El periodista hoy volvió a querer convencer (se) de que la derrota del gobierno el jueves, no fue la bronca popular sino el ánimo destituyente de quienes no queremos que se les robe a los jubilados.
Domingo 17 de diciembre de 2017 19:59
Como hiciera en su nota del viernes en el diario de Mitre, Morales Solá volvió a caer en análisis simplistas e interesados para explicar, a la vez que salvar al imagen del presidente, la derrota de la fallida votación de la reforma previsional.
Esta vez, después de un fin de semana para pensar mejores argumentos, el periodista decidió volver con EL argumento estrella del macrismo. Haciendo una mezcolanza insólita, reduce todas las manifestaciones del jueves a un “apoyo judicial” para Cristina Fernández que supuestamente, estaría al borde de la cárcel por el referéndum con Irán.
Sin ningún conector coherente, amalgama la movilización de miles con la última de las maniobras judiciales macristas para intentar correr de la discusión nacional las contrarreformas antiobreras: La detención de ex funcionarios ligados al kirchnerismo a pedidos del cuestionado juez Bonadio, hoy en la polémica de vuelta por dejar detenidos a 40 personas que la policía se llevó detenida el jueves sin ningún sustento legal.
“La grieta” según la peculiar idea de Morales Solá
La movilización del otro día, no sólo alcanzó masividad en las calles, sino que fue respaldada por millones que se oponen a la ley hayan o no marchado, esto es lo que el editorialista de La Nación quiere negar. Para él, el jueves tuvo como protagonista a un grupo minoritario y “radicalizado” que no tolera “ideológicamente al presidente”.
Pero el jueves, más allá de las ideologías, lo que se expresó fue el enfrentamiento entre quienes quieren garantizar las ganancias mega millonarias de los empresarios a costa de los jubilados y quienes defendíamos los derechos ganados de los trabajadores.
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El pasado, ese tiempo siempre idealizado
Como ya hicieron tanto la alta plana del gobierno como los medios afines a Cambiemos, Morales Solá vuelve de manera testaruda y obstinada, al planteo electoral. “El Gobierno que lo promovió acaba de ganar, hace menos de dos meses, la tercera elección nacional consecutiva”, repite como un mantra, como si una votación sirviera para justificar y alcanzara para que el gobierno pueda hacer lo que los empresarios quieren que haga.
La República de la Nación y el gran empresariado
Joaquín Morales Solá hace una defensa acérrima de las instituciones. “(las acciones del jueves son) destituyente(s) de las instituciones o de Mauricio Macri. Es lo mismo. El Presidente expresa la estabilidad o la debilidad de las instituciones. En los próximos días se jugarán el destino de esas leyes y la suerte institucional del país”, afirma categórico el periodista.
Para los escribas a sueldo de los empresarios, la “democracia” es el normal funcionamiento de las instituciones del estado para garantizar las ganancias empresarias. El jueves quedó claro que rol cumplen esas instituciones: más de 1.000 efectivos de las fuerzas armadas, diputados macristas, peronistas y aliados, medios de comunicación afines al gobierno, todos juntos para garantizar el robo generalizado a los jubilados. Una verdadera democracia “a punta de pistola” para que los empresarios ganen a costa de los más desprotegidos. Eso es la democracia para esta gente.
Pero incluso, para estos personajes, las sacrosantas instituciones, pueden volverse flexibles si eso les conviene mejor. Morales Solá se espanta con la movilización popular o la falta de quórum, pero nada dice sobre que el gobierno violó el reglamento del propio congreso para llamar una sesión sin respetar los tiempos parlamentarios o sobre la posibilidad de que la ley salga por decreto, algo que incluso marcó Carrió. Y, más aún, nada dice sobre que la reforma previsional, es denunciado por distintos letrados como “inconstitucional”.
Votación de mañana y después
No hay suficiente claridad sobre cómo se va a desenvolver la jornada de mañana, por lo pronto no va a haber la cantidad d efectivos del jueves pasado, en el medio el gobierno sumó a la oferta, un bono que le devuelve a los jubilados el 4% y la CGT anunció su enésima amenaza de paro nacional.
Pero lo que se puede adelantar, mal que le pesé a Joaquín Morales Solá, es que esta disputa por la dignidad de los trabajadores pasivos y activos, no se dará únicamente en los inmaculados pasillos del Congreso de la Nación, sino en el candente asfalto de las calles veraniegas.
Un discurso de guerra para justificar la represión
Pero Morales Solá no es un hombre que se contente con quejarse. Toda su nota, además de querer salvar la imagen presidencial, esta armada en función de que la reforma previsional se apruebe, como sea. Incluso mediante la represión abierta y brutal.
El discurso de guerra se evidencia cuando todo el tiempo se acusa a quienes enfrentamos la contrarreforma de "destituyentes". Llega a justifica el despliegue descomunal de las fuerzas armadas que sitio el congreso, asegurando que era "el Estado o la anarquía".
Para este defensor de las instituciones y la república, todo vale, incluso pasar por encima de derechos democráticos protegidos por la constitución para consumar un robo a los jubilados.
Democracia, sí, pero siempre y cuando se garantice el derecho a los empresarios de saquear a los trabajadores para sostener con sus ganancias.