos deja latiendo la vigencia de sus ideas.
Daniel Lencina
Nacido en Buenos Aires en 1980, vive en la Zona Norte del GBA. Integrante del Partido de los Trabajadores Socialistas desde 1997, es coeditor de Diez días que estremecieron el mundo de John Reed (Ed. IPS, 2017) y autor de diversos artículos de historia y cultura.