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Red Internacional
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DEBATE DE CLASE. Pandemia, escuela y crisis: ¿qué rol deben jugar los sindicatos docentes?

El Poder Ejecutivo anunció la extensión de la cuarentena obligatoria y con ello la suspensión de clases. Los sindicatos oficialistas brindan su solidaridad con las medidas del gobierno. Los sindicatos recuperados ¿qué rol deben jugar?

Martes 31 de marzo de 2020 11:06

Foto Enfoque Rojo

Foto Enfoque Rojo

La crisis social y sanitaria atraviesa el rol de las escuelas y les trabajadores de la educación en su conjunto. Desde que se dictó la suspensión de clases como medida preventiva el debate recorre redes y grupos de escuelas. También a los sindicatos, incluso los recuperados en manos de las agrupaciones de izquierda.

Durante estas semanas las escuelas evidenciaron la cara más cruda de la realidad de las familias trabajadoras que concurren a ellas y la de nuestres pibes: hay hambre.

Se multiplican por miles las colas en los establecimientos educativos para retirar viandas y bolsones de comida, insuficientes y de mala calidad. También son miles las denuncias que llegan de directivos, docentes, trabajadores de cocina y auxiliares de portería y maestranza denunciando que el Estado no garantiza los insumos y las condiciones básicas de higiene y seguridad para realizar esta tarea tan importante frente a la crisis.

Por otro lado también son miles las denuncias que recibimos de los abusos de la policía y las fuerzas armadas en los barrios ejerciendo su rol de “control social” de la cuarentena, madres que han sido acosadas mientras iban a retirar los alimentos para sus hijes.

Sumado a esto, ya se empiezan a contar por muchos los despidos y sabemos que eso va a traer aparejada una situación social y económica muy difícil para las familias de nuestros estudiantes ¿se puede ser indiferente ante esto?

Esta es la realidad de nuestres pibes en los barrios a la que el Estado no da respuesta, sin embargo también ha habido sobradas muestras de solidaridad desde docentes, trabajadores y estudiantes ofreciéndose para colaborar en el armado de las viandas y bolsones, hasta la preparación de insumos en forma casera para donar a escuelas, hospitales y sectores de servicios esenciales en donde escasean como hicieron los secundarios de la Escuela Naval. En algunas escuelas les docentes organizan donaciones para ayudar a las familias a las que el “bolsón” no les alcanza.

¿Sindicatos para qué?

Mientras los sindicatos oficialistas no hacen más que dar muestras de “solidaridad” con el Gobierno gestionando el hambre y la pobreza, ahora junto a las fuerzas represivas, como en algunos distritos de la provincia de Buenos Aires; los sindicatos recuperados por la izquierda podríamos jugar un rol clave en organizar desde las escuelas la solidaridad con los de abajo y exigir en común trabajadores de la educación junto a las familias, todas las demandas básicas y elementales para garantizar el derecho a una cuarentena “digna” y pelear por la prohibición de despidos, por licencias pagas, por un sistema de salud integral.

Sin embargo al día de hoy la mayoría de las agrupaciones que componen la directivas multicolores acuerdan en limitarse a sacar comunicados de exigencias al Estado. El mismo Estado que hambrea a nuestres pibes, que permite los despidos y militariza los barrios pobres, sin ofrecer ninguna propuesta por abajo de organización frente a esta situación desesperante para miles de familias.

En una falsa discusión, corporativa, contraponen el derecho de les docentes a preservar su salud al de les pibes a recibir el único alimento que muchas veces llega a las casas.

¿Qué impide que el sindicato organice a los cientos de docentes voluntarios tomando todas las exigencias de salubridad para protegerse? Peor aún, estas políticas corporativas y pasivas generan una división entre trabajadores de “cuello blanco” que serían los que tienen derecho a tener una cuarentena y los que no, donde incluyen les trabajadores de los comedores y auxiliares de portería. Elles sí tienen la “responsabilidad” de cumplir con esa tarea. Son esos compañeros y compañeras que vemos, trabajamos, charlamos y nos organizamos todos los días en la escuela.

La pregunta es: si no somos nosotros los que nos organizamos desde cada escuela para, en conjunto con la comunidad, garantizar que todo lo que llega se reparta y denunciar la insuficiencia y la necesidad de mejorar calidad y cantidad de alimentos ¿quiénes van a hacerlo? ¿El ejército? ¿La Policía? ¿Los punteros? ¿O nuestres compañeres auxiliares y de comedores? ¿Qué significa que el Estado se ocupe de garantizarlo?

“Nos cuidamos entre todes” para les docentes de la Agrupación Marrón no es una frase nueva. Tenemos una tradición que rescatamos de las mejores experiencias de la clase trabajadora y somos parte de generar esos vínculos de solidaridad junto a otros sectores de trabajadores como los de Madygraf, con quienes nos unimos para poner la planta al servicio de producir insumos básicos que escasean frente a la pandemia. O con las trabajadoras de la Textil Neuquén, que reconvirtieron su producción para producir y donar barbijos a los hospitales.

“Nos cuidamos entre todes” significa que, sin exponer a nadie y tomando y exigiendo todas las medidas de sanidad requeridas, podamos organizarnos todes les trabajadores para dar una respuesta en común. Porque no hay cuidado de todes si hay pibes que no comen. Porque no hay cuidado de todes si hay familias que están en la calle. Porque no hay cuidado de todes si hay trabajadores esenciales a los que no le llegan los insumos básicos y los testeos para evitar el contagio. Porque no hay cuidado de todes si las fuerzas represivas acosan y abusan a les pibes precarizades que salen a ganarse el pan todos los días.

Desde La Marrón docente, con miembros en las directivas de Ademys, Suteba Matanza, Tigre y Ensenada, consideramos que los sindicatos que recuperamos de las manos de la burocracia sindical tienen ante esta crisis la posibilidad de jugar un rol decisivo y ser un ejemplo, apelando a la solidaridad y organización que caracteriza a les docentes. Luchando contra la conciencia corporativa e individualista del sálvese quien pueda, que pretende inculcar el Estado y los patrones, proponiendo organizar a les docentes voluntarios para estas tareas y constituyendo las alianzas que necesitamos les trabajadores para imponer un programa integral para la salida de esta crisis.

La izquierda tiene una fuerza en el conjunto del gremio docente, sumando a los estudiantes secundarios y la presencia en las universidades y en todos los niveles educativos que, organizando una gran alianza de clase con las familias y estudiantes, podría con esta política solidaria y de unidad mostrar un gran ejemplo ante tanta barbarie e imponer a las burocracias de la Ctera, Suteba y UTE, que no hacen más que alentar los propósitos del Gobierno, un programa para que esta crisis no la paguemos los de siempre, sino que la paguen los capitalistas.

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