A propósito de Nomadland (2020), de Chloé Zhao.
Nomadland (2020), tercera película de Chloé Zhao (Songs My Brothers Taught Me, 2015; The Rider, 2017), delicada y sentimental road-movie, comienza su relato en la antesala de un viaje, justo antes de iniciar un desplazamiento que será permanente, acaso como la crisis que lo suscita. Es un momento breve y sobriamente dramático, en tanto evidencia la certeza de una despedida y supone, por las condiciones urgentes de la partida, un primer tipo de desprendimiento: viajar sin demasiado equipaje, tan solo con lo necesario e indispensable. Una premisa que la película de Zhao intentará sostener, no siempre con igual prudencia y eficacia.
Precisamente eso –no más– es lo que hace Fern (Frances McDormand), la protagonista de la historia, antes de subirse a su camioneta: cargar un par de cajas, algunos pocos recuerdos y, mediante un gesto mínimo y suficiente, despedirse (la actuación de McDormand es, por las razones mencionadas, notable). Los motivos de su viaje responden a un contexto de orden mayor que trasciende su singularidad: el derrumbe de la economía norteamericana iniciado en la primera década del siglo XXI. En 2012, la situación no se ha modificado. La crisis continua. Luego de la muerte de su marido, después del cierre de la fábrica donde trabajaron y la desaparición del pueblo donde vivieron gran parte de sus vidas, Fern decide buscar un nuevo horizonte arriba de su única posesión, acondicionada para funcionar como humilde vivienda: una pequeña van que ella misma bautizará con el nombre de “vanguardia”. Más adelante, otro personaje vinculará esa decisión con una tradición de pioneros norteamericanos dispuestos a forjarse su propio destino.
Fern trabajará de lo que sea o lo que pueda conseguir. Será más bien poco: trabajos provisorios, mal pagos y precarios, donde conocerá a otros trabajadores ambulantes cuya caracterización es similar: mano de obra barata de las grandes compañías estadounidenses. Nomadland exhibirá, desde el principio, una perspectiva marcadamente documental, dado que gran parte de las personas que la protagonista conoce durante su travesía existen en la realidad. En los enormes galpones de Amazon, una compañera le aconsejará sumarse a una caravana de camionetas conducidas por hombres y mujeres que recorren el país persiguiendo oficios temporales para subsistir. Junto a ellos, formará parte de una serie de encuentros organizados al costado de la ruta, liderados por un hombre llamado Bob Welles, una suerte de mentor que trata de consolidar, mediante la colaboración mutua y el afecto, una comunidad fraterna y solidaria. En esas reuniones, Fern escuchará las historias de vida de quienes se quedaron literalmente al margen: veteranos de guerra, desempleados, sobrevivientes de un imperio en bancarrota.
Una existencia nómade que el film de Zhao gradualmente buscará ennoblecer. Intencionalidad manifiesta sobre todo en aquellos momentos de aproximación sensible que la protagonista conquistará para sí, a partir de su experiencia de vida al aire libre. Un conjunto de escenas sobrecargadas por intervenciones musicales que funcionarán como fondo sonoro de imágenes bucólicas y presuntamente poéticas. En ese sentido, una disposición metafórica de poco alcance tomará por asalto el relato: la carretera se convertirá de pronto en una nueva tierra prometida para una vida sin ataduras, lejos de la asfixia que produce la convención del hogar familiar. Así las cosas, la fuerza –política– que podía advertirse al comienzo de la historia quedará reducida finalmente a una exposición edulcorada de buenas intenciones.
FICHA TÉCNICA
Elenco: Frances McDormand, David Strathairn, Linda May, Charlene Swankie, Bob Welles.
Dirección: Chloé Zhao
Guion: Chloé Zhao (basado en el libro Nomadland: Surviving America in the Twenty-First Century, de Jessica Bruder).
Música: Ludovico Einaudi
Fotografía: Joshua James Richards
Duración: 108 minutos
Año: 2020
País: Estados Unidos
TRAILER OFICIAL:
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