Se acercan las elecciones y el PJ se quiere asegurar los votos del evangelismo y un aliado para asegurar la contención social.
Matías Pore @MatPore
Lunes 29 de abril de 2019 14:32
Las enormes falencias estructurales que caracterizan el conurbano bonaerense, hacen un suelo fértil para la extensión y cada vez más peso de la iglesia evangelista en la zona. Un fenómeno también extendido en Brasil que a partir de la alianza con este sector le dio a Bolsonaro una gran cantidad de votos.
Es por esto que el aparato peronista está buscando las vías para fortalecer los lazos con este sector. Primero en La Matanza,con la intendenta Verónica Magario, junto a Espinoza, declaró por ordenanza municipal, el “Día de las Iglesias Evangélicas” y ahora de la mano del intendente de Merlo se conformó el Frente Justicialista Cristiano.
Del acto estuvieron presentes Leonardo Nardini de Malvinas Argentinas y Santiago Maggiotti de Navarro, así como Gustavo Vera, titular de la Fundación La Alameda que hizo referencia al Papa Francisco. También se vieron videos de apoyo del Presidente del PJ Nacional José Luis Gioja, y los sindicalistas Hugo y Pablo Moyano.
En su momento Menéndez era uno de los allegados al papa, y supo ser el anfitrión del Pacto de San Antonio de Padua, pero fue perdiendo ese lugar a fuerza de escándalos y ambigüedades políticas varias.
Las elecciones son la razón inmediata de este lanzamiento. Ahora ademas de los punteros barriales, quieren sumar a los “punteros del señor”. Pero el acercamiento de intendentes peronistas a los sectores evangelistas parte de la importancia de una relación fluida con uno de los actores clave para la contención frente a la crisis económica y social creciente.
El ajuste de Cambiemos y de los gobernadores ya dejó en la pobreza a 13 millones de personas, pero la deuda externa impagable, muestra que es sólo el comienzo de una catástrofe social y económica mayor, como se vio en el 2001, como consecuencia de las medidas exigidas por el FMI.
Ya en la actualidad, Bergoglio se ha convertido en un actor muy relevante en la política argentina. Quiere un recambio “ordenado” donde Macri sea reemplazado por alguna variante peronista. Este es uno de los factores que explica por qué no ha habido irrupciones radicalizadas del movimiento de masas a pesar del agravamiento de las penurias del pueblo trabajador.
El papa Francisco, con multitud de lazos tanto políticos como con los “movimientos sociales”, que conduce a la distancia, le otorga al gobierno ajustador una valiosa paz de los barrios. Juan Grabois, uno de los cayetanos “elegido” por el papa, es un abanderado de la resignación y la aceptación de la exclusión permanente, mientras se ocupa de hacerle campaña a Cristina.
El mensaje evangelizador hacia los sectores populares es esperar un plan social o, con mucha "suerte", un trabajo precario con sueldos de hambre. Es aceptar la pobreza y a millones en situación mendicante como algo irreversible y poner la otra mejilla mientras se espera “la entrada al paraíso”, porque en la tierra hay que aceptar “el infierno del FMI”.
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Es sabido que no sólo el Gobierno, sino también las variantes peronistas, incluido el kirchnerismo, se proponen seguir bajo los mandatos del FMI, por lo que se esmeran para dejar en claro que una vez mas honrarán la deuda a costa del aumento de los padecimientos del pueblo trabajador. Es por esto que dichas alianzas tienen un importancia estratégica, siendo un factor clave para intentar evitar que las grandes masas pongan en cuestión la sumisión al régimen de coloniaje del FMI.
Es que con el fantasma del 2001, no viene sólo el recuerdo de la crisis económica y el default, sino también la irrupción de las masas en las calles que tiraron al gobierno de la Alianza por el aire.
En la vereda de enfrente de estas alianzas para asegurar la gobernabilidad y el acuerdo con el FMI, evitando la intervención independiente de las masas, el PTS en el Frente de Izquierda se propone hacer llegar a millones la idea de que es necesario derrotar al FMI, Macri y los gobernadores y fortalecer una fuerza política que impulse la movilización de los trabajadores, las mujeres y la juventud, para que la crisis la paguen los grandes empresarios, banqueros y terratenientes.