Seguidamente se presenta una reseña del libro De la movilización a la revolución. Debates sobre la perspectiva socialista en el Siglo XXI. Este trabajo de muy alto nivel teórico-político se centra en los conceptos de “movilización” y “revolución”, y en una propuesta de metodología transicional. En síntesis, los últimos años, digamos más precisamente después de la caída del muro de Wall Street en el 2008, hemos presenciado movilizaciones y revueltas multitudinarias, algunas de estas, han llegado prácticamente a niveles de “guerra de posiciones”, pero estos ascensos de las luchas de clases finalmente se han disipado de múltiples maneras, ya sea instalando gobiernos pseudo progresistas, o incluso gobiernos derechistas, anti-derechos de la clase trabajadora y los pueblos oprimidos. Frente a esta crisis de la movilización, el autor defiende con gran maestría teórica la idea socialista. Pero como muchas veces se ha dicho, el socialismo no será fruto maduro caído del árbol de la historia, sino que es necesario conquistarlo, de ahí su propuesta de una metodología de rescate del programa de transición de León Trotsky. Transición parece ser un concepto muy simple, pero en la escritura de este libro adquiere una complejidad muy interesante y, sobre todo, muy pertinente para pensar y actuar sobre los retos actuales de la revolución mundial.
Estructura y algunos contenidos del libro
El texto se divide en siete capítulos, siendo que en el primer capítulo se aborda la teoría general que va a guiar el estudio para pasar seguidamente a la polémica con otras personas autoras, al tiempo que se presentan ideas propias en los capítulos intermedios. Algunas de las perspectivas que son desmontadas con mucha creatividad exhibiendo un manejo de bibliografía de referencia impresionante son las defendidas por personas autoras “de moda”, al menos en el marco de los reformismos contemporáneos, tales como son, las de Ernesto Laclau, Chantal Mouffe y la sostenida por la línea editorial de la revista Jacobin. Seguidamente se expone la propuesta de la metodología transicional que consiste en pocas palabras en un procedimiento político para construir un puente entre el programa mínimo y el programa máximo, es decir, para unir en el proceso de la política real de las luchas sociales, las demandas inmediatas del presente con el programa socialista. Finalmente, frente a la crisis profunda del capitalismo se defiende la vigencia del socialismo. De manera muy sintética se presentan seguidamente algunos de los principales contenidos de cada uno de estos capítulos.
1. Más allá de la resistencia, la problemática de la revuelta y la revolución
A partir de la caída del muro de Wall Street [1], en el 2008, se abre un período de ascenso de las luchas sociales mundiales, que este autor divide en dos ciclos, el primero se inicia en el 2011 con la “Primavera Árabe”. Y, el segundo ciclo tiene lugar en el 2018, con la irrupción en Francia de los Chalecos Amarillos. Cada uno de esos ciclos ha sido marcado por grandes movimientos de masas, tales como el movimiento de los indignados en España, 15-M, acaecido entre el 2011 y el 2015. También, aquí, entre otros, se incluye el movimiento de la Plaza Taksim en Turquía; junio 2013. Y, en el marco del segundo ciclo ocurrieron un gran número de poderosas y masivas protestas como las que se dieron en EE. UU., conocidas como Black Lives Matter; Chile, Colombia, Perú, Panamá, etc. [2]. El autor indica que el Center for Strategic Studies (CSIS) contabilizó que solamente tomando en cuenta los últimos meses del 2019 hubo 37 países donde se expresaron protestas antigubernamentales.
Es importante subrayar que para Maiello ambos ciclos se han caracterizado por el predominio de la “revuelta”. Por su parte dichas revueltas básicamente se limitan al campo de las resistencias frente a los despliegues del capital. En muchos casos estos movimientos asumen formas enmarcadas en la noción de “ciudadanía”, de manera que con esto pierden el carácter de clase trabajadora. Otro problema importantísimo de estas luchas es el fenómeno de la “estatización” de las organizaciones no solo de la clase trabajadora, si no de los llamados nuevos movimientos sociales, tales como el estudiantil, el de mujeres, el ambiental, etc. Esto quiere decir que el Estado capitalista coopta o estatiza las organizaciones con lo que mina su autonomía. Lo que desemboca en el problema cardinal de la clase trabajadora y de otros movimientos sociales, cual es, la pérdida de norte; el dejar completamente de lado la perspectiva de la lucha por la hegemonía. De ahí que la característica distintiva de la revuelta sea la ausencia de una estrategia para conquistar la hegemonía por parte de la clase trabajadora [3].
