Como lo habían anunciado familiares de Berta Cáceres, la activista indígena asesinada el 3 de marzo, cientos de organizaciones se dieron cita en un encuentro internacional.
Miércoles 20 de abril de 2016
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El pasado 13 de abril se dio cita al “Encuentro Internacional de los Pueblos, Berta Cáceres Vive”, donde cientos de organizaciones sociales, de indígenas y derechos humanos hondureños e internacionales se reunieron para discutir temas relevantes para la vida política en el país centroamericano.
Con más de 500 representantes de organizaciones de Latinoamérica, Europa y Estados Unidos, y más de mil organizaciones de origen hondureño, se daba inicio a este importante encuentro. El espacio fue pensado como una oportunidad para continuar y fortalecer la exigencia extendida a nivel internacional, sobre el crimen contra Berta Cáceres y de la cual fue testigo el activista mexicano Gustavo Castro, hace más de un mes en La Esperanza, Honduras.
Tras venir denunciado la ola de represión y muerte de la que son objeto diferentes comunidades indígenas, en defensa de su territorio y contra empresas trasnacionales, el encuentro se sitúa como un importante referente contra la impunidad que persiste en el caso de Cáceres, quien en vida fuera de las principales dirigentes del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh).
En este encuentro “también se construirán estrategias en contra del modelo extractivista y el despojo de territorios de las comunidades indígenas”, así lo señaló uno de los miembros del comité organizador en un comunicado.
Los participantes se organizaron en diferentes mesas de trabajo, donde pudieron discutir temas referentes a la militarización en Honduras y Centroamérica, derechos humanos, el extractivismo, comunicación popular, así como temas referentes a la práctica política del pueblo lenca.
Al finalizar la etapa de devolución y análisis de propuestas, los participante de movimientos populares y sociales de Honduras, así como el conjunto de las representaciones de internacionales iniciaron una movilización desde Tegucigalpa, donde declararon continuar con las demandas de justicia ante el asesinato de Berta Cáceres, pero también para exponer la política actual del gobierno de Juan Orlando Hernández (JOH), en términos del despojo y entrega de recursos a capital extranjero.
La movilización hizo una parada en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), para solidarizarse con la comunidad estudiantil que salió a las calles a repudiar enérgicamente el asesinato de Berta Cáceres y de Nelson García. Denunciaron además, la política de criminalización a la juventud por exigir educación de calidad y el respeto de los derechos humanos.
A estas acciones, le secundaron las diferentes acciones y denuncias sumadas en la “Caravana por la paz, la vida y la justicia”. La caravana que recorrió los países centroaméricanos, llegó recientemente a Nueva York, para denunciar las consecuencias que durante más de tres décadas ha dejado la llamada “guerra contra las drogas” en toda Latinoamérica.
Mientras en Honduras, el gobierno de JOH ve amenazado nuevamente el entramado institucional y pretende legitimarse con una “supuesta depuración y reestructuración de la policía”, reconociendo que entre los años de 2006 y 2009, se generó un índice histórico de impunidad con la participación de miembros de la policía. Una reciente publicación del diario The New York Times destapa la participación de los generales José Muñoz Lincona y José Ricardo Ramírez del Cid, quienes figuran en los crímenes contra Arístides González, zar antigrogas y Alfredo Landaverde, político de Democracia Cristiana.
En México, la vinculación directa de la Policía Federal en el caso Ayotzinapa, sale recién a la luz pública, mientras hace casi 20 meses, el grito de ¡Fue el Estado! se escuchaba en las calles a miles de voces. La justicia en nuestros países no la encontraremos de mano de quienes orquestan la impunidad, el crimen y basan su poder a costa de la explotación de millones de trabajadores, sino de la organización independiente de los trabajadores, la juventud y los pueblos originarios, sólo confiando en nuestras propias fuerzas.