Presentamos aquí la traducción del prólogo a una nueva edición en inglés del libro de Andrea D’Atri, Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo, publicada recientemente en Estados Unidos (Bread and Roses: Gender and Class Under Capitalism, Pluto Press, 2020).
Mientras escribo el prólogo a esta nueva edición de Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo, la pandemia de Covid-19 recorre el mundo, mostrando que las ficciones distópicas pueden hacerse realidad y la cotidianeidad puede transformarse en un letargo surreal y soporífero. Entre la primera edición en castellano y esta primera edición en inglés, pasaron apenas quince años; sin embargo, la distancia entre aquel tiempo y el presente es enorme, marcado por el “antes” y el “después” del coronavirus.
Para entenderlo, quizás valga recordar que este libro fue publicado originalmente en 2004 en Argentina; en ese entonces, en Estados Unidos, Mark Zuckerberg y sus compañeros de Harvard estaban lanzando un sitio web para conectar a los 20.000 estudiantes de la universidad. Hoy, Facebook tiene más de 2.300 millones de usuarios en todo el mundo y, además, es propietaria de Whatsapp, la aplicación líder de mensajería instantánea sin la cual es imposible imaginar esta vida en confinamiento, repleta de clases virtuales, teletrabajo, entretenimiento en línea y videollamadas. Hoy, en medio de esta crisis mundial y los vertiginosos acontecimientos que se suceden a diario, aquel 2004 parece haber quedado más de un siglo atrás.
Luego, Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo fue editado en 2007 en Venezuela; en 2008, en Brasil y en 2010 en México. En 2013, una nueva edición corregida y ampliada, se publicó en Argentina y es la que, traducida al inglés, presentamos aquí gracias a Pluto Press. Y aunque es una versión revisada casi una década después de su publicación original, sigue siendo aún un texto anterior a la oleada feminista internacional de los años recientes y a los grandes acontecimientos que el mundo está presenciando actualmente. Esta misma versión ha sido traducida y publicada en Italia en 2016, y en Alemania y Francia en 2019.
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Cuando salió la primera edición de Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo en Argentina, nos atrevíamos a proponer que la relación entre las categorías de género y clase había que pensarla al calor de la Historia. Lo hacíamos desde el extremo sur del continente y fuera de los círculos académicos. Por eso, si bien el libro no presenta una exposición detallada de cada una de las infinitas luchas del movimiento internacional de mujeres, ni plantea todos los debates teóricos que lo atraviesan, tiene el modesto mérito de sostener –hace 15 años– la hipótesis de que no hay un progreso gradual y evolutivo en la ampliación de derechos políticos y libertades democráticas para las mujeres.
En un momento en que las luchas feministas no ocupaban las primeras planas, este libro sostenía que, en el marco del sistema capitalista, los avances y retrocesos en la lucha antipatriarcal están en consonancia con los períodos de reformas, revoluciones o reacción. La idea de que la lucha de las mujeres avanza y retrocede con los vaivenes de la lucha de clases recorre el libro. Y que, así como las derrotas de las masas impusieron postergaciones y silenciamientos a las mujeres y otros sectores oprimidos de la sociedad, los procesos revolucionarios conquistaron transformaciones inusitadas, y a una velocidad inesperada, en la vida cotidiana y las instituciones sociales y políticas.
Este libro no contiene una extensa lectura de las luchas por la liberación sexual, sobre lo que hemos escrito numerosos artículos. Tampoco un análisis del racismo y de la intrincada trama de opresiones que vinculan género y clase con raza, etnia y nacionalidad. Si hoy volviéramos a reescribir este trabajo, con mucho más conocimiento y habiendo atravesado grandes experiencias de luchas colectivas, incluiríamos un análisis de cómo el capitalismo estructura una jerarquía de vidas y cuerpos, conformando de manera compleja y heterogénea a la clase trabajadora. Y sin duda, la reciente rebelión desatada en Estados Unidos a raíz del crimen policial de George Floyd y contra la violencia racista institucional del imperialismo norteamericano –con mujeres negras al frente de la movilización– sería una fuente de inspiración para un nuevo trabajo sobre la opresión de las mujeres y las perspectivas de su emancipación. La emergencia de una nueva generación que está apoyando la perspectiva de una sociedad socialista en el corazón del imperialismo sería igual de inspirador.
