Bodegas Peñaflor en Mendoza, Arcor Bagley en Córdoba, Toyota en Bs As. En las últimas semanas, hemos visto como las cámaras empresariales, sobre todo de la industria, intentan avanzar sobre los derechos conquistados por la clase obrera, atacando los Convenios Colectivos de Trabajo ante la mirada cómplice de los distintos sindicatos. Pero también, se está mostrando una resistencia obrera a esos ataques.
Lunes 27 de junio de 2022 10:23
Antecedentes Recientes
Cuando el PRO y el Radicalismo llegaron al poder en diciembre de 2015, el empresariado argentino encontró su propia expresión política en esa alianza que fue Juntos por el Cambio. Las presiones para lograr relaciones laborales más ventajosas para los patronales no se hicieron esperar, y enseguida comenzó a sonar un rumor que se transformó en proyectos de Reforma Laboral, que entre cosas, eliminaba las indemnizaciones, subía la edad jubilatoria, o ampliaba y reducía las horas de trabajo a conveniencia de la empresa, algo que va en sintonía con lo que hoy proponen políticos como Espert o Milei. A mediados de 2017, este proyecto era tomado con seriedad por los legisladores de Juntos por el Cambio, y bloques peronistas como los de Massa, (actual legislador del Frente de Todos) o Pichetto (actual legislador de Juntos por el Cambio). En julio de ese año, la mediática lucha de los trabajadores de Pepsico, que sufrieron una salvaje represión tras tomar la planta de producción con el único fin de preservar los puestos de trabajo y evitar un posible vaciamiento de las maquinarias, puso pausa a los intentos oficialistas y de la oposición de avanzar con las demandas empresariales.
El intento más firme por imponer una “Reforma Laboral” integral, ocurrió en diciembre de 2017, cuando se intentó realizar tres reformas estructurales en una misma sesión del Congreso, Jubilatoria, Laboral y Tributaria. Ese día, ante la pasividad de las centrales sindicales, fueron muchos los trabajadores, ocupados y desocupados, que lograron, con movilización y lucha, y soportando la represión de la policía, que solo se aprobara la Reforma Jubilatoria, antes de que se suspendiera la sesión. La crisis económica abierta a partir de la segunda mitad del gobierno macrista, restó fuerza al proyecto de Reforma Laboral, pero los empresarios nunca abandonaron la idea, y como ensayo de una variante, y ante la mencionada crisis económica, el grupo Danone SA y La Serenísima, propuso modificar el Convenio Colectivo de Trabajo en su planta de Zona Sur de Bs.As.. Atilra, el sindicato que nuclea a los trabajadores del sector, aprobó la reducción de horas en el CCT, sentando un nefasto precedente.
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Ataques a los CCT
En diciembre de 2019, asumió Alberto Fernández, prometiendo que la clase obrera recuperaría lo perdido durante el macrismo, pero en ese momento impulsó un cambio en la ley de movilidad previsional que significó un ajuste sobre las jubiladas y los jubilados, a pedir del FMI, que ya presionaba como lo hace hoy. En 2020 llegó la pandemia, y las relaciones laborales se desdibujaron ante el aislamiento obligatorio, con patronales que sacaron provecho de la situación y un gobierno que, ante la emergencia sanitaria, no ejerció ningún control sobre irregularidades en los manejos del ATP, el subsidio para trabajadores afectados, o el incumplimiento de los sucesivos decretos oficiales. Incluso con guiños al sector empresarial como encuadrar a los trabajadores vitivinícolas en esenciales como industria alimenticia. Aun sin salir definitivamente de la pandemia, el Gobierno de Alberto y Cristina Fernández, selló el pago de la fiesta macrista en un acuerdo con el FMI, que pone más lejos a Alberto y Cristina de “llenarnos la heladera”, y a los trabajadores y trabajadoras cada vez más lejos de alcanzar un nivel de vida digno.
Ante este marco, y con algunas empresas aumentando sus ganancias, las Cámaras Empresariales no perdieron la idea de reformar las leyes laborales, y sacar su ventaja en medio de una severa crisis económica y social. Al no poder ir por la Ley de Contrato de Trabajo concretamente, se enfocaron en los Convenios Colectivo de Trabajo de cada sector de la Industria. Apenas comenzó a repuntar la producción, en octubre de 2021, la automotriz TOYOTA en su planta de Zárate, impuso un acuerdo entre la empresa y el gremio SMATA, que amplía la semana laboral. Menos tiempo en familia para los obreros, más ganancias para las patronales. Esa misma semana, Alberto Fernández visitó la planta de Toyota de Zárate, anunciando como un éxito el repunte en la producción.
