María Quiroga, trabajadora de la educación, nos cuenta sobre las escuelas albergue ubicadas en el Noreste de Lavalle, Mendoza. En esa zona, el agua está contaminada con arsénico. Los niños y las niñas, y sus familias, beben esa agua y también preparan alimentos. La exposición prolongada a esa sustancia puede provocar cáncer y otras enfermedades graves
Lunes 8 de noviembre de 2021 00:17
Las historias sobre la dura vida de lxs pequeñxs que asisten a las escuelitas son contadas por su maestra de arte a la Izquierda Diario, quien también denuncia las condiciones de extrema precariedad en las que están lxs trabajadorxs. Estas escuelas, hasta hace muy poco tiempo, no contaban siquiera con reglamentación de parte de la Dirección General de Escuelas. Actualmente reciben un presupuesto de miseria, por ejemplo, en una de las escuelas les mandan 120.000 pesos para 55 alumnos y 15 docentes, es decir, un promedio de $100 por 18 días en comida que no rinde.
Para llegar a la zona de los pueblos San miguel, Lagunitas, El Retamo y el Forzudo existe un solo colectivo que entra una vez a la semana a cada pueblo a las 5 de la mañana, y no vuelve a salir. Las calles son de ripio, pero en algunos tramos son de polvo y muchas veces los autos quedan estancados en el suelo. En los pueblos hay electricidad, pero la tensión no alcanza para toda la comunidad, entonces, frecuentemente quedan a oscuras y se iluminan con velas.
El agua está contaminada con arsénico, contaminada de manera natural, repiten en el pueblo. Y en las escuelas a veces compran agua embotellada, pero para cocinar, tienen que usar agua no potable. Según explica García Cardoni y su equipo de investigación de la facultad de odontología de la UNCuyo, “el Arsénico es un metaloide naturalmente presente en el aire, el suelo y el agua. Su presencia en el agua y en los alimentos para consumo humano, aun en pequeñas cantidades y a través de los años, debido a su poder acumulativo, es capaz de producir, en la persona predispuesta, serias lesiones en diversos órganos, entre ellos, la piel y las mucosas”.
Lo cierto es que, según comentan los estudiantes, de parte del municipio sólo les han entregado unos filtros que muchas familias no usan por no haber recibido instrucciones sobre su funcionamiento y porque necesitan electricidad, que es inestable en la zona.
La zona del Noreste de la Provincia de Mendoza pasó de ser lagunas a una zona semidesértica, por la construcción de los diques Cippoletti, Carrizal, San Juan y Potrerillos. Esto hizo que el río Mendoza, en esa zona, se encuentre seco y que las actividades que se relazaban allí sean cada vez más difíciles de hacer, como la cría de ganado y las artesanías.
Según explica García Cardoni, “si bien el gobierno ha intentado paliar la falta de agua de consumo humano con una cañería instalada desde un pozo de Gustavo André hasta San Miguel, por un lado, y San José por otro, el caudal no es suficiente y la provisión se corta en muchas ocasiones durante semanas. Hay una gran parte de la población que sigue tomando agua de los pozos balde, que son pozos de alrededor de diez metros de profundidad, sostenidos por palos, de donde sacan agua subterránea con ayuda de animales con un sistema de roldanas”.
“Justamente por esto, nosotros postulamos una relación directa entre las condiciones socio-ambientales, culturales, económicas y la salud”. “Actualmente, ya tomamos las muestras de agua, las analizaron en el instituto de la facultad de Ingeniería y tenemos los resultados. Todas exceden los cánones internacionales permitidos (hasta los pozos de agua de las escuelas)”, afirmó García Cardoni.
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Micaela Blanco Minoli, concejala del departamento de Lavalle por el FITU, denuncia que la concentración de este metal en el territorio pasa el límite establecido por la OMS (0,01 miligramo por Litro). Además de esto, el Agua de Red alcanza el 60% del territorio mientras que el otro 40% se abastece mediante Camiones Cisterna. Y en el caso del gas natural solo tienen acceso las áreas urbanas del departamento.
“Acá tomamos agua contaminada con arsénico. Nuestras niñas y niños toman agua envenenada y nadie se hace cargo. Por eso hemos propuesto la emergencia sanitaria en el departamento y que se realicen las obras necesarias para que podamos consumir agua potable, de calidad pero tanto el peronismo como el radicalismo se niegan a tratarlo”, denunció Blanco Minoli. El problema de la calidad del agua que se consume es un reclamo extendido e histórico en el departamento. Y esto se le suma una realidad provincial marcada por años de crisis hídrica y por un lobby de empresas mineras que, junto a peronistas y radicales, quiere voltear la ley 7722 que protege el agua de la megaminería contaminante.
“Righi, como lo hemos denunciado, se ha preocupado más por sostenerse en el poder que por solucionar de fondo la situación que viven las familias trabajadoras. El agua de calidad, el acceso a una vivienda digna y a los servicios básicos tiene que ser una prioridad”, concluyó la concejala del FIT.
La vida de los y las jóvenes de la zona, tiene que ver con aprender las tareas que realizan sus padres y madres desde pequeños, ganadería y artesanías. Las mujeres jóvenes a menudo quedan embarazadas en edades tempranas y está muy naturalizado que adultos mayores se involucren con menores de edad. El pueblo El Forzudo lleva ese nombre por un hombre que hace unas décadas atrás, violó y mató a una nena de la comunidad. El cuerpo estuvo varios días desaparecido y fue encontrado en una fosa, sobre esa fosa está construida la escuela albergue del pueblo.
La injerencia patriarcal y de la iglesia es muy fuerte, en los pueblos no hay centros de salud, pero cada lugar tiene su capilla. En una de las escuelas, hay un niño de primer grado que logró tener a mitad de año un audífono. Tiene hipoacusia que no fue detectada en sala de 4 ni de 5, por lo cual tiene un retraso en su desarrollo cognitivo. La única salita de salud queda en el Retamo y hay un solo médico que va cada 15 días.
Las condiciones de vida de los pueblos huarpe y las comunidades campesinas de Lavalle, pueden ser transformadas poniendo por delante la salud y la vida de las personas y no las ganancias de terratenientes como Vila-Manzano y Cartellone, dueños de gran pate de la tierra y el agua de la provincia.