El acto tuvo lugar en la tarde de este viernes. Hace pocos días el jefe del Estado Mayor había hablando del “desafío de mantener la motivación de nuestro personal”.
Sábado 20 de enero de 2018 00:00
“Los hombres allí destinados defendieron los cuarteles con valor”. La frase forma parte de un breve video en el que se anuncia el homenaje que el Ejército Argentino rindió a los militares caídos en el asalto al Cuartel de Azul.
Esa acción, llevada a cabo por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), tuvo lugar el 19 de enero de 1974. Los militares que perdieron la vida fueron el coronel Camilo Arturo Gay y el soldado Daniel González. Posteriormente fallecería el teniente coronel Jorge Roberto Ibarzábal, como consecuencia del mismo hecho.
Más información: Aniversario del asalto al cuartel de Azul
Este viernes por la tarde, el Ejército Argentino decidió homenajear a esos militares. Lo hizo en el marco de lo que es definido como un “giro institucional” que implica la reivindicación pública de los efectivos caídos enfrentando a las organizaciones guerrilleras.
El homenaje de este viernes constituye el primero de una serie de actos. Según el cronograma difundido a los medios de comunicación, habrá un nuevo acto el 28 de mayo, conmemorando lo que se conoció como el combate de Manchalá, en Tucuman.
Ese enfrentamiento se dio en el contexto del Operativo Independencia, que marcó el inicio del accionar abierto de las Fuerzas Armadas en la represión interior contra los trabajadores y el pueblo pobre. Se trató de una verdadera antesala del genocidio.
El cronograma seguiría con un acto el 6 de septiembre, en el aniversario del asalto al Comando de Sanidad, que también llevó adelante el ERP en setiembre de 1973, en la Ciudad de Buenos Aires.
El próximo 5 de octubre, de continuar este rally de homenajes a represores, se conmemoraría a los muertos en el asalto al Regimiento de Infantería 29 de Formosa. Esa acción fue protagonizada por Montoneros.
¿Motivando a la tropa?
Hace pocos días, en una entrevista con un sitio especializado en temas militares, el jefe del Ejército, teniente general Diego Suñer, afirmaba “tenemos el desafío adicional de mantener la motivación de nuestro personal cuando la defensa no es una demanda prioritaria de nuestra sociedad”.
Los homenajes a quienes murieron en enfrentamiento con las organizaciones guerrilleras parecieran tener algo que ver con esa finalidad.
En la misma entrevista, Suñer señalaba “celebramos los 200 años del Cruce de los Andes y los 35 de la Guerra de Malvinas (…) gran parte de la mística que se requiere en la profesión militar para ser eficaces surge en la acción concreta (…) al desafiar situaciones desfavorables”.
El Cruce de los Andes está demasiado lejos en el tiempo como para que algún militar pueda identificarse con la tropa que comandó San Martín. Por otro lado, Malvinas no parece el mejor ejemplo para reivindicar a una oficialidad que, en términos generales, se mostró bastante poco heroica. Vale recordar la rápida rendición del genocida Alfredo Astiz en las islas Georgias.
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Posiblemente, en la misma línea de “mantener la motivación” haya que inscribir estos homenajes a quienes cayeron en combates contra la guerrilla.
Volver a los dos demonios
Esta serie de homenajes no pueden verse ajenos al discurso político-ideológico que Cambiemos intenta instalar –con poco éxito aún- buscando relativizar el último genocidio. Esto se da por la vía de un negacionismo abierto y, también, por el retorno a la teoría de los dos demonios. Esta última es la concepción que equipara el terrorismo de Estado con las acciones de las organizaciones guerrilleras.
Esa absurda simplificación de la realidad tiene por objetivo buscar impunidad para los represores y para el accionar del Estado. Al mismo tiempo sirve como cobertura al rol que jugó el gran empresariado en la misma dictadura, rol que prácticamente no ha sido juzgado.
El debate sobre la estrategia de las organizaciones guerrilleras en los años 70 excede los límites de este artículo. Se remite a los lectores a otros textos centrados en ese debate.
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Más en general, este giro institucional no puede verse desligado del intento de represtigiar socialmente al Ejército y al conjunto de las Fuerzas Armadas. Más allá de los años transcurridos, el recuerdo de su accionar en la última dictadura militar se mantiene vigente. Esto es producto de las peleas durante décadas por parte de los organismos de derechos humanos, las organizaciones sociales y los partidos de izquierda.
Desde su llegada al gobierno, el macrismo ha intentado avanzar en establecer legalmente la posibilidad de que las FF.AA. puedan actuar en la represión al interior de las fronteras nacionales. La oposición política y social ha impedido que eso ocurra. Estos homenajes no pueden despegarse de ese objetivo.
Redacción
Redacción central La Izquierda Diario