Un centenar de personas asistieron a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales a conocer e intercambiar sobre el libro de Bellamy Foster, que recupera los aportes de la perspectiva marxista para pensar la crisis ecológica en marcha y posibles salidas estratégicas.
Primera Parte
Segunda Parte
Frente a una crisis climática global sin precedentes, que avanza motorizada por la irracionalidad capitalista, esta nueva publicación del IPS se propone valorizar y poner a disposición de trabajadores y trabajadoras, jóvenes, activistas, investigadores herramientas del marxismo para aportar a las luchas abiertas y las por venir. Porque, como levantan sus carteles en las calles jóvenes de todo el mundo, “no hay Planeta B”. Y es urgente.
Una de las organizadoras fue Carolina Álvarez, activista y parte del Comité Ambiental de la UNCuyo y La Izquierda al Frente. Compartió su experiencia en la lucha ambiental como estudiante secundaria en la localidad de General Alvear (en Mendoza), donde las acciones contra el fracking de Jóvenes por el Clima de Alvear, y el proceso de reflexión que la llevaron a la conclusión de la necesidad militar por una estrategia anticapitalista y socialista junto a la clase obrera desde el PTS. Expresó la idea que no hay grieta en las decisiones de los distintos partidos mayoritarios, que acuerdan a la hora de impulsar la política extractivista. Hizo un planteo de la importancia de traer este debate a la Universidad, donde gran parte del conocimiento producido está puesto al servicio de las petroleras, de los planes de ordenamiento territoriales extractivistas de los municipios y de la megaminería. Señaló, por ejemplo, cómo el cogobierno universitario entre peronistas y radicales no realizó ni un pronunciamiento ni convocaron a movilizarse ante la avanzada del extractivismo con los intentos de derogación de la Ley 7722, la cual fue resguardada por las masivas movilizaciones en diciembre de 2019 en Mendoza.
“Esta experiencia es vital para pensar la necesidad de la organización independiente, ya que quedó en evidencia que organizándonos y en las calles tenemos la fuerza para frenar los planes extractivistas de los gobiernos que tienen como objetivo pagar la deuda ilegal que Macri dejó con el FMI”, señaló.
La presentación de La ecología de Marx se realizó en el marco de la cátedra de Teoría de la Comunicación Social 1 de tercer año de la carrera de Comunicación Social en la UNCuyo, a cargo de la docente Milagros Molina. Ella señaló la necesidad de pensar la actual crisis civilizatoria, climática y ecológica con una perspectiva marxista dentro del pensamiento crítico latinoamericano. Planteó también la necesidad de construir una mirada crítica y situada de comunicadores ante el fenómeno de la crisis climática, desarmando las narrativas que se imponen desde los medios hegemónicos de comunicación.
En el panel también estuvo Mariano Salomone, investigador del CONICET especializado en la luchas ambientales, quien comenzó celebrando el trabajo que hace Ediciones IPS (Instituto del Pensamiento Socialista Karl Marx) al rescatar algunas perspectivas de autores clásicos del marxismo que sirven para analizar la realidad y distintos temas, y en este caso la cuestión ecológica, y sobre la ciencia, abordando la mirada de Marx y Engels sobre Darwin y otros autores.
El investigador remarcó que Bellamy Foster reconstruye a través del marxismo el aporte de diferentes científicos de varias ramas importantes para explicar la relación sociedad-naturaleza y el intercambio material entre seres vivientes que Marx conceptualizó con el término metabolismo, y su ruptura, la fractura metabólica. Este concepto de Marx plantea que el capitalismo interrumpe los ciclos naturales que llevan millones de años y los hace pasar por un filtro de ganancia capitalista, generando así una fractura sobre ese metabolismo del cual los seres humanos somos parte. Esto acarrea consecuencias ecológicas y sociales catastróficas. Salomone señaló cómo Foster repone el origen histórico común del proceso de acumulación primaria capitalista, con la expropiación de los bienes comunes naturales y expulsión de poblaciones de los territorios, con el de la fractura de los metabolismos entre naturaleza y sociedad, proceso reactualizado con la avanzada neoliberal, que autores como David Harvey conceptualizan como acumulación por desposesión
Por su parte, Juan Duarte, el coeditor del libro y editor de la sección de Ciencia y Ambiente de La Izquierda Diario, fue parte del panel y enmarcó la publicación en la crisis climática y ecológica en marcha. Denunció la avanzada extractivista en Argentina y Latinoamérica con complicidad de las burguesías locales e internacionales, impulsado por las políticas de sometimiento del FMI y otros organismos internacionales así como el falso discurso de ciertas corrientes y gobiernos que tras “frases verdes” esconden la misma lógica de sostener el capitalismo como sistema que depreda el medio ambiente. Duarte señaló que la intención de publicar este libro en Ediciones IPS es “poner a disposición de nuevas generaciones que empiezan a luchar contra la crisis climática, herramientas conceptuales para comprender de qué se tratan los fenómenos y pensar salidas estratégicas”.
