Con ilustraciones, documentales, poemas y murales, artistas de distintas disciplinas han rendido homenaje a la lideresa ambientalista Berta Cáceres, asesinada en 2016 por su activismo. La música no fue la excepción.
Nancy Cázares @nancynan.cazares
Lunes 4 de marzo de 2019 09:35
Imagen: Fragmento de un mural en homenaje a Berta Cáceres. Fanny Aishaa.
La madrugada del 2 de marzo de 2016, un grupo de sicarios relacionado con la empresa hondureña DESA irrumpió en el hogar de Berta Cáceres, defensora del medio ambiente y dirigente indígena lenca. A tiros, buscaron acallar a una de las voces en la lucha contra la voracidad capitalista que amenazaba recursos y territorio indígena -considerado sagrado-, con la construcción de la una hidroeléctrica, a cargo de Desarrollos Energéticos S.A. (DESA).
La lucha que durante años encabezó Berta no sólo no se extinguió junto con su vida, sino que cobró nuevos bríos y consiguió la suspensión del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca.
Con carteles, ilustraciones, documentales, poemas, murales, etc., artistas de distintas disciplinas han rendido homenaje a Berta Cáceres. Destacan los documentales "Berta soy yo" o el de "Guardiana de los ríos", así como la antología editada por Biblioteca de las Grandes Naciones llamada simplemente Berta Cáceres.
Este libro reúne el trabajo de artistas y poetas de distintas nacionalidades. Cuenta, además, con hermosas ilustraciones de artistas hondureños, así como un apartado destinado a fotografías cortesía de la familia de Berta y del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh).
Entre estos homenajes, la música ha sido prolija en composiciones que, además de expresar la indignación por este crimen que sacudió al mundo, hablan de la continuidad del legado de una mujer que en 2015 fue galardonada con el Premio Ambiental Goldman -considerado el más importante del mundo para el activismo medioambiental-, y que hoy es símbolo de la lucha en defensa de los recursos y el territorio por toda América Latina.
Otras abordan la precariedad de la vida y la crisis de violencia y corrupción en Honduras como telón de fondo en el asesinato de Berta. Estos son precisamente algunos de los elementos que han señalado organismos internacionales de derechos humanos como causa de la crisis de derechos de los pueblos indígenas en Honduras.
A estos elementos se suman la militarización, la impunidad y la desigualdad (Honduras tiene los índices más altos de desigualdad en toda América latina); la carencia de acceso a derechos básicos como la salud y la educación, así como una serie de atropellos y agresiones respaldadas por un marco jurídico, político e institucional servil a los empresarios y sus megraproyectos.
El grupo Las amigas de Yoli, lanzó su poderoso tema "A Berta Cáceres", que recorre la rabia, la denuncia y la lucha contra el despojo y la avaricia capitalista en la región.
El rock aportó a este homenaje musical con una firme denuncia de la responsabilidad del gobierno en la entrega de recursos naturales a empresas privadas, en detrimento de los pueblos y comunidades que habitan las regiones que terminan padeciendo el despojo y la represión.
La comunidad de Río Blanco, perteneciente a la Copinh, rindió también un homenaje a la activista por medio de la música tradicional.
Coincide con el resto de las canciones anteriores en la persistencia de la lucha en la región, en exigencia de justicia que, según dice la canción "nunca se ve llegar". Sayda Bulnes, exponente del metal sinfónico hondureño, también encontró inspiración en Berta y lanzó su tema "Berta, mi heroína". "El corrido de Berta Cáceres", por su parte, denuncia el crimen y destaca el papel de las mujeres en resistencia.
Río Blanco es el poblado hondureño en donde comenzó la lucha en defensa del Río Gualcarque, sagrado para los indígenas y vital para su supervivencia. Este río y la lucha en su defensa ha sido también objeto de composiciones musicales, con temas como "Que corra el río", de Karla Lara.
Indígenas Pech, pobladores de la actual Honduras desde hace al menos 3 mil años -son una de las etnias más antiguas en la zona-, también dedicaron cantos a Berta.
A medida en que se profundiza la entrega de los recursos naturales a las empresas nacionales y extranjeras, la subordinación del gobierno del represor Juan Orlando Hernández a la Casa Blanca se acentúa. Así lo demuestra el apoyo de Honduras a la injerencia imperialista en Venezuela, participando del hipócrita envío de dos toneladas de "ayuda humanitaria" y, mucho antes lo demostró la posición del gobierno de Hernández ante la crisis migratoria.
Según la ONG Global Witness, de 2010 a 2017 fueron asesinados 123 activistas ambientales en Honduras. El asesinato de Luis Fernando Ayala, ambientalista de 16 años, es uno de los casos más recientes de crímenes cometidos contra activistas en el país centroamericano.
La exigencia de justicia para Berta Cáceres, así como para el pueblo Lenca y el resto de los nueve pueblos indígenas y afrodescendientes que habitan en el actual territorio hondureño, muchos de los cuales habitan la región desde tiempos prehispánicos, continúa.
Puedes leer el libro Berta Cáceres aquí.