Resistencia a los ataques
A principios de este mes, las patronales cordobesas de ARCOR-BAGLEY, una de las empresas con ganancias extraordinarias en los últimos años, fijándose en el antecedente de TOYOTA, propuso modificar el Convenio implementando un cuarto turno los fines de semana, trabajando 12 horas por día, eliminando las horas extras y haciendo que un sector de trabajadores pierdan los fines de semana. Pero esta vez, ante el silencio del Sindicato de la Alimentación, fueron los propios trabajadores y trabajadoras, junto a la Comisión Interna, quienes se negaron a las presiones patronales, y comenzaron con acciones que incluyeron bloqueos a los portones de la fábrica, y paros, con un hecho muy importante, como lo es el apoyo de las organizaciones de trabajadores desocupados. El pasado miércoles 22 de junio el Ministerio de Trabajo dictó la Conciliación Obligatoria, que si bien solo enfría los intereses patronales, también permite la organización de las bases obreras.
Ni lerdos ni perezosos, los bodegueros de Peñaflor, Mendoza, comenzaron hace unas semanas a tratar de convencer a sus operarios para modificar el Convenio, para agregar horas de trabajo, concretamente, proponen modificar la rotación aumentando las horas de trabajo y obligando a trabajar los fines de semana. El descontento generalizado obligó a SOEVA, el sindicato vitivinícola, a realizar una asamblea, en donde los propios trabajadores de la bodega, debieron anexar sus demandas a una lista de reivindicaciones que proponía el gremio, y que nada decían de la modificación del Convenio. La lucha de los trabajadores de Arcor Bagley, y la resistencia de los trabajadores de Peñaflor, son la primera barrera que encuentran los empresarios, y los antecedentes que siembran conciencia en los demás sectores ante este tipo de avances patronales.
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Unidad entre trabajadores
Se puede razonar, lógicamente, que si los empresarios necesitan aumentar los tiempos de producción, es porque ven la posibilidad de incrementar sus ganancias, pero en lugar de contratar más personal, apuntan a sobrecargar a su plantel de trabajadores. Si Argentina cuenta con un 7% de desocupación, y una pobreza que roza el 40%, hay más de un 30% de trabajadores registrados que viven bajo la línea de pobreza, que trabajan para ser pobres. Teniendo a sus trabajadores en la pobreza, los patrones buscan aumentar su riqueza, y para ello recurren a la explotación, con la complicidad de los sindicatos, y la mirada indiferente del Gobierno de turno.
Primero fueron los trabajadores de La Serenísima, luego los de TOYOTA, hoy son los de ARCOR-BAGLEY, y los de bodegas Peñaflor, estos dos últimos ofreciendo resistencia. Una resistencia que el resto de los trabajadores y trabajadoras debemos rodear de solidaridad y acompañar en defensa propia. Si pasan las reformas de Convenio, pasan para todos los asalariados. Es un hecho muy positivo la participación de organizaciones de trabajadores desocupados en la lucha de los obreros y obreras de ARCOR BAGLEY, porque son ellos quienes pueden cubrir los turnos que la empresa quiere ampliar. Cuando en el mundo se avanza con la reducción de la semana laboral, y en Argentina hay proyectos en este sentido, para repartir las horas de trabajo entre ocupados y desocupados, (el FIT, propone una jornada de seis horas, cinco días a la semana, sin reducción salarial, y sin salarios por debajo de la canasta básica), y así generar nuevos puestos de trabajo, los empresarios argentinos, haciendo gala de su eterna codicia, recurren a la sobre explotación de sus empleados y empleadas.
Ha pasado alrededor de un siglo, dese que la lucha encabezada por los Mártires de Chicago, lograra la legislación de la jornada laboral de 8 horas, desde ese momento hasta hoy, cada avance de la ciencia, de la tecnología, se puso al servicio de aumentar las ganancias patronales, para los trabajadores, jamás estos avances representaron más tiempo para disfrutar de la familia y los amigos, y mucho menos para alcanzar una vida digna en lo económico. Y ahora vienen los sindicalistas que hace rato no pisan una fábrica, los gobiernos que miran para otro lado, y los patrones, a querer quitarnos los derechos que se consiguieron a lo largo de la historia, y que se pagaron con sangre obrera. La clase trabajadora en su conjunto, ocupados y desocupados, debe alzarse para defender nuestras conquistas, y no permitir estos atropellos, que buscan sentar bases para hacernos retroceder décadas en nuestros derechos.