A partir de este análisis el autor pasa a formular su pregunta central, cual es: ¿cómo hacer para que los procesos actuales no se queden en el ámbito de las revueltas, si no que avancen hacia la revolución?
2. Laclau y la dicotomización del espacio político: ¿quién divide a quién?
Maiello desarrolla este capítulo a partir de una polémica con Ernesto Laclau y Chantal Mouffe, que serían algunas de las personas autoras más influyentes de la perspectiva ligth, en el tanto que, abandonan la concepción de la lucha de clases para en su lugar colocar una propuesta de “articulación populista”.
El autor reconoce que en la actualidad prevalece una muy importante fragmentación objetiva de la clase trabajadora producto de las reestructuraciones productivas, pero al mismo tiempo, sostiene que la especificidad definitoria de la clase obrera sigue siendo derivada del hecho de que dicha clase continúa ocupando las posiciones estratégicas en la producción, y de que, la ganancia capitalista sigue siendo extraída de la explotación de la fuerza de trabajo.
De acuerdo con Maiello, Mouffe, pero especialmente Laclau, piensan que es imposible construir la “unidad popular” derivándola de la estructura de clases, en otras palabras, de la producción, de ahí que sostengan que la unidad se construye a partir de lo político, para lo que se necesita la “articulación” de demandas. Esta posición será caracterizada por Maiello como “fetichismo de las demandas” pues para ellos, a través de la lucha por demandas no se pretende superar la democracia si no de profundizarla. ¿Qué sujeto es el que llevara a cabo la realización de las demandas? Pues las clases interesadas en esas demandas, no exclusivamente la clase trabajadora. Laclau y Mouffe, como muchas corrientes reformistas, parten de la idea de que después de la caída del muro de Berlín no hay otro horizonte posible que el de la profundización de la democracia burguesa.
No es casual que Laclau y Mouffe encuentren inspiración histórica en la política de los frentes populares adoptada en el VII Congreso de la Komintern, es decir, de la Internacional Comunista tomada por el estalinismo. Como se sabe, la política de los frentes populares consiste en una orientación de unidad con los llamados sectores progresistas de la burguesía con el propósito presuntamente de combatir al fascismo. El problema de esta línea política es el de subordinar los intereses de la clase obrera a los límites de la fracción burguesa con la que de acuerdo con las circunstancias se erigen los frentes populares. Asimismo, Laclau y Mouffe, terminan reivindicando a Bernstein como un “revisionismo progresivo” o positivo.
3. El retorno de Kautsky, las consignas inmediatas y el programa socialista
El autor de este libro establece que en la actualidad se puede verificar un renovado interés por la obra de Karl Kautsky, al mismo tiempo que se constata una reivindicación de la socialdemocracia pre-1914 [4]. Esta corriente neokautskiana, se expresa entre otros, en la revista Jacobin. Algunos ejemplos de la política práctica que se deriva de estas concepciones son las consignas levantadas por Bernie Sanders, tales como salario mínimo de 15 dólares la hora, “Medicare para todos”, matrícula universitaria gratuita, etc. Maiello acertadamente anota que las corrientes neokautskianas ignoran el carácter imperialista de los EE. UU. Igualmente es iluso pensar que la “democracia” estadounidense pueda constituirse en una especie de puente hacia el socialismo.
Se debe tener en cuenta que el Partido Demócrata (de los EE. UU.) desde los años 30 ha demostrado gran capacidad para cooptar a los movimientos sociales y a la izquierda, como se expresó en su tiempo con la absorción de la CIO, pasando por el movimiento antiguerra en Vietnam, o más recientemente, con el poderoso movimiento Black Lives Matter. Una vez más se subraya que han surgido poderosas burocracias vinculadas con los nuevos movimientos sociales.
Es en este contexto polémico-discusivo, que el autor vuelve a reivindicar la lógica política del programa de transición, lógica en la cual las llamadas consignas “máximas” no son puramente retóricas. Maiello al respecto reconoce la importancia de la “articulación de demandas” pero no para quedarse ahí si no para construir hegemonía obrera, es decir, para plantear la necesidad insoslayable de destruir el sistema capitalista y su Estado para en su lugar levantar el poder de la clase obrera hacia el socialismo [5].
La interpretación que hace el autor del Programa de Transición de Trotsky es: articulación de distintos sectores de la clase trabajadora, los más avanzados con los sectores más atrasados, buscando la hegemonía política.