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Pero cuando escribimos Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo, lo hicimos a contramano de lo que se vivía en la Argentina de entonces: los movimientos sociales y las luchas de resistencia a la crisis económica y política de finales de siglo XX estaban dando pasos acelerados en su asimilación al régimen político, abandonando sus aspectos más radicales. Desde aquella primera edición de 2004, el discurso neoliberal de la “ampliación de derechos” empezó a instalarse como el único horizonte posible para los movimientos sociales, incluido el feminismo. Y, paradójicamente, en medio de ese retroceso de los movimientos sociales y desde una posición inicialmente minoritaria, no solo publicamos este libro sino que nos esforzamos por construir una fuerza material que hiciera carne las ideas que se reflejan en él.
Por eso, a pesar de las faltas y ausencias importantes en sus páginas, incluso, a pesar de que grandes acontecimientos que sucedieron después de su segunda edición revisada de 2013 no estén contemplados, este libro conserva un valor muy peculiar que no es mérito individual de su autora. Si la mayor parte del tiempo escribo usando la primera persona del plural, es porque Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo es el testimonio de una intensa actividad militante colectiva y a contracorriente. Sus páginas surgieron del activismo y la lucha contra la explotación y la opresión, fue leído y debatido por jóvenes que pelearon por la legalización del aborto, por obreras que tomaron las fábricas y las pusieron a producir bajo control obrero en medio de la crisis capitalista, por estudiantes que no se conformaron con ver su odio antipatriarcal convertido en un slogan o una moda pasajera.
Y ese recorrido del libro, de mano en mano, permitió que un puñado de militantes marxistas revolucionarias pusiéramos en pie la agrupación de mujeres Pan y Rosas, con una perspectiva de clase, antiimperialista, anticapitalista, antirracista, es decir, socialista y revolucionaria. Hoy, más de quince años después, cuando este libro se presenta en inglés, ese puñado de mujeres ya se ha convertido, en Argentina, en una corriente de miles de trabajadoras asalariadas de los servicios y la industria, precarizadas, mujeres que no tienen salario y jóvenes estudiantes. Nuestra corriente se ha desarrollado también en Brasil, Chile, Bolivia, Uruguay, Perú, México, Venezuela, Costa Rica, España, Francia, Alemania e Italia.
En nuestra corriente se organizan obreras de la multinacional PepsiCo de Argentina, que paralizaron la producción junto con sus compañeros para sumar a toda la plantilla de la fábrica a la huelga feminista contra los femicidios de 2016. También integran Pan y Rosas “Teresa Flores” algunas de las trabajadoras sanitarias, docentes y jóvenes de la “Primera Línea” de Chile, que durante los últimos meses de 2019 ocuparon las plazas y las calles repudiando al gobierno asesino de Piñera. En el Estado Español, Pan y Rosas acompaña todas y cada una de las acciones de lucha de Las Kellys, trabajadoras de limpieza precarizadas de las multimillonarias cadenas de hoteles, en su mayoría migrantes de África y Latinoamérica; estas compañeras tanmbién han escrito extensamente sobre los debates del feminismo neoliberal, la derecha y el malmenorismo en la imperialista Unión Europea. Nuestras compañeras de Bolivia pusieron el cuerpo en las movilizaciones reprimidas a sangre y fuego por la dictadura de Jeanine Añez. En Francia, son nuestro orgullo las compañeras migrantes africanas que vencieron a la empresa ONET, que las explota en la limpieza de las estaciones del ferrocarril y, junto con ellas, las trabajadoras ferroviarias, conductoras de buses y estudiantes de Du Pain et Des Roses. En Argentina, las delegadas obreras de la multinacional Mondelez que pararon las líneas de producción para repudiar el acoso sexual de un jefe a una trabajadora, también son parte de Pan y Rosas. En México, Pan y Rosas está en la primera fila de la lucha contra la violencia machista, acompañando a las madres y amigas que reclaman justicia por los feminicidios de Ciudad Juárez y en Brasil, nuestras compañeras negras de Pão e Rosas encabezan, junto con la organización revolucionaria Quilombo Vermelho, la lucha contra la precarización laboral –que afectan especialmente a las mujeres negras, en una clara demostración de la unidad que existe entre clase, género y raza para la explotación capitalista–. También han publicado, recientemente, un libro sobre racismo y capitalismo.
