En docencia el 80% somos mujeres. Recaen sobre nosotras mayoritariamente las tareas "domésticas" y de cuidado. A esto se suma el aumento de la carga laboral por medio del teletrabajo, y del costo de vida.
Lunes 11 de mayo de 2020
En cada crisis en la que nos sumerge este sistema capitalista lo primero que se ve es que las ganancias son propiedad de un pequeño puñado de empresarios mientras las pérdidas se socializan con las mayorías. Y también queda expuesto cuáles son esos sectores más precarizados, en los que las mujeres somos mayoría.
Una de las primeras medidas preventivas que tomó el gobierno fue cerrar las escuelas para los alumnos para prevenir el contagio, y luego se decretó la cuarentena para todos los trabajos que no eran esenciales. Si bien esta medida de aislamiento fue correcta esto dejó mucho más visible no solamente las profundas desigualdades económicas de las familias de nuestros alumnos, alumnas y docentes, también quedó visible quiénes son las que mayormente llevan adelante todas las tareas referidas a la reproducción social, es decir, se hizo más visible la profunda diferencia de género y de clase.
Un informe de la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género, arrojó quecerca del 90% de las mujeres realizan el 76% de las tareas domésticas. Es decir, además del trabajo asalariado que ahora muchas hacemos dentro del hogar, se le suma el trabajo de las tareas domésticas y la crianza de les niñes, que nos ocupa alrededor 6,4 horas más de trabajo por día.
Docencia, un trabajo donde el 80% somos mujeres
Todos los días vemos en las redes memes y expresiones donde les docentes cuentan que aumentó muchísimo la carga laboral. Horas de estudiar nuevas formas de enseñanza en la virtualidad, planificar, corregir, exigencias burocráticas, más las tareas del hogar, no solo generó enorme estrés, sino también llevó a que muchas docentes comiencen a preguntarse cómo y para qué seguimos con la clásica enseñanza solo que ahora de forma virtual, y también a qué aulas volveríamos en medio de esta crisis.
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Pame, docente, estudiante y madre nos cuenta que “Sin dudas estos momentos de pandemia además de ser una crisis a gran escala en varios aspectos de nuestras vidas, es una situación de gran incertidumbre y gran sobrecarga emocional.
Tratamos de darle forma a los posibles, claro. Y en este punto el rol docente juega un papel importante, siempre lo hizo pero en estos momentos tiene otro gran desafío por delante.
Nos estamos vinculando con nuestros alumnos a través de una pantalla, y detrás de pantalla el docente está atravesado por miles de cuestiones que no se ven y tampoco se quieren ver.
Tratamos de cumplir a rajatablas lo que nos piden desde las escuelas, contacto con nuestros alumnos, actividades pensadas para que la escuela de alguna manera esté “presente”. Pero detrás de todo eso, aquellas docentes que somos madres y jefas de hogar tenemos muchos más desafíos, miedos e incertidumbres que enfrentar.
Nos reinventamos constantemente, estamos inmersas en una indiferenciación entre lo doméstico y lo profesional. Y aquí estas docentes madres tenemos un bonus track aparte de sufrimiento y agotamiento ante esta situación excepcional. Nos volvemos a reinventar nuevamente, estamos frente a la exigencia de cumplir con nuestra profesión pero también con nuestro rol de madre para acompañar a nuestras hijas e hijos en sus aprendizajes y sostener un hogar. Sin dudas esta crisis nos atraviesa doblemente y profundamente.
Acá no hay distancia posible que podamos marcar, no hay horarios y nos interpela tan profundo que a veces entramos en una crisis existencial que no hay forma alguna para esos posibles.”
Por otro lado Flor, docente de Música en Jardines nos cuenta, “Tuve que aprender a usar varios programas de edición, que a mi personalmente me interesa por la música y la tecnología, pero eso me llevó un buen tiempo extra. También me compré un teléfono nuevo, porque el que tenía antes enseguida se colapsaba. Pero bueno, son todas cosas que pude hacer porque yo dispongo de esos recursos, más allá del interés personal, y dispongo de ese tiempo.”
Esto que queda expresado en los testimonios de las compañeras es muy importante ya que ni todes les docentes, ni todas las familias de las escuelas tienen la misma composición familiar ni cuentan con los mismos recursos y posibilidades.
La falta de recursos para seguir posibilitando los aprendizajes también golpea a las familias de muchos de les estudiantes que no tienen ni celular, ni computadora, ni internet, mientras los dueños de las telecomunicaciones son de los más ricos del mundo, y somos otra vez les docentes, y NO el gobierno ni los empresarios, quienes nos organizamos para solucionar esta problemática, imprimiendo las tareas y buscando la forma de poder acercársela a las y los alumnos, comprando la tinta de la impresora de la escuela, pagando las fotocopias, y saliendo de nuestras casas para poder hacer llegar a la escuela todo esto comprándonos nosotres también los elementos de seguridad e higiene.
