El escritor e historiador argentino Pacho O’Donnell responde sobre la reescritura y nueva edición del libro Che, luchar por un mundo mejor publicado recientemente, a 50 años de la muerte del dirigente de la Revolución Cubana.
Facundo Aguirre @facuaguirre1917
Lunes 9 de octubre de 2017 08:26
¿Qué lo motivo a reescribir la biografía del Che?
El Che es una figura que está viva. Sus contemporáneos Jrushchov, De Gaulle, Kennedy, Mao están en los libros o en los documentales pero en las calles, en cualquier protesta o manifestación que haya en Yemen, en Turquía o en Ecuador ahí está el Che en pancartas en remeras. Inclusive en nuestro país en las concentraciones hay organizaciones y partidos que llevan su nombre y su imagen. Es decir, el Che no es una figura del pasado sino del presente, a mí me ha motivado a seguir trabajando, buscando documentos y sabiendo más de él, haciendo entrevistas que no había realizado antes.
Entre las entrevistas personales que realizó, la ex novia del Che Guevara Chichina Ferreyra, hace una definición sobre que considera al Che como un traidor a su clase, ¿podría explicar esa visión?
Bueno Chichina Ferreyra vive todavía, pertenece quizás a la familia más aristocrática de Córdoba: los Ferreyra. El Palacio Ferreyra que hoy es un museo, sigue siendo el edificio más emblemático, más maravilloso de Córdoba. Yo creo que fue un desafío para el Che, se propuso seducirla. No sé si estaba realmente enamorado pero eso desafiaba a los ricos, a los otros integrantes del grupo de amistades de Chichina. Él se manejaba como un marginal, se vestía con zapatos de distinto color, usaba siempre la misma camisa y realmente llegó a tener una relación muy estrecha, muy íntima con Chichina. Inclusive cuando se está por ir en su primer viaje con la moto con Granados pasa primero por Miramar donde está Chichina y se le declara, como decíamos en aquellos tiempos, y la invita a viajar con él. Chichina le dice que no, estaba muy condicionada por la familia que por supuesto estaba horrorizada ante la idea de que pueda hacer un vínculo formal con el Che.
La historia es que habría pasado si ella le hubiese dicho que sí, bueno todas las historias tienen ese punto de interacción. Chichina nunca quiso opinar, nunca quiso decir nada a ningún biógrafo. Yo la invité a cenar a mi casa, ella me invitó a almorzar a su casa, tuvimos una relación cordial de encuentros pero me aclaró de entrada que no iba a hablar una palabra sobre su relación con Guevara y lo mismo pasó con algunos amigos del Che. Me fue muy difícil hablar con los amigos “bacanes”. En general no quisieron hablar, inclusive alguno me cortó el teléfono y eso habla de lo que te dije al principio, de que el Che está vivo, sigue produciendo reacciones muy intensas de amor o de odio.
Usted dice que las tres cualidades del joven Guevara fueron la sensibilidad hacia la cuestión social, la voracidad intelectual y el voluntarismo para superar el asma. ¿Esas características del joven Guevara son constitutivas de quién va a convertirse, después, en el “Che”?
Si, absolutamente. Usted sabe que somos lo que hemos sido en la infancia, por lo que veo cambiamos muy poco. Cuando Usted me preguntó qué me motivo a escribir el libro del Che, yo diría que me motivo la rabia, el fastidio. Cuando terminé de leer todas las biografías que se publicaron en el 97 la del francés Kalfon, la del mexicano Paco Taibo, la del también mexicano Castañeda, la del norteamericano Jon Lee Anderson terminé con la desagradable sensación de que no habían escrito sobre la vida del Che, habían cubanizado al Che. Todas son biografías centradas -por razones ideológicas o por situaciones de mercado- en el Che en Cuba. Por ejemplo, la biografía de Lee Anderson que seguramente es la biografía más difundida, de 800 páginas tiene 600 sobre Cuba. Osea que toda la historia del Che en Argentina, en Bolivia, en Latinoamérica, en Guatemala, en México queda muy devaluada. Por eso para mí fue importante entender cómo se fragua un personaje tan argentino que vivía en Mansilla y Gallo, que estudió Medicina en la misma facultad donde yo estudié, que jugó en el mismo equipo de Rugby que jugué, que era asmático como yo. Entonces para mí es una satisfacción y un orgullo haber entrevistado gente que no había sido entrevistada nunca.