Son algunas de las miles de mujeres trabajadoras y estudiantes, lesbianas y transgénero, latinas, afrodescendientes, inmigrantes, de pueblos originarios que forman parte de la corriente internacional feminista socialista Pan y Rosas. Hoy, mientras escribo este prólogo a la edición en inglés, algunas de ellas están en la primera línea de combate al coronavirus en hospitales de Europa, Estados Unidos o América Latina.
La construcción de esa corriente militante internacional ha inspirado las sucesivas ediciones de este libro en distintos países, al mismo tiempo que este se ha convertido en uno de los fundamentos elementales de ese proceso de organización de miles de mujeres. Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo se transformó en una herramienta para generar debates, afianzar convicciones sin dogmatismos, pero siendo siempre intransigentes con la clase dominante, las instituciones y las ideologías que ejercen, reproducen y legitiman la explotación y la opresión capitalista patriarcal.
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La actual pandemia, que se expande con su reguero de infecciones y muertes a lo largo y ancho del planeta, ha provocado interesantes y controversiales debates sobre el mundo que sobrevendrá. ¿Nada volverá a ser como antes o todo retornará a la “normalidad”? ¿Será el fin de la democracia capitalista occidental y la emergencia de nuevos regímenes totalitarios, con un aumento inusitado de la violencia racista y patriarcal? ¿O, por el contrario, la humanidad creará nuevas formas de autogobierno y reorganizará la sociedad en base a parámetros igualitaristas?
Lo que suceda, en todo caso, no dependerá del coronavirus. Por un lado, dependerá de las clases dominantes y sus gobiernos que, en su afán por salvaguardar las ganancias capitalistas, intentarán descargar las consecuencias de esta enorme crisis sobre las masas trabajadoras. Y, por otro lado, estará sujeto a la respuesta que estas sean capaces de esgrimir frente a esos ajustes y planes de austeridad. En la medida en que a las fuerzas reaccionarias de los capitalistas no se le oponga un sujeto social colectivo, que luche por una salida propia a la crisis que hoy nos amenaza manteniéndose independiente de todos los representantes políticos de los capitalistas y defendiendo la perspectiva de una transformación radical, nuevas y peores crisis sobrevendrán en el futuro para millones de seres humanos.
Esa fuerza material hay que construirla. La juventud en Estados Unidos, con las negras y negros a la cabeza, junto a sus hermanas y hermanos latinoamericanos, nos llenan de esperanza de que es posible avanzar en ese camino. Un feminismo anticapitalista y revolucionario no puede eludir esta tarea, menos aún cuando la nueva crisis a la que estamos asistiendo pone de relieve la profunda contradicción entre la sed de ganancias de una clase parasitaria y la vida de millones de seres humanos, donde las mujeres se encuentran una vez más en la primera línea de fuego.
Si Pan y Rosas. Clase y género en el capitalismo puede inspirar a algunas jóvenes trabajadoras y estudiantes de las nuevas generaciones en el corazón del imperialismo norteamericano y en otras partes del mundo para que tomen en sus manos esta tarea –la construcción de una fuerza que combata por una sociedad sin explotados ni explotadas, donde ningún ser humano sea oprimido por otro ser humano, por su género, por su color de piel, por su nacionalidad ni ningún otro motivo–, podré sentir orgullosamente que este libro que hoy presenta Pluto Press en inglés ha cumplido su tarea.
Buenos Aires, septiembre de 2020
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