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Red Internacional
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PROTESTAS EN FRANCIA. Militarización y brutalidad policial durante la cuarta jornada de movilización en Francia

La multitudinaria convocatoria será acompañada con una represión inédita: 89 mil efectivos policiales y vehículos blindados de la Gendarmería para destruir barricadas se harán presentes en la cuna del Estado moderno.

Sábado 8 de diciembre de 2018

Este sábado se desarrolla una cuarta jornada semanal de movilización que levantó la sociedad francesa y que ha puesto en jaque a las intentonas de hacer pagar a millones la incompetencia económica de su clase política.

El Gobierno francés durante la semana intentó detener la agudización de las manifestaciones que en un primer momento se centraron en el descontento de los chalecos amarillos ante el aumento del impuesto a los combustibles, paralizando varias ciudades de Francia con postales de lucha que dieron vuelta al mundo.

Tras regresar de la cumbre del G-20, el presidente Emmanuel Macron anunció que suspendería por los siguientes seis meses esta alza tributaria. La definición no fue bien recibida por los ciudadanos galos, y lejos de dejarlos satisfechos, le generó un rechazo aun mayor, obligando al Gobierno en las horas siguientes a retirar definitivamente esta impopular iniciativa.

Dada la compleja situación, la aprobación de Macron se desplomó más de lo que lo había hecho en los últimos meses bordeando el 20%, un mínimo histórico solo cercano a los peores momentos de su antecesor, François Hollande. En una situación contraria está el respaldo a este movimiento, contando con más del 70% de aceptación en la población.

El clima que se instaló durante las últimas semanas provocó que se sumaran a estas manifestaciones amplios sectores del país, entre los que se encuentran estudiantes secundarios y universitarios; trabajadores de la salud, de la educación y ferroviarios, entre otros.

Como forma de evitar jornadas similares a las anteriores, el “moderado” Macron decidió responderle a su pueblo con el peso de toda la maquinaria represiva al preverse un gigantesco e histórico rechazo a su mandato. En este contexto es que ha amedrentado a la juventud con la detención de casi 150 estudiantes secundarios de entre 15 a 18 años, amarrados y aodillados en el patio de su colegio, en un carácter cercano al terrorismo de Estado, propio de un campo de concentración.

Se ha informado de la participación de 89.000 efectivos de fuerzas de orden, 25.000 más que el sábado pasado, entre ellas 8.000 operarán en Paris; además se requirió al uso de varias unidades de vehículos blindados especializados en desmontar barricadas. Con este fin, han cerrado el acceso a monumentos y museos como la Torre Eiffel, el Arco del Triunfo, el Louvre o la Ópera.

Integrada a una campaña comunicacional de desmovilización, el oficialismo ha utilizado fake news que difunden que los chalecos amarillos estarán armados y dispuestos a “romper todo” durante el fin de semana. Otras de sus tácticas, han sido la utilización de parte de las dirigencias políticas impulsando divisiones para que no convoquen a esta huelga.

Pese a no prosperar la medida para declarar “estado de sitio” y el control militar de la urbe parisina, solicitadas por el jefe de la policía antidisturbios, se aplazaron o cancelaron decenas de partidos de fútbol, conciertos y otros eventos de asistencia masiva.

El problema que enfrenta el líder de “La República en Marcha” no ve un horizonte de finalización, el fracaso de toda esperanza que propugnaban las élites a la mantención del proyecto de la democracia liberal es un hecho. ¿Tiene que considerar Macron que preside el país de la guillotina?

Resta que la fuerza de las grandes masas de trabajadores y sectores oprimidos logren vencer no solo a un gobierno, o al riesgo que significa la extrema derecha en Francia, sino que, al propio capitalismo, que es de donde provienen las miserias y los males que no han sido superados; y se transformen en un ejemplo vivo de la inutilidad del conformismo. Pues, si algo nos enseñó el pueblo francés en la historia es que la única lucha perdida, es la que no se da.