Fue fascinante conocer a la niñera del Che, Rosario López, que era la cocinera de la casa, pero que casi su principal ocupación era este pibito asmático que convivía con ella. Fue su niñera desde los 4 hasta los 7 u 8 años. Hice una larga entrevista donde ella describe un pibe en el que están las virtudes del Che de grande. Yo resalté en un documental, que hice con este material, una anécdota en la que ella le dice al Che de niño que quiere ir a la luna, pero que sabe que no va a poder, él le dice “nada es imposible, las imposibilidades las crea el hombre. Si vos ponés un cajón arriba de otro cajón vas a llegar a la luna, lo único que tenés que cuidarte porque si te caes te vas a dar un porrazo bárbaro”. Lo mismo le dice a Benigno, que es uno de los tres guerrilleros cubanos sobrevivientes de la experiencia en Bolivia. Él iba al frente de la columna, llegan a un precipicio y Benigno le dice “Fernando (nombre de guerra del Che), no podemos pasar” y él lo aparta y le dice “nada es imposible, las imposibilidades las hace el hombre”.
Déjame decirte además, que el Che era un chico muy pacífico y tranquilo, muy conciliador, muy generoso. O sea que su táctica y estrategia política de la violencia es una decisión ideológica, no es caracterológica como lo han querido mostrar, “el asesino”, “el terrible”. Pero el Che decide que la única forma de combatir al capitalismo es con la violencia. Es una decisión que toma en Guatemala, que es una experiencia que yo he reescrito para esta nueva versión, porque es una etapa que los otros biógrafos no han tomado, pero que es una etapa extraordinariamente decisiva para el Che. Vive la experiencia de ese presidente democrático Jacobo Árbenz, que ha tenido el tupé de incautar tierras incultas de la United Fruit Company, lo que genera la invasión sicaria de Guatemala organizada y financiada por la CIA, que derrota a Árbenz sube a Castilla Armas.
El Che ha llegado a Guatemala como un joven aventurero y se va nueve meses después ya como un militante político formado en el marxismo, que ha conocido a su primer esposa, que ha aprendido a usar ametralladoras (durante la defensa a la invasión), donde ha conocido a los primeros cubanos castristas que son los que luego le presentarán a Raúl y a Fidel Castro en México. Se ha convencido de que el estilo de Árbenz es inevitablemente un fracaso, es decir que para el Che la única posibilidad de oponerse al capitalismo, es la violencia.
Usted toma las reflexiones que tiene Guevara sobre la Revolución boliviana de 1952, previas al viaje de Guatemala, que son muy interesantes. Llama la atención, que cuando Guevara se refiere a la clase obrera del lugar, elije mostrarla como víctimas del capital y de la explotación. Pero en Bolivia, los mineros habían hecho una revolución. En Guatemala donde toma una posición política más militante, se une a las Juventudes Comunistas, la conclusión que saca es que hay que hacer la lucha armada, pero la clase obrera que él opina que hay que liberar, nunca aparece como un sujeto. ¿Ud. qué opina?
No. Inclusive en mi libro yo analizo el error que cometieron al elegir la zona en Bolivia. Eligen mal, es una zona donde no hay campesinos. Nada de lo que está en Bolivia es lo que él aconseja en su manual de la guerra de guerrillas. Efectivamente, el grupo social más concientizado y militante son los mineros bolivianos que están al oeste. Él había ido a la zona tropical, al este. Efectivamente nada de la experiencia boliviana tiene contacto con los mineros que habían desarrollado una lucha muy intensa contra los gobiernos de derecha en Bolivia. Cuando ingresa al país, no puede pensar políticamente, sino que más bien se deja impresionar por la miseria general de las clases trabajadoras y de los desclasadas de América Latina. Eso genera en él una revalorización de Perón y del peronismo. El Che pertenecía a una familia muy antiperonista, a medida que va conociendo la situación de la clase obrera de Latinoamérica, hace una comparación con los logros de la clase obrera durante el peronismo y se produce una progresiva valorización del peronismo, que luego lo llevará a ahondar en la relación entre el Che y Perón, que es una de las riquezas de mi libro. Nadie la había tenido en cuenta, todos pensaban el cliché de que Guevara era antiperonista y no, se encontraron personalmente dos veces y cuando muere el Che, Perón le hace un gran elogio.