Las docentes además nos hacemos cargo de sostener con nuestro sueldo de pobreza todos los recursos necesarios para poder llevar esta tarea de sostener la enseñanza por medio del teletrabajo, pagando hasta $1800 de factura de internet, más otros $500 (como mínimo) de internet de celular, más los tarifazos que nunca se retrotrajeron, como el peronismo había prometido en campaña, y en un contexto donde no para de subir el costo de la canasta familiar. Ante esta situación no hay salario, ni AUH que alcance, sobre todo para las docentes que cuentan solamente con su salario para la manutención de su familia.
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Para les docentes y estudiantes reales ¿es posible enseñar y aprender desde la virtualidad?
La escuela no está ni puede estar ajena a lo que pasa en el resto de la sociedad. Porque a las escuelas públicas van las familias trabajadoras, porque desde las mismas escuelas se está organizando la entrega de comida para las familias más empobrecidas, porque somos les trabajadores de las escuelas quienes muchas veces nos encargamos de los temas de salud física y mental de les estudiantes, porque fue también en las escuelas donde a partir de la aplicación de la ESI se empezaron a denunciar la mayoría de los casos de abuso y violencia en la niñez.
En las reuniones de personal de escuela o charlando entre compañeres de trabajo se manifiesta que muy pocos estudiantes están pudiendo resolver todo lo que se envía desde las escuelas, producto de la desigualdad económica y social entre las familias.
A pocos días de comenzar la cuarentena y las clases en la universidad, un colectivo de Profesores del Departamento de Humanidades de la Universidad Nacional del Sur se organizó ante la pandemia, y denunciaban a través de una carta abierta los problemas del teletrabajo, manifestando su preocupación por que la excepción se haga norma, como así también denunciaban los salarios por debajo de la línea de pobreza, la diferencia social y económica de les estudiantes y hacían una exigencia al gobierno de que garantice becas para que nadie deje de estudiar como así también garantizar la comida gratuita por medio del comedor universitario. Claro que nada de esto fue garantizado aún.
Les docentes de las escuelas públicas además ya veníamos denunciando la precarización laboral donde se cerraban cursos hacinando a les estudiantes en un solo aula, dejando sin horas a miles de docentes, y duplicando el trabajo de otres miles por un salario que estaba muy muy lejos de la canasta familiar teniendo que tomar hasta tres cargos para cubrir todos los gastos de una familia. Además, los distintos gobiernos fueron creando nuevos formatos de clases con trabajados no registrados sin licencias ni vacaciones, como el Plan FinEs, "Talleristas" municipales de las orquestas escuelas, proyecto Envión, etc.
Esta situación de precarización se agravaba por el estado de nuestras escuelas, donde ya muchos años antes de esta crisis veíamos cómo se caían los techos, se inundaban las aulas, habían riesgos sanitarios o plagas que obligaban a suspender las clases, o no estaban las instalaciones en condiciones para abrir la escuela llegando a desencadenar crímenes como el de Moreno donde dos trabajadores (Sandra y Rubén) murieron en 2018 producto de una explosión. Este es el desprecio y la violencia que ejerce el Estado y sus sucesivos gobiernos hacia les trabajadores de la educación y les niñes.
Les trabajadores de la educación también estuvimos en las calles en primera línea denunciando las profundas desigualdades en los barrios más empobrecidos, donde hay mayor deserción de alumnes, enfrentando a todos los gobiernos que pasaron y que fueron desfinanciando tanto en educación como en salud y aumentando las cifras de nuevos pobres mientras seguían fugando la plata en el pago de la deuda usurera y en negociados con sus amigos empresarios. Basta el ejemplo de las empresas Multinacionales del Polo Petroquímico y el Puerto que los últimos años no hicieron más que multiplicar sus ganancias, la contaminación y la precarización.
Hoy llegamos a esta crisis sanitaria con una crisis económica previa, que comienza a agudizarse. Hacemos responsable de esto a todos los gobiernos que pasaron.
¿Cómo puede ser que en medio de esta crisis no den ninguna solución de fondo para la mayoría de las familias trabajadoras? ¿Cómo puede ser que aun haya familias en la calle o viviendo hacinadas, sin agua potable, sin comida? ¿Las clases virtuales son posibles de sostenerse en estos barrios?
Las docentes, las que conocemos toda esta situación de las familias, las que vivimos la violencia y la explotación en primera persona, no podemos hacer la vista gorda y seguir dando clase sin levantar la voz ante el aumento de la explotación, la opresión y las miserias para las mayorías.
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El gobierno junto a los empresarios y la complicidad de la burocracia sindical están aplicando una reforma laboral de hecho y son los responsables de precarizar la vida de las familias trabajadoras. ¡Basta de tomar decisiones a espalda de nosotres!
Más que nunca las mujeres nos pondremos en la primera línea, organizadas con nuestra clase para dar todas estas peleas por una sociedad donde todes tengamos garantizado el derecho a la alimentación, a la educación, a la salud, al trabajo y a la vivienda, y terminar con todo tipo de opresión y explotación.
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Te invitamos a hacer oír tu voz y a organizarte con les docentes de La Marrón, en el PTS y el FITUnidad.
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Melina Ricke
Docente | Congresal de Suteba Bahía Blanca