En cercanías de Mar del Plata, el Gobierno recibe con brazos abiertos a la importante flota de una de las fuerzas armadas más genocidas del mundo. Con la excusa del ejercicio “Gringo-Gaucho II” junto a la Armada argentina, Estados Unidos entra a territorio argentino como parte del plan desatado por Milei para profundizar la sumisión al imperialismo.
Daniel Satur @saturnetroc
Lunes 27 de mayo 13:25
Cuenta oficial de X Armada Argentina
Este lunes llega a aguas territoriales argentinas una importante flota de la US Navy , compuesta por el portaaviones US George Washington , el destructor USS Porter y el buque logístico USNS John Lenthall . Se estima que a bordo viajan más de 5.400 marines de Estados Unidos, miembros de una de las fuerzas armadas más genocidas de la historia.
El US George Washington es uno de los once portaaviones nucleares de la armada estadounidense que recorren el planeta. Es de la clase Nimitz y tiene más de tres cuadras de largo (332,8 metros). Como su porte le impide ingresar a cualquiera de los puertos argentinos, la nave y sus escoltas quedarán en cercanías de las costas de Mar del Plata. Según se informó, el jueves y el viernes participarán del Ejercicio de Adiestramiento de Oportunidad Passex Gringo-Gaucho II junto a la Armada argentina.
No se descarta que el presidente Javier Milei y su ministro de Defensa Luis Petri logren subirse al portaaviones para obtener una foto más que explícita de la “alianza” militar que La Libertad Avanza intenta recrear con Estados Unidos. Como lo hizo a principios de abril en Tierra del Fuego, en un trasnochado encuentro del mandatario con la generala Laura Richardson, o como cuando mandaron a Top Gun Petri a Dinamarca a cerrar la compra de 24 aviones F-16 de fabricación yanqui.
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Según le dijeron “fuentes navales” a La Nación, los ejercicios de “adiestramiento” permitirán a los militares del país “mejorar la interoperabilidad con otra marina que tiene estándares de la OTAN, para practicar procedimientos y articular defensas antisuperficie, antiaéreas y antisubmarina, entre otras, dentro de una posible conformación de una Fuerza de Tareas Marítima”. Para planificar y coordinar el Gringo-Gaucho II ya están a bordo del US George Washington el capitán de fragata Patricio Alisi y el capitán de corbeta Lucas Murgia.
Junto a los 5.400 marines estadounidenses harán las prácticas unos 750 marinos argentinos a bordo del ARA La Argentina , el ARA Sarandí , el ARA Espora y el ARA Rosales , más los patrulleros oceánicos Contraalmirante Cordero , Piedrabuena y Storni , dos helicópteros Sea King H3, un helicóptero Fennec, un avión de exploración o vigilancia marítima B-200 y dos aeronaves Turbo Mentor.
El portaaviones George Washington y sus naves escoltas tienen un poderío descomunal. Según sus propagandistas, puede ubicarse a 100 kilómetros de una costa y desde allí atacar “objetivos”. Puede impedir el despegue de aviones del territorio atacado y protegerse de cualquier avanzada enemiga. Incluso puede hacer todo eso de forma continuada durante meses sin preocuparse por los condicionamientos climatológicos y geográficos.
Desde el Ministerio de Defensa aseguran que los de esta semana serían “ejercicios de comunicaciones tácticas”, “transferencias aéreas de personal entre las unidades”, “maniobras y evoluciones tácticas en navegación”, “lanzamiento de aeronaves de ala fija”, “anavisajes de helicópteros en cubierta”, “defensa antiaérea y antisubmarina” y “otras prácticas”.
Pero se sabe que Estados Unidos nunca brinda conocimientos y know how gratis. Las aguas argentinas son hoy uno de los territorios más apetecibles para las grandes corporaciones económicas y a la vez son de gran interés militar para Estados Unidos en su disputa estratégica con China y otras potencias. De hecho una de las preocupaciones actuales del gobierno de Joe Biden es la instalación de una estación espacial en Neuquén, sobre la que acusa a Argentina de permitir el ingreso de militares chinos.
En efecto, el gobierno de Xi Jinping acordó en 2015 con el gobierno de Cristina Kirchner la construcción de esa estación en una superficie de 200 hectáreas de la Patagonia, concediéndole a China el uso de esa área por cincuenta años. En aquel momento, cuando la Cámara de Diputados trató el proyecto de creación de ese centro de investigación espacial, desde el Frente de Izquierda se cuestionó duramente la iniciativa.
Fue Nicolás del Caño del PTS quien denunció en febrero de aquel año esa “entrega de la soberanía argentina”, con grandes concesiones impositivas y desgravaciones comerciales para China. “Hasta le dan la potestad de establecer por 50 años las remuneraciones a los trabajadores del proyecto”, dijo el diputado del Frente de Izquierda.
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Hoy, en otro acto que profundiza la sumisión del país al imperialismo estadounidense, el gobierno de Milei recibe con los brazos abiertos a miles de militares y naves de guerra de uno de los países que más genocidios cometieron, sostuvieron o avalaron a lo largo de la historia. Y es aún peor cuando Argentina atraviesa una de sus crisis económicas y sociales más graves.
Como ya se dijo varias veces en este diario, el régimen del FMI (iniciado en 2018 por Macri, seguido por el peronista Frente de Todos y profundizado hoy por el libertarianismo cipayo), de por sí redobla la entrega a los intereses de potencias como Estados Unidos. El Gringo-Gaucho II es parte del mismo plan. No hay soberanía posible sin el desconocimiento soberano de las deudas fraudulentas con los organismos financieros mundiales. Tampoco si nuestras costas se abren a los “ejercicios” de la Armada yanqui.
Es importante el repudio y rechazo a la llegada de la delegación militar norteamericana, símbolo de las aspiraciones geopolíticas del “gendarme mundial” que, con el gatito mimoso del poder económico como anfitrión, hoy encuentra vía libre para pisar más fuerte sobre territorio argentino. A la vez, debemos dejar en evidencia a los servidores del imperialismo y las grandes corporaciones, sean oficialistas u opositores. Si se trata de defender nuestra soberanía, nuestros bienes naturales comunes y nuestra población, no hay otra opción que enfrentarlos.
Daniel Satur
Nació en La Plata en 1975. Trabajó en diferentes oficios (tornero, librero, técnico de TV por cable, tapicero y vendedor de varias cosas, desde planes de salud a pastelitos calientes). Estudió periodismo en la UNLP. Ejerce el violento oficio como editor y cronista de La Izquierda Diario. Milita hace más de dos décadas en el Partido de Trabajadores Socialistas (PTS).