¿Usted cree que Cooke influyó en Guevara para que él priorizara una relación con Perón para un proyecto revolucionario en Argentina?
Seguramente, Cooke estaba en Cuba. Yo cuento la anécdota que me la cuenta Pavón Pereyra, que era el secretario privado de Perón, cuando el Che lo va a visitar disfrazado de sacerdote a Puerta de Hierro en el exilio de Perón, para pedirle el apoyo del peronismo en la campaña boliviana. El Partido Comunista no lo iba a apoyar, más que eso, diría que lo traicionó. Va disfrazado porque el Che estaba clandestino y porque Perón tenía prohibido recibir visitas, sobre todo, gente de izquierda. El Che le llevó una foto de Cook dedicada al ex presidente, vestido de verde oliva de la Revolución Cubana. Entonces Perón agarra la foto se la alcanza a Ramón Pereyra y le dice “este hombre ha dejado de ser peronista”. Fíjese que en esa anécdota se reduce la complejidad de la relación entre Perón y Cooke
En el libro Usted desacraliza la relación entre Fidel y el Che, en general se ocultan las diferencias que había entre ellos. En líneas generales ¿cómo podría sintetizarse esa diferencia?
Creo que el Che y Fidel se amaron profundamente, nunca perdieron el afecto y la admiración recíproca que tenían. En la entrevista que yo le hago a Benigno en París, él dice que al final, cuando estaba todo perdido, cuando sabían que iban a morir en Bolivia, el Che les dice a todos: “mueran dignamente y que el último pensamiento sea para la revolución y para Fidel”. Eso es lo que les pide. Es el día anterior al ser capturados.
Fidel era un gran político, el Che era un idealista, no sabía lo que era esperar, no sabía lo que era tranzar. Por ejemplo, desarrolló un fuerte antagonismo con la Unión Soviética. En un congreso en Árgel, él hace una crítica muy dura contra la Unión Soviética por el trato que ésta le da a los países de su órbita, el detonante es que le cobra intereses a China por los préstamos que le ha dado. Cuando vuelve a La Habana, Fidel está esperándolo en el aeropuerto y le dice algo así como “Che, no se puede estar en contra de Washington y Moscú al mismo tiempo”, esa es una escena muy reveladora. En ese momento el Che pasa a la clandestinidad, nunca más está en superficie. El Che muere perseguido por la CIA y por la KGB, el Che estaba perturbando los acuerdos de la Guerra Fría.
¿Cuál fue el papel de Manuel Piñeiro (Barbarroja) en la aventura boliviana? ¿Por qué no pudo garantizar las comunicaciones entre La Habana, La Paz y donde estaban ellos en Bolivia?
Yo no sé si fue voluntario, pero si fue anímico, es decir, el Che ha tenido un fuerte contencioso con los sectores moscovitas del gobierno cubano. Al tiempo que pasa a depender de Moscú, Fidel pasa a tener lógicamente una dependencia política de Moscú y los comunistas cubanos logran subir a cargos muy decisivos y aplicar las políticas económicas que pregona Moscú. Allí es cuando el Che pierde y es desplazado de todos sus cargos por disidencias, sobre todo en materia económica. Entonces, ese gobierno que está jugando claramente dentro del bloque comunista, tiene que organizar una expedición de su adversario político y organizaron la expedición sabiendo que estaba en totalmente en contra de los deseos de la Unión Soviética, por eso lo perturba el Che porque no está en los acuerdos de la Guerra Fría. Y porque además el Che, por su relación con China, le cuestiona la exclusividad de la revolución marxista. Yo recuerdo haber dado clases en la Universidad mientras afuera se partían sillas por la cabeza los comunistas contra los guevaristas. Había grupos de estudiantes que eran trotskistas, guevaristas o comunistas. O sea que el Che era una piedra en el zapato realmente para Moscú. O sea que esa expedición yo no creo que haya sido por gusto, pero estuvo organizada, por lo menos, a desgano.
Facundo Aguirre
Militante del PTS, colaborador de La Izquierda Diario. Co-autor junto a Ruth Werner de Insurgencia obrera en Argentina 1969/1976 sobre el proceso de lucha de clases y política de la clase obrera en el período setentista. Autor de numerosos artículos y polémicas sobre la revolución cubana, el guevarismo, el peronismo y otros tantos temas políticos e históricos.