Víctor Hernández Agado era uno de los 14 mineros fallecidos en los socavones de Yacimientos Carboníferos Río Turbio. Esas muertes debían evitarse. Así lo exigían a gritos sus compañeros, meses antes del fatídico 14 de junio del 2004. Los responsables del crimen social siguen impunes y una herida que aún no cierra en la cuenca carbonífera. Esta es la crónica de la despedida de sus compañeros, familiares y todo un pueblo que se sumó al cortejo de los mineros que acompañaban a sus compañeros.
Lunes 14 de junio de 2021 22:27
Imagen de Víctor Hernández, compartida por su esposa Adriana Paredes Gómez
La cuenca carbonífera y Puerto Natales (Chile), quedaron completamente paralizadas al día siguiente de que se supiera que habían 14 mineros atrapados dentro del socavón de Mina 5. Con el correr de los días fueron encontrando sus cadáveres y enlutó a ambos pueblos. La indignación que generó llevó a protestas de los delegados, sus compañeros y familiares.
Por ese entonces, cumplía un año de gobierno nacional Néstor Kirchner y Sergio Acevedo como gobernