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Red Internacional
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Europa. Protestas de agricultores en Alemania contra el quite de subsidios ordenado por el Gobierno

En Alemania coincidió esta semana la acción de los pequeños agricultores y la reanudación de las huelgas ferroviarias. Una alianza de estos dos sectores estratégicos tendría un enorme peso para enfrentar las políitcas gubernamentales. Pero para que esto suceda, el movimiento de los agricultores debe liberarse de su dirección reaccionaria y las fuerzas de derecha.

Miércoles 10 de enero 09:56

Alemania vive esta semana jornadas de protesta de sectores de pequeños agricultores que reclaman contra los recortes de subsidios que afectan el precio del diésel para ese sector y la exención del impuesto sobre vehículos para los agricultores, la industria del transporte y otros que han estado paralizando infraestructuras críticas en todo el país desde el lunes.

Sus manifestaciones y bloqueos son particularmente eficaces debido al equipo pesado que tienen a su disposición. Varios medios de comunicación difundieron en directo imágenes de colas aparentemente interminables de tractores. Incluso se utilizó el término de “huelga general”.

Alrededor de 10.000 agricultores se manifestaron el 18 de diciembre en Berlín con 3.000 tractores. Al hacerlo, iniciaron una nueva ronda de protestas agrícolas que han estado estallando una y otra vez durante años. Los manifestantes exigen que se mantengan las subvenciones al combustible diésel agrícola y la exención del impuesto sobre vehículos, que el gobierno federal quería suprimir a raíz de la crisis presupuestaria.

Según la Asociación Alemana de Agricultores (DBV), "los agricultores, la industria del transporte, los transportistas y los camioneros" protestan para "expresar su descontento con los planes presupuestarios del gobierno federal" y para señalar la amenaza "para la competitividad y la existencia de los agricultores y medianas empresas de transporte”.

Aunque el gobierno alemán ya ha cedido parcialmente y quiere mantener la exención fiscal y eliminar gradualmente los subsidios al diésel agrícola, los pequeños agricultores, en particular, siguen sufriendo duramente por las medidas de austeridad. Entonces las protestas continúan y el 15 de enero de 2024 la protesta se llevará a Berlín con una gran manifestación. Este será el punto culminante de una semana de acción en toda Alemania, en la que la agricultura y la industria del transporte, es decir, agricultores, transportistas y camioneros, saldrán juntos a la calle.

Las fuerzas de derecha se están involucrando

Los medios de protesta ya han comenzado a radicalizarse. El bloqueo del ferry en el que llegaba de sus vacaciones el ministro de Economía y miemrbo del partido verde Robert Habeck por parte de unos 100 agricultores provocó una enorme indignación en los medios de comunicación. La asociación de agricultores alemanes (DBV), que encabeza las protestas, se distanció de la acción.

Al mismo tiempo, grupos de derecha y extrema derecha, incluidos el AfD (Alternativa para Alemania), “Die Heimat” (La Patria en alemán) y la organización fascista “Tercera Vía”, están tratando de explotar las protestas para su propio beneficio. Banderas y símbolos de fuerzas de derecha aparecieron en varios lugares durante las manifestaciones. El pequeño partido de derecha “Sajonia Libre” también aprovechó el descontento contra el Gobierno y organizó el lunes una manifestación con miles de participantes en Dresde. Según testigos presenciales, una marcha de protesta de derechas rompió allí un cordón policial.

No hay duda de que la derecha y extrema derecha realmente tiene una base en el movimiento. Pero esas fuerzas no pueden ser un verdadero aliado en la lucha, especialmente para los pequeños agricultores. Esto es evidente, por ejemplo, en relación al cuidado del ambiente. Las fuerzas de derecha propagan la aparente hostilidad entre los intereses de los agricultores y la protección del ambiente. Están comprometidos con la preservación de la utilización de combustibles fósiles y, por lo tanto, se presentan como aliados cercanos de los agricultores. Pero una reestructuración de la producción agrícola respetuosa con el clima también redunda en beneficio de los agricultores. Las sequías y las inundaciones, producto de la crisis climática, ya están poniendo en peligro los cultivos y, por tanto, los medios de vida en su conjunto.

En las redes sociales circulan informes individuales y vídeos sobre cómo se recogieron símbolos de derecha durante las protestas. Esto tiene que sentar un precedente, los propios manifestantes tienen que expulsar a los derechistas de sus manifestaciones.

El propio Gobierno federal alimenta esta falsa contradicción al presentar los recortes presupuestarios como una contribución a la protección del clima. Finalmente, los subsidios eliminados afectan a los vehículos que funcionan con combustibles fósiles, pero actualmente no existen tractores eléctricos a los que los agricultores puedan optar como alternativa. Por lo tanto, no podrán reducir el consumo de combustible incluso si aumentan los impuestos.

De hecho, al Gobierno tampoco le preocupa la protección del clima. Simplemente intenta recaudar dinero de todos los rincones para tapar el agujero presupuestario creado por la sentencia del Tribunal Constitucional Federal sobre el freno a la emisión de deuda. Lo que no está en discusión para ellos es gravar más a los superricos o recortar fondos para el histórico programa de rearme de la Bundeswehr, subproducto del alineamiento de las potencias europeas en el financiemiento de Ucrania en la actual guerra y en la multiplicación de sus propios gastos militares.

Los críticos del conservador DBV, como el grupo de trabajo para la agricultura rural (AbL), mucho más pequeño, no participan en las protestas. En cambio, la AbL convocará su propia manifestación en Berlín el 20 de enero. Este sector políticamente cercano a la Alianza 90/Los Verdes, pide también al "gobierno federal que cancele la reducción prevista del reembolso del diésel o al menos que la escalone según criterios estructurales sociales y agrícolas". Defendiendo al Gobierno alemán, dejan el descontento en manos de la derecha y extrema derecha.

Subsidios

En la situación actual, sobre todo los pequeños agricultores se encuentran contra la pared. Con pequeños márgenes de ganancia, dependen en gran medida de los subsidios, lo que significa que cualquier recorte es potencialmente una amenaza existencial. Mientras que una empresa agrícola puede hacer frente a la caída de las subvenciones, una pérdida de unos miles de euros amenaza la existencia de los pequeños productores y empresas más chicas. Sus márgenes de beneficio son ajustados porque las empresas alimenticias hacen bajar los precios, a veces incluso por debajo del precio de producción. Los grandes capitalistas de las cadenas de supermercados ganan ahora miles de millones y se están enriqueciendo aún más.

Dado que las ayudas de la Unión Europea (UE) se calculan en función de la superficie cultivada, esto supone una desventaja adicional para las pequeñas empresas agrícolas. Las subvenciones agrícolas, con 450.000 millones de euros, son la partida más importante del presupuesto de la UE, lo que ya demuestra que estas ayudas estatales están distribuidas de forma enormemente desigual. Mientras que las grandes empresas se benefician principalmente y, por ejemplo, el uno por ciento superior de las empresas beneficiarias recibe casi una cuarta parte de todas las subvenciones, casi 30.000 euros por empresa al mes, la mitad inferior de las pequeñas empresas agrícolas recibe sólo 200 euros cada mes.

Sin embargo, los recortes afectan a todas las empresas, tanto a los pequeños y medianos agricultores como a las grandes empresas agrícolas. Mientras que las empresas más pequeñas utilizan trabajadores de la cosecha por temporadas, todo el modelo de ganancias de las grandes empresas se basa en la explotación sistemática de trabajadores, en su mayoría extranjeros, a quienes a menudo ni siquiera se les paga el salario mínimo por su trabajo agotador. En el movimiento de protesta hay miembros de clases muy diferentes que sólo a primera vista tienen los mismos intereses. Porque son precisamente las grandes empresas agrícolas y las corporaciones agrícolas las que están desplazando a las pequeñas empresas.

El DBV también está lejos de ser el grupo que representa el interés global de los agricultores como se presenta ante el público. Más bien, representa principalmente los intereses de la gran industria agrícola y también está estrechamente vinculado políticamente con los partidos de la Unión. Como informó el sitio Der Spiegel en 2018 , la entonces ministra de Agricultura del CSU, Ilse Aigner, dijo a un miembro del Bundestag (Parlamento): "Hago todo lo que quiere la asociación de agricultores".

La izquierda necesita tener su propia perspectiva

La izquierda revolucionaria no debe cometer el error de dar la espalda a las protestas de los agricultores en todos los ámbitos, a pesar de la influencia real de la derecha. Bajo ninguna circunstancia la izquierda y las organizaciones obreras deben actuar como defensores del actual Gobierno. Eso es exactamente lo que dejaría campo libre a la derecha.

Las protestas han demostrado que es posible hacer retroceder los planes de austeridad del gobierno. Y esta lucha contra los recortes en la agricultura también beneficia indirectamente a los trabajadores. Si el gobierno federal hubiera seguido adelante con su plan, sin duda habría significado aumentos aún mayores en los precios de los alimentos. Pero es importante emprender la lucha contra los actuales dirigentes de las protestas y los actores de extrema derecha y mostrar un programa alternativo. Porque ni la extrema derecha ni el DBV podrán acabar con la miseria de los pequeños agricultores.

Esto requiere una alianza entre los pequeños agricultores y la clase trabajadora. Para que las protestas tengan éxito, la coordinación de la huelga debe ser asumida por comités democráticos de pequeños y medianos agricultores, quienes deben expulsar a los derechistas de las protestas. Especialmente en tiempos de aumento de precios, que afecta tanto a los agricultores como a la clase trabajadora, se necesitan medidas para romper con la especulación de las grandes corporaciones. Los comités de seguimiento de precios de pequeños y medianos productores y consumidores podrían fijar precios que garanticen el sustento de los agricultores y sean asequibles para los consumidores. Esta planificación también podría garantizar que, a pesar del esfuerzo por conseguir empresas cada vez más grandes, los productos se compren de forma segura y la producción siga siendo posible para las pequeñas y medianas empresas. Esto también podría contrarrestar una sobreproducción extremadamente dañina para el medio ambiente. Este podría ser un paso importante en la reestructuración de la agricultura respetuosa con el clima.

La clase trabajadora, especialmente los sindicatos, también debe luchar por demandas que contribuyan tanto a aliviar la carga de los pequeños agricultores como a reestructurar el sector en beneficio del medioambiente y los consumidores. Esto incluye la expropiación de los bancos y su fusión en un gran banco bajo control obrero y campesino. Esto permitiría a los pequeños agricultores recibir los préstamos que necesitan para adaptar su producción a condiciones respetuosas con el clima. Por ejemplo, reemplazando el diésel agrícola por combustibles neutros en emisiones sin imponer cargas adicionales a los pequeños agricultores. Estas medidas deberían financiarse mediante la expropiación del capital y de los grandes agricultores. Las empresas agrícolas y otras industrias clave, como las empresas químicas, de las que dependen las pequeñas y medianas empresas, deben nacionalizarse bajo el control de los empleados para que la producción pueda planificarse de forma racional y respetuosa con el clima.

Para hacer cumplir estas demandas, es necesario que los agricultores dejen de protestar de forma aislada y unan su lucha a las huelgas de trabajadores. Paralelamente a la semana de acción de los agricultores, los empleados ferroviarios de GDL están en huelga desde este miércoles al viernes para exigir una reducción de su jornada laboral con compensación salarial completa; también luchan contra los efectos de crisis de la política de austeridad del Gobierno y al igual que los agricultores, ellos también tienen su acción con un impacto potencialmente grande. Se esperan importantes restricciones al tráfico ferroviario. El intento de las autoridades ferroviarias de emprender acciones legales contra la huelga ha fracasado por el momento. Ya en diciembre, una clara mayoría de los miembros del GDL se pronunció a favor de huelgas indefinidas. Así como las pequeñas y medianas empresas agrícolas sufren por décadas de política agrícola fallida, los empleados ferroviarios se ven afectados por una política de transporte que ha puesto en primer plano las ganancias y la necesidad de ahorrar dinero con planes de austeridad. Las acciones conjuntas de los agricultores que protestan y de los trabajadores ferroviarios en huelga podrían mostrar cómo se pueden derrotar al conjunto de las políitcas gubernamentales, sin caer en manos de la demagogia de la derecha y extrema derecha.