¿Por qué aumentan las dificultades en la construcción de vínculos afectivos? ¿De qué manera la sexualidad actúa como un síntoma de la sociedad contemporánea? La licenciada Graciela Grin, psicoanalista y docente, nos acompaña en un análisis sobre estas preguntas.
Rosa D’Alesio @rosaquiara
Viernes 8 de noviembre 19:49
Eco y Narciso, pintura de John William Waterhouse. Reino Unido, 1903
En la clínica psicoanalítica, se escucha un aumento del malestar relacionado con la dificultad para establecer relaciones sexoafectivas y quejas sobre la disminución de la actividad sexual, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Este fenómeno ha comenzado a captar la atención de sociólogos, psicólogos y filósofos. Algunos sitúan el origen de estos conflictos en el contexto neoliberal, que ha promovido el individualismo como un valor central, priorizando la satisfacción personal e inhibiendo el encuentro genuino con el otro.
Las aplicaciones de citas y las redes sociales se han fusionado con la cultura neoliberal predominante en la actualidad, provocando una transformación significativa en nuestra forma de relacionarnos. Aunque estas plataformas facilitan el contacto, pueden restar profundidad a las relaciones y aumentar el desencuentro. Este fenómeno invita a una reflexión profunda, ya que las redes sociales generan una gran cantidad de sintomatologías y se manifiestan como un emergente de lo que ocurre entre los partners. La búsqueda constante de validación en redes puede transformar al "otro" en un objeto de consumo, idealizado y distorsionado. Esta dinámica erosiona la posibilidad de construir relaciones que puedan superar las barreras del narcisismo, donde se prioriza la satisfacción personal y no se busca conectar con un otro, sino una proyección de sí mismos que reafirme su identidad y elimina la posibilidad de experimentar la alteridad en su sentido más pleno. Dado que la palabra se ha transformado cada vez más en vehículo de información su aspecto creativo, metafórico, se va apagando. Sobrevalorar la máquina, la inteligencia artificial lleva a la confusión de que se puede prescindir del cuerpo para hablar el uno con el otro. En este escenario, la construcción de vínculos deja de ser un desafío y se convierte en un espejo de autoconfirmación, lo que lleva a un aplanamiento del deseo genuino.
Cuando el acercamiento sexual se convierte en un síntoma, "coger" más o menos refleja algo más que lo privado: habla de los cruces con las demandas de una sociedad que promueve conductas homogeneas y el éxito personal, dejando al sujeto atrapado en una búsqueda insaciable de gratificación que nunca llega a colmar del todo el vacío de un yo desvinculado del otro.
Este contexto, donde se promueve la uniformidad y la competencia que relega a las personas a ser consumidores de ideales en lugar de sujetos en relación, provoca una amplia sintomatología que refleja en gran medida la estructura de nuestra sociedad contemporánea. De este modo, la construcción de vínculos se desarrolla en el plano imaginario, relegando lo simbólico, la palabra. En este imaginario, cargado de incertidumbre, el lenguaje se diluye y el sujeto cae como hablante. Este imaginario está, en gran medida, poblado por estos modelos universales. Surge así un sentido de vacío o desgano que afecta la manera en que los individuos se relacionan.
La psicoanalista Graciela Grin argumenta que esta estructura social y cultural dificulta cada vez más la construcción de vínculos amorosos. Además, la sexualidad atraviesa una crisis marcada por problemáticas donde la diferencia y la alteridad se convierten en obstáculos para establecer vínculos menos sintomáticos.
- ¿Cómo impacta en el sujeto y en sus vínculos esta exacerbación del individualismo? ¿Qué lectura se puede hacer desde el psicoanálisis de estás posiciones tan propias de la época?
Hay un luchar continuo, un moverse continuo, pues se está aterrorizado por la degradación, el ninguneo y hay que tratar de anticipar lo que va a pasar. Esto último lo vemos en el “culto por la conexión”. Es informar continuamente la autonomía y el movimiento, pero dependiendo del reconocimiento o no del otro. Es a través de las prácticas digitales que el individuo siente que existe, que es registrado y reconocido como autónomo. Esta nueva lógica de tipo comunicacional y narcisista muestra cómo el ser más reconocidos, más libres, tiene como contrapartida paradojal el ser tributarios de los demás… Podríamos aventurar: “Soy cuando me conecto con otro”. Siempre hay algo por delante a manejar, siempre hay algo que hay que anticipar. A pesar de “vivir un ahora”, es un ahora adelantado o atrasado a una respuesta del afuera. La ansiedad reina en todo este proceso.
- En relación a esto que lees en la clínica ¿Qué pasa en el encuentro con el otro?
