La salida del ministro Salles, las presiones de Estados Unidos, un nuevo ministro miembro de la sociedad rural y muchas chances de que todo siga igual con el plan bolsonaristas de destruir la Amazonía y otras zonas clave del país.
Jueves 24 de junio de 2021 10:39
El ministro de Medio Ambiente de Brasil, Ricardo Salles, responsable de agresivas políticas en la Amazonía criticadas por ecologistas y hasta otros Gobiernos, renunció este miércoles en medio de sospechas de vínculos con empresas madereras ilegales y otras acusaciones.
Aunque no se refirió a ese asunto, Salles anunció en una breve declaración a periodistas, en la que no admitió preguntas, que su renuncia fue aceptada por el presidente Jair Bolsonaro, quien le defendió reiteradamente pese a las continuas críticas por su cuestionada política medioambiental.
El ahora exministro, será substituido en el cargo por el productor rural Joaquim Alvaro Pereira Leite.
Acusaciones
Salles fue durante su gestión representante directo de los más grandes y poderosos ruralistas y terratenientes vinculados a la agroindustria. Deja el gobierno en medio de investigaciones sobre su participación en un esquema de contrabando en el exterior, presuntos delitos de corrupción, malversación y facilitación del contrabando, que permitió en forma directa el avance de la deforestación en el Amazonas.
La demanda por la salida de Salles era exigida por grupos ambientalistas y activistas, que este miércoles festejaron en las redes su renuncia.
Sin embargo, el ministro no cayó por las demandas de estas organizaciones que en última instancia exigían el fin o la superación de la política de destrucción de la Amazonía, sino por una trama más profunda.
La salida de Salles contó incluso con la intervención del Supremo Tribunal Federal que envió el teléfono móvil del exministro a Estados Unidos, para que lo desbloquearan y poder acceder a los datos.
La presión de Estados Unidos
El Gobierno de Biden jugó un papel en este desplazamiento. La razón no tiene nada que ver con la preocupación por el medio ambiente, sino con la búsqueda de sacar a Brasil de la primera línea de las exportaciones agroindustriales a China -en especial soja y maíz-, ya que eso es lo que Estados Unidos quiere, y para eso, necesariamente, deben obstaculizar los negocios brasileños.
La salida de Salles va en contra de los deseos del gobierno de Bolsonaro, al fin y al cabo era uno de los ministros más alineados y defendidos. Por eso no dignifica un paso atrás en la política de seguir explorando la Amazonía, el Pantanal y el Cerrado, que de manera inédita ha venido favoreciendo a los grandes terratenientes y ruralistas del país, que quieren mantenerse en lo más alto del ranking de exportaciones al gigante asiático.
Con la salida de Salles, tomó el relevo otro poderoso en la agroindustria, Joaquim Álvaro Pereira, quien durante años formó parte de la bancada ruralista, con políticas de genocidio contra la población indígena y la más completa destrucción del medio ambiente y los recursos naturales. Es decir, Bolsonaro entrega la cabeza de Salles, pero sigue resistiendo con la misma política de destrucción ambiental.
El secretario ejecutivo del Observatorio del Clima, que reúne medio de centenar de organizaciones ecologistas, Marcio Astrini dijo en una nota que el reemplazante de Salles "obedecerá las órdenes de Bolsonaro y continuará implementando la política de destrucción ambiental".
Greenpeace por su parte alertó en otra nota de que Joaquim Álvaro Pereira fue "miembro de la Sociedad Rural Brasileña (SRB)", hasta ahora era "subordinado de Salles" y es también "aliado de los intereses del agronegocio".
"Cambiar al ministro no garantiza que el Gobierno de Bolsonaro cambiará su proyecto antiambiental nefasto y que viene siendo dolorosamente implementado", insistió la organización.
La renuncia del ministro fue anunciada el mismo día en el que salieron a la luz acusaciones de supuestas "irregularidades" por parte del Gobierno en la compra de vacunas contra el coronavirus, por lo que su salida fue considerada por algunos sectores como una "cortina de humo" para desviar la atención.