El sacerdote jesuita Franz Jalics, quien fue secuestrado junto a su par Orlando Yorio por un grupo de tareas de la ESMA, falleció hoy a los 93 años. Ambos curas sostuvieron durante años que quien en ese momento era su superior, el actual Papa Francisco, no hizo nada por ellos, quedando a merced de los genocidas.
Sábado 13 de febrero de 2021 16:13
Foto: El Patagónico
Jalics y Yorio fueron secuestrados en un megaoperativo en la Villa 1.11.14 del Bajo Flores el 23 de mayo de 1976. Los catequistas que colaboraban con ellos habían sido secuestrados algunos días antes.
A mediados de los 70 Jorge Bergoglio era el superior de la Orden de los Jesuitas, y durante años Jalic y Yorio aseguraron que el actual Papa los dejó prácticamente a merced de los represores, habiéndolos sacado de la Orden e incluso quitándoles las licencias para dar misa. Sumamente expuestos, fueron secuestrados y llevados a la ESMA, donde permanecieron desaparecidos por casi seis meses.
Bergoglio es uno de los tantos integrantes de la jerarquía eclesiástica que a casi 45 años del golpe genocida, continúa impune y en su caso "premiado" con la investidura de Sumo Pontífice.
Recién el lunes 8 de noviembre de 2010 Bergoglio tuvo que prestar declaración, cuando revestía en cargo de arzobispo de Buenos Aires, ante el Tribunal Oral Federal 5 a pedido de las querellas. Con los privilegios que lo asistían (y asisten), aquella fue la primera y única vez que declaró en un juicio por delitos de lesa humanidad, pese a haber sido mencionado en varias causas como cómplice de los genocidas. E incluso declaró, por su expreso pedido, en sus oficinas de la Curia porteña y no en Tribunales, como lo hubiera hecho cualquiera.
Entre quienes lo interrogaron aquella mañana estuvieron Myriam Bregman y Luis Bonomi, representantes letrados de la querella encabezada por Patricia Walsh, hija del escritor asesinado el 25 de marzo de 1977 Rodolfo Walsh, cuyo caso se trataba en el mismo proceso judicial.
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Como publicamos en este diario, la participación de Jorge Bergoglio y otros integrantes de la cúpula eclesiástica en el genocidio, es un secreto a voces.
Tanto sobrevivientes, como familiares de desaparecidos y desaparecidas han asegurado que su participación existió, incluso otorgando con su silencio ante la apropiación sistemática de bebés.
La muerte de Jalics vuelve a traer parte de ese pasado (y presente) oscuro de quien hoy es la máxima autoridad de la Iglesia Católica a nivel mundial.