- ¿Esto es lo que estaría marcando la falta del deseo, explicaría de por qué se coge menos?
Pero también, como en todas las cosas, hay otras posiciones. Están los que esperan una
validación, los que esperan una palabra, una sensación. Podríamos decir que no todos pueden coger con la sola necesidad de estar caliente. La desilusión, la angustia y toda una serie de sintomatologías son las guías para no enfrentarse nuevamente ante esta situación tan frustrante.
- ¿Cómo impactan las redes sociales en los vínculos, en el lazo social?
Entonces es una forma de narcisismo hipermoderno. Es estar conectado a las redes sociales con especies de mini-tribus. Pequeños mundos donde se esperan gratificaciones, formas de reconocimiento. Esto produce una paradoja muy interesante: se reivindica la autonomía y al mismo tiempo existe una dependencia total hacia el celular, hacia la red.
Esto conlleva una nueva lógica de tipo comunicacional. Esta lógica nos muestra que cuanto más se es reconocido en tanto líder de sí mismo e independiente, más tributarios somos de los demás.
- En el lenguaje de los jóvenes, y no tan jóvenes, está tipificada la conducta entre los pares, lo que implica que inmediatamente una acción queda aislado de todo el resto de lo que es ese sujeto. No es un rasgo; incluso podría estar bien definido por esa tipificación, sino que se transforma en un todo y por lo tanto ese sujeto, en la mayoría de las veces, termina tachado. Podríamos decir que cae en desgracia.
Cuando el otro no está enceguecido ante el brillo fálico, no está deslumbrada, deslumbrado porque tenés esto o lo otro, cuando el otro está puesto en otra posición, ¿qué hace este narcisista? empieza a horadar al otro, a denigrar al otro.
- ¿Cómo ves vos los vínculos entre los más jóvenes?
Tener una relación con alguien a veces implica lanzarse al temor del ninguneo, al temor de la agresión. Se tiene miedo a la entrega, ¿a quién me estoy entregando? Esta generación de cristal, que cualquier cosa lo rompe, tiene que acudir a… no romperse.
- ¿Es excesivo o es lógico que deban cuidarse?
- ¿La marea verde cómo impactó en los varones heteros, afectó en su sexualidad?
Hay distintas reacciones. Una se la caracterizaba como ofensiva-defensiva. Reacción que intenta bloquear completamente la interpelación feminista. Que intentan no hacerse cargo de las críticas y planteos y que de algún modo se resisten al intento de transformación del status quo patriarcal, llegando a recrudecer una respuesta machista a través de la crueldad y la violencia.
En un segundo lugar planteaban una reacción defensiva-elusiva. No se enfrenta desde una oposición antifeminista a la interpelación proveniente de los feminismos, sino que de algún modo se validan, se legitiman las denuncias contra las violencias machistas, pero se elude hacerse cargo. Podríamos decir, si el patriarcado existe, el machismo existe, pero hay una interpretación que limita, pues dicen existe, pero yo no soy eso. No se sienten representados en eso que se denuncia. Esto está representado con el hashtag “no todos los varones”. Podríamos decir que hay una desimplicación automática bajo esa lectura: "La" violencia siempre es de los otros”. No hay desmentida de las denuncias sino una validación desimplicada.
Una tercera posición sería aquella que deja de ser defensiva y que comienza a ser constructiva. Esto sería un dejarse cuestionar por las interpelaciones, lo cual llevaría a una cierta incomodidad. Incomodidad de la afectación de las creencias y valoraciones afectivas.
Así en lo cotidiano podemos ver: a algunos los afecta en tanta retracción o en tanta inseguridad… Más timidez, "que le digo", o quedarse perplejo porque la mujer lo invitó a salir, y no saber cómo responder, sentirse avasallado. También el tema de la plata o si ella tiene mejor trabajo; eso los inhibe, incluso en matrimonios donde se ve esa asimetría. A otros los afecta en tanto machismo: “tu lugar es este y no este otro”.
También se ve a los tipos llevando a sus hijos en porta enfant. Los ves orgullosos sobre este lugar. Pero hay otros que siguen con los prejuicios, “no, esto lo sabe la madre”, algunos porque no saben cómo ocupar lugares que estaban destinados a las mujeres, y otros porque no quieren ocupar ese lugar.
Se ve, además, a adolescentes con relaciones muy agresivas, con mucho temor a hablar para no provocar el enojo de sus parejas.
Rosa D’Alesio
Militante del PTS, columnista de la sección Libertades Democráticas de La Izquierda Diario; se especializa en temas de narcotráfico y Fuerzas Armadas.