En este sentido, planteó la necesidad de poner en discusión de manera democrática el uso de la ciencia que construimos, ya que en manos de los gobiernos capitalistas los avances técnicos se ponen en función del lucro y no de las necesidades de las mayorías trabajadoras ni de una relación racional y sostenible con la naturaleza. Ejemplo de esto es el caso del trigo HB4 creado entre CONICET y la empresa Bioceres (propiedad, entre otros, de Gustavo Grobocopatel y Hugo Sigman), que fue modificado genéticamente para incorporar la resistencia a la sequía, pero también –y sobre todo– al glufosinato de amonio, un plaguicida altamente tóxico, incluso más que el glifosato. Un verdadero experimento a cielo abierto, que conlleva mayor deforestación, degradación del suelo y poblaciones envenenadas, solo para producir commodities.
Respecto al prejuicio sobre el vacío teórico del marxismo en cuanto a estos temas, o incluso la atribución a una –supuesta– visión antropocéntrica, productivista y con el eje en la economía, dejando de lado la naturaleza, dentro del marxismo, Duarte planteó que el análisis de Foster refuta estas posiciones. Planteó que, como desarrolla en el prólogo del libro, una tesis importante de Foster es que el marxismo no stalinista a lo largo del siglo XX abandonó el método dialéctico en general y también para pensar las Ciencias Naturales. Por el contrario, en el libro se señala que desde los orígenes del pensamiento de Marx existe una reflexión sustantiva, inicial y sostenida en torno a la naturaleza, el materialismo, la ciencia y la ecología, en una concepción donde el ser humano es parte de la naturaleza y señalando que justamente es el capitalismo el que separa al ser humano de la naturaleza (alienación de la naturaleza) mostrando esta última como algo exterior que es factible de apropiarse y mercantilizar, proceso que corre parejo con el de la alienación del trabajo.
Desde una concepción materialista de la naturaleza y la sociedad, La ecología de Marx se presenta como un trabajo que desafía las tendencias idealistas y deterministas dentro del movimiento socioambiental, reivindicando un método que aporta a pensar y desplegar soluciones estratégicas sostenibles frente a la crisis ecológica.
Otro eje de la charla estuvo atravesado por la discusión sobre el rol de los Estados y los gobiernos. Actualmente dentro de los gobiernos y ciertos partidos políticos capitalistas hay desde versiones negacionistas del cambio climático, pasando por colaciones de gobierno que tienen una agenda de derecha que descarga la crisis climática sobre la espalda de las mayorías trabajadoras. Pero también están las posturas reformistas como el Green New Deal propuesta por el ala izquierda del partido demócrata estadounidense o localmente bajo la idea de Pacto Ecosocial propugnado por autores como Maristella Svampa o Enrique Viale. Estas posturas, señaló, no van a la raíz del problema sistémico que es la forma de producción, consumo y distribución capitalista, el carácter de clase de los Estados y de los mismos gobiernos capitalistas que promueven la degradación de la naturaleza, y dejan de lado a la clase obrera, en su heterogeneidad y configuración actual, como sujeto político para terminar con el capitalismo.
En este sentido todos los gobiernos recurren al “greenwashing”, utilizando conceptos como “sostenible” y palabras verdes para seguir adelante con la agenda extractivista. En particular señaló cómo en Latinoamérica bajo el signo de gobiernos llamados progresistas, la reprimarización y la dependencia no solo no se revirtió sino que se profundizó. Incluso ante las crisis de deuda, como la que vive Argentina con el FMI, se pretende abordar la necesidad de dólares con más actividades extractivistas, como la exploración petrolera marítima offshore, las megagranjas porcinas, el trigo y soja transgénicos, la explotación megaminera del litio o megaproyectos de “transición” en manos del capital como el del hidrógeno verde en manos de la megaminera australiana Fortescue en Río Negro, entro otras. Sobre esto se plantearon la necesidad de avanzar en reflexiones estratégicas sobre cómo vamos a pasar de la resistencia (que tuvo hitos importantes como la defensa de la 7722 en Mendoza, el Chubutazo, el Atlanticazo, etc.) a realizar una transición hacia otro tipo de producción de alimentos y de energías que no genere pandemias, intoxicaciones, incendios o contaminación, bajo una lógica no del lucro, sino de las verdaderas y racionales necesidades de las mayorías.
Entre los participantes también se expresó la reflexión de un trabajador ligado a la explotación petrolera y la agroindustria, quien señaló que hay que cuestionar las actividades industriales que priorizando la ganancia capitalista depredan los recursos naturales y contaminan. Convocó a no idealizar la actividad agrícola, que en manos de empresarios del agro, terratenientes y latifundistas, expresan el mismo problema: el conocimiento y los avances científicos están puestos al servicio de su lucro, y no de formas de producción de alimentos más saludables, verdaderamente necesarios y en armonía con la naturaleza. Explicó cómo, en las formas más avanzadas de riego se expresa esto.
Frente a una crisis climática global sin precedentes, que avanza motorizada por la irracionalidad capitalista, esta nueva publicación del IPS se propone valorizar y poner a disposición de trabajadores y trabajadoras, jóvenes, activistas, herramientas del marxismo para aportar a las luchas abiertas y las por venir. Porque no hay Planeta B y es urgente.
Juan Ignacio Román, Luis Verdugo, Giulia Piglionico, Virginia Pescarmona
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