4. Debates sobre la metodología del programa transicional
El autor parte de un análisis de la metodología transicional planteada por Trotsky en el Programa de Transición, a partir de lo cual establece que en ese texto hay un sistema de reivindicaciones, a saber: a) Demandas mínimas, por ejemplo, salarios dignos. b) Consignas democráticas (derechos políticos o civiles) y democrático-estructurales, tal es el caso en los países coloniales y semicoloniales de las tareas encaminadas a la independencia nacional. c) Consignas organizacionales, por ejemplo, la alianza obrero-campesina. Y, d) consignas transicionales, estas son consignas “puente” entre el programa “mínimo” y el programa “máximo”. Un ejemplo clásico de este tipo de consignas es la que Trotsky mismo planteó en el Programa de Transición, la escala móvil de salarios y de horas de trabajo. El sentido de esta consigna es que plantea una manera de combatir el desempleo, pues de acuerdo con esta reivindicación se debe distribuir todas las horas de trabajo entre la cantidad de trabajadores existente sin bajar los salarios. Parte de una necesidad básica pero su realización implica chocar con política capitalista que más bien se encamina a dejar cantidades de trabajadores en el desempleo para abaratar los costos de producción, ya que al haber un “ejército de reserva” disponible, el capitalista puede pagar menos.
Es en este marco que Maiello ensaya una crítica a la interpretación hecha por Nahuel Moreno del Programa de Transición, ya que, correctamente, señala que para Moreno cualquier consigna puede convertirse en transicional. Y, respecto a la interpretación de Ernest Mandel de la metodología transicional indicará que, para ese afamado autor marxista, las consignas transicionales son las que se elaboran por parte del núcleo revolucionario con el objetivo de atraer a la vanguardia. Otra interpretación criticada por Maiello será la que en su momento desarrolló Guillermo Lora del Partido Obrero Revolucionario (POR) de Bolivia.
Seguidamente el autor hace una revisión de varios procesos revolucionarios o de movilizaciones importantes, tal es el caso de la revolución rusa donde las consignas: paz, pan y tierra jugaron un papel transicional ya que ningún gobierno por “progresista” que buscara aparecer estaría en capacidad de cumplir; ni siquiera el de Kerensky, como en realidad sucedió cuando el partido bolchevique con su planteo ganó hegemonía política. Sin duda, el partido bolchevique jugó un papel central en el significado que tomaron estas consignas en el movimiento de masas de ese momento histórico. Las consignas transicionales, por así decirlo, ponen contra la espada y la pared a las diferentes corrientes burguesas, puesto que, aunque son tareas no directamente socialistas implicarían hacer cosas que la burguesía no es capaz de hacer. O sea, Maiello defiende las consignas transicionales, como ya se dijo, en el sentido de “puentes”, entre necesidades inmediatas y la toma del poder por parte de la clase trabajadora. El formular de manera adecuada las consignas transicionales, le permite a la clase trabajadora el disputar la hegemonía. El significado de las consignas no está dado de antemano, si no que se lo imprimen las corrientes que disputan la hegemonía, así como los procesos internos que viven las masas en términos de elaboración de su propia conciencia.
5. “Guerra de posiciones”: la táctica del frente único y el programa transicional
En el marco de la revolución alemana, octubre 1918-agosto 1919, surgieron corrientes ultraizquierdistas dentro del mismo seno de la III Internacional quienes defendieron la teoría de la “ofensiva”. Pero hay que tener en cuenta que, aunque dicha revolución se desarrollaba tan solo un año después de la revolución de octubre en Rusia, no presentaba sin embargo las mismas condiciones; en Alemania no había un partido como el bolchevique y los consejos obreros no alcanzaron un desarrollo significativo. En contraposición a esta desubicada estrategia política ultraizquierdista, en el mismo seno de las luchas obreras en Alemania, concretamente por parte de los trabajadores metalúrgicos de Stuttgart, se planteó la propuesta de unidad de acción de las organizaciones de la clase obrera, tanto partidos como sindicatos, para luchar por reivindicaciones inmediatas como la lucha por los salarios, vinculándolas al mismo tiempo con consignas más radicales, como por ejemplo, la confiscación de viviendas para ser entregadas a las familias sin techo. Esta segunda consigna, de acuerdo con el autor, será una consigna transicional.
La táctica del Frente Único es pues la que en la práctica plantearon inicialmente los trabadores de Stuttgart, esto es, unidad de las organizaciones de la clase obrera para enfrentar las tareas del momento. Cuando sobrevino la ofensiva fascista concretamente en Italia, la táctica del Frente Único devino esencial como política para enfrentar dicho avance. Así, el Frente Único no plantea la ofensiva final, si no que más bien es una táctica defensiva, o bien, asimilable al planteamiento de Gramsci de “guerra de posiciones” [6]. La guerra de posiciones como su palabra lo indica consiste en conquistar posiciones tácticas, porque en ese momento no se está en capacidad de tomar el poder por parte de la clase trabajadora.
La política del Frente Único puede entenderse como una consigna transicional en ciertos momentos. Dicha táctica se diferencia radicalmente de la política delineada por el estalinismo a mediados de los años 30 conocida como la táctica del Frente Popular. Esta última táctica lo que propone es la unidad de la clase obrera con sectores de la burguesía para cumplir con tareas “progresistas”.
En el tercer congreso de la Internacional Comunista realizado en el 1921 ya se habla de un sistema integrado de reivindicaciones. Esta idea es la que será posteriormente sistematizada y teorizada por Trotsky en el ya nombrado Programa de Transición.
6. ¿Es posible el triunfo de la revolución en la actualidad?
Algunos autores, incluso referenciados como de izquierda, dan por un hecho la existencia de un ciudadano-consumidor, atomizado. Es decir, dan por sentada la fragmentación de la clase trabajadora y los pueblos oprimidos. Al mismo tiempo es obvia la violencia policial y militar en contextos donde las masas trabajadoras y oprimidas protagonizan grandes momentos de reivindicación y lucha. En ciertos casos se ve la participación de grupos armados privados al servicio de los poderosos.
Es en tal contexto donde desde el enfoque transicional aparece el tema de la autodefensa, los piquetes y las milicias, entre otras formas de lucha de la clase obrera y otros sectores oprimidos. Tal es el caso de la lucha contra la dictadura de Mubarak en Egipto en el 2011, o bien, el de las formas de lucha enmarcadas en la autodefensa que se mostraron en el levantamiento chileno del 2019. En otros casos, las crisis sociopolíticas pueden ser instrumentalizadas militarmente por la derecha, como sucedió en el movimiento conocido como Euromaidán en Ucrania en el 2013-2014.
Según Maiello, es importante remarcar los elementos ofensivos de toda buena autodefensa, ya que, el diseño de una buena defensa debe contener elementos ofensivos (en el sentido de “golpes habilidosos” que decía Clausewitz). En el contexto de algunas de las poderosas luchas sociales que se han presenciado en los últimos años puede constatarse la aparición de ciertas formas organizativas militares, que incluso conllevan la utilización de algún armamento, así sea rudimentario, por otra parte, implica disciplina y organización; por tanto, estos procesos, también se pueden entender como una preparación para retomar acciones no adscritas estrictamente en la autodefensa, si no que se pueden entender como ofensivas tácticas y estratégicas. El autor repasa experiencias históricas como las de las milicias en el contexto de la revolución rusa y también menciona los Arditi del Popolo, en Italia en los años 1921-1922.
Volviendo al contexto contemporáneo, debe decirse que el tema militar se ha vuelto un asunto tabú para la izquierda y los movimientos sociales. Seguidamente, el autor, señala dos características importantes de los ejércitos que operan hoy en día, a saber: a) Altamente profesionalizados [7]. Y, b) Privatización de servicios militares [8].
En la guerra de Rusia contra Ucrania se ha visto que la guerra si bien incorpora elementos tecnológicos de avanzada, en este caso para la destrucción; la tecnología no lo explica todo ya que en esta guerra toman parte ejércitos compuestos por personas-soldados, que al mismo tiempo están en conexión con realidades socio-políticas más amplias, por tanto, estas estructuras que son los ejércitos están inmersas en relaciones políticas de fuerza. De ahí la continuada validez de la reflexión de Clausewitz de que en la guerra se combinan factores materiales con factores morales. En otras palabras, por potentes que sean los ejércitos desde un punto de vista técnico, estos se pueden derrumbar moralmente.
7. El futuro del socialismo
Para abordar este último capítulo del libro, el autor hace un repaso de algunos actores relevantes respecto a los temas de la desigualdad social, tales son los casos de Thomas Pikety, con su análisis sobre la desigualdad social y también se repasa el enfoque de José Nun con su concepto de “masa marginal”. Caracteriza de iluso el enfoque del capitalismo verde; cada día es más visible la degradación ambiental. Otra ilusión contemporánea es la del mundo sin trabajo como producto de la tecnologización.
Los discursos y prácticas ya se le denominen “populistas de izquierda” o “posneoliberales”, se quedan en la miseria de lo (im)posible pues sus gestiones demuestran que ni siquiera su programa “mínimo” es sostenible, sin romper con el capitalismo [9].
En esta etapa de crisis que se inicia desde la primera guerra mundial, las revoluciones, siguiendo a Walter Benjamin, funcionan como “frenos de emergencia”, para que la sociedad no caiga en la barbarie. Está visión de Benjamin es compatible con el enfoque transicional. El socialismo sigue siendo la alternativa que puede desarrollar hegemonía y que es factible lograr.
Consideraciones personales muy breves
Sin duda, el trabajo de Matías Maiello constituye un gran aporte para entender algunas de las dinámicas socio-políticas más significativas de la situación mundial, desde una perspectiva socialista y revolucionaria. El libro se desarrolla en el marco del siguiente modelo conceptual: avanzar en articulación, conquistando hegemonía mediante una metodología transicional. Particularmente sugerentes son sus planteamientos sobre la relación dialéctica entre defensiva y ofensiva y de lo político con lo militar y viceversa. De esta manera contribuye de gran forma a abordar sin tapujos los temas de la autodefensa y la ofensiva en una perspectiva de estrategia socialista de toma del poder. Maiello enfrenta y desnuda a autores a los que se les tiene como oráculos del reformismo. Muchos de estos autores son de los más populares en las facultades de ciencias sociales de América Latina. Esta popularidad hace parte de la modorra que caracteriza a cierta intelectualidad y a cierto “activismo”, en última instancia coparticipes del status quo disfrazado de “progresismo”.
Al mismo tiempo el trabajo aquí reseñado abre vetas de investigación muy amplias ya que al revisar las prácticas de los movimientos sociales y de izquierda en distintas partes del mundo lo hace mediante breves pinceladas para demostrar postulados teóricos. Pero se necesitaría avanzar más. A mi parecer se necesita entender mejor desde un punto de vista empírico y descriptivo algunos ejemplos de luchas sociales. O sea, se necesita estudios de caso para “testar” la teoría transicional. Se necesita captar mejor ese movimiento ininterrumpido de la articulación hacia la hegemonía. Este movimiento implica conocer de mejor manera los métodos militares que están utilizando las masas cuando se ponen en movimiento. La lista de posibles casos de estudio en profundidad cada vez se amplía más: EE. UU., Francia, guerra de invasión a Ucrania, Colombia, Panamá, Chile, Perú, Bolivia, Argentina y un largo etcétera.
En lo que a mí respecta en lo que tiene ver con el núcleo de la teoría transicional, me parece que una consigna no es transicional porque se le haya colocado en el capítulo de consignas transicionales en algún programa, incluyendo el Programa de Transición de León Trotsky, sino por el contexto en que se incrustan las tareas y las consignas transicionales, es decir, una consigna es transicional en el tanto genere movilización transicional, no como puente teórico, si no como puente práctico. Al respecto estoy muy de acuerdo con Lenin (citado por Maiello) cuando escribió: “Cada consigna debe ser deducida siempre del conjunto de los rasgos específicos de una situación política determinada” [10].
Bibliografía:
Albamonte Emilio y Maiello Matías, (2017): Estrategia socialista y arte militar. Ediciones IPS, Buenos Aires Argentina.
Luxemburgo Rosa, (1975): Reforma o revolución, Editorial Grijalbo, México DF.
Pérez Sáinz, J.P. (2021): Cuando la igualdad parecía posible. Una historia de los intentos por reducir las asimetrías en América Latina, del siglo XIX a los gobiernos progresistas del siglo XXI. Buenos Aires: Siglo XXI / San José: FLACSO Costa Rica, 2021.
Consultas en la web:
Albamonte Emilio y Maiello Matías, (2023): Más allá de la “Restauración burguesa. (Quince tesis sobre la nueva etapa de la situación internacional en contrapunto con las elaboraciones de Maurizio Lazzarato)”. En: Izquierda Diario, https://www.laizquierdadiario.com.ve/Mas-alla-de-la-Restauracion-burguesa-15-tesis-sobre-la-nueva-etapa-internacional-en-contrapunto-con-Maurizio-Lazzarato (consultado el 27.06.2023).
Viento Sur, 9.03.2023, https://vientosur.info/evolucion-de-las-empresas-militares-privadas-desde-la-guerra-de-angola-hasta-el-grupo-wagner/ (consultado el 26.06.2023).
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