Reproducimos aquí la reseña que Daniel Campione hizo en Tramas de ¿De quéhablamos cuando decimos socialismo?, editado recientemente por Ediciones IPS.
Un texto de preguntas y respuestas en torno al presente y al futuro del socialismo que puede ser una valiosa contribución a la formación militante.
Izquierda y educación militante
Desde su origen y durante décadas diversas expresiones de la izquierda sostuvieron un singular esfuerzo dirigido a la formación de sus militantes y simpatizantes. Cursos, talleres, grupos de lectura y discusión, fueron algunas de las modalidades adoptadas.
Algunas fuerzas de izquierda llegaron a montar un verdadero sistema educativo, con sucesivos niveles de formación y atendido por dirigentes o militantes experimentados. Quienes se desenvolvían tanto en modalidades próximas a la “clase magistral” como en el trabajo en grupo sobre determinados textos. Allí se buscaba respuesta a problemas teóricos y políticos de diverso alcance.
También era común que se impartiera formación más especializada, con la economía, la filosofía o la política entre otros ejes de lectura e intercambio.
Los textos para el estudio jugaban allí un papel decisivo. En muchas ocasiones se acudía a los clásicos. Y así fuere en forma fragmentaria, se tomaba contacto directo con Marx, Engels, Lenin o Trotsky. Ello no eximía de dificultades de lectura e interpretación, que siempre corren el riesgo de sesgar en contra de quienes poseen menor nivel de educación formal o carecen de hábitos de lectura.
En otros casos eran dirigentes partidarios o intelectuales ligados a la respectiva organización quienes elaboraban libros o folletos sobre alguna cuestión considerada gravitante. La labor de esos publicistas era decisiva cuando debían ocuparse de la realidad nacional, campo en el que no había posibilidades de remitirse a los grandes autores de alcance universal.
Así fue que, cuando no lo impedían prohibiciones y censuras, los escaparates de las librerías albergaban numerosos títulos sobre la estructura social argentina, la política económica necesaria para nuestro país, el llamado “problema agrario” y variados aspectos de la historia argentina, entre otros temas. El debate con el peronismo y el análisis de sus prácticas e ideología ocupaba asimismo un lugar relevante.
A lo anterior se sumaron escritos de aplicación directa a la labor didáctica. Cuadernillos, folletos, cuestionarios, pensados desde el inicio con la educación militante como finalidad principal. Cursos y talleres se encontraban animados por la búsqueda del conocimiento en esos materiales de escritura sencilla y exposición accesible.
Todo bajo la orientación de educadores, por lo general sin título, que los conocían en profundidad y sabían adaptarlos a las diferentes necesidades de los grupos de trabajo y hasta de cada alumna o alumno.
Con el transcurso del tiempo esa tradición pedagógica se debilitó en parte. En particular en lo que corresponde a la producción propia de textos de intención sobre todo didáctica.
Los factores intervinientes pueden haber sido varios: Los costos en crecimiento, la disminución del prestigio de la palabra escrita, la devoción exagerada por los medios electrónicos, las carencias y dificultades a la hora de organizar el trabajo colectivo.
Aquí estamos
No hay que generalizar en exceso ni cristalizar la mirada. Las editoriales de izquierda siguieron su camino. Incluso superándose en los conocimientos y habilidades necesarios para la producción de ediciones tales que unieran los méritos del cuidado y la prolijidad con los beneficios del bajo precio.
Lo que sí se extrañó en mayor medida fueron los escritos breves, con lenguaje simple y variedad de instrumentos didácticos.
En parte por eso es de celebrar que se produzca hoy un trabajo nuevo con esas características. A las que se une un fecundo despliegue audiovisual que juega con los colores y la tipografía y añade significativas ilustraciones.
El folleto que nos ocupa, subtitulado “14 preguntas y respuestas sobre la sociedad por la que luchamos” utiliza el muy ventajoso recurso de organizar el contenido como si fuera un cuestionario. Una suerte de reportaje sobre temas medulares a la hora de pensar la transformación integral de la sociedad.
Se suceden las preguntas y las respuestas. Cada contestación tiene dos niveles, que pueden ser alternativos o complementarios. Todas contienen una primera respuesta muy breve, de apenas un párrafo, que permite un contacto inicial con el interrogante formulado. Y luego otra más prolongada, que abarca unas pocas páginas, hasta dar paso a la siguiente.
Vayan algunos ejemplos de las cuestiones presentadas “¿Por qué luchar hoy por el socialismo?”; “¿A los socialistas solo les importa liberar a la clase obrera? ¿Qué pasa con las otras formas de opresión que existen?”; “El proyecto socialista no termina siempre en dictadura?; “¿En el socialismo seremos todos iguales?”.
Nótese que se ha buscado apuntar a las inquietudes más frecuentes, en varios casos saliendo al paso de un discurso “antisocialista” muy extendido en el sentido común. Con criterio encomiable, se coloca al lector frente a temas que ya están en su cabeza, que forman parte de la prédica de los medios o los “debates” telegráficos de las redes sociales. Y a partir de allí se introduce una visión crítica, de intención revulsiva.
En cuanto a las respuestas breves vaya un solo ejemplo, muy ilustrativo. Al interrogante “¿Quién produce la riqueza social?” se contesta:
La riqueza se produce socialmente, con el esfuerzo y la colaboración de una mayoría de productores que, sin embargo, no disfruta de los frutos de ese empeño colectivo que es apropiado por una minoría mediante un “robo legalizado” de tiempo, talentos y capacidades que en la sociedad capitalista se llama “trabajo asalariado”.
Cuatro líneas iluminadoras, por su contenido en sí mismo y como marcadores del camino hacia disquisiciones más complejas.
El trabajo se cierra de una manera auspiciosa. Una bibliografía final, remitida a aquellos escritos que han sido citados o parafraseados a lo largo del folleto. Con buen criterio no se titula “bibliografía” sino “Para seguir leyendo”. Se refuerza así el carácter introductorio del texto, destinado a abrirse luego en varias direcciones, en contacto directo con los grandes pensadores.
En esa síntesis de bibliografía figuran obras decisivas, con autores que van de Friedrich Engels a Marx y Lenin, a los que se suman Rosa Luxemburgo y Trotsky. Quien ha leído y estudiado el cuestionario, tiene así a su disposición un plan de lectura que lo impulse a abrevar directo en los autores insignes, ya sin necesidad de introducciones o intermediaciones.
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La educación socialista en los senderos marcados por los clásicos del marxismo adquiere hoy una pertinencia insoslayable. Cómo llegar con textos sencillos a un público masivo es una urgencia de alcance histórico. Pensarlos y desarrollarlos desde la perspectiva de una superación revolucionaria del capitalismo equivale a retomar un camino de audacia intelectual y política al que no debemos renunciar.
Esperamos ver multiplicarse a vehículos del conocimiento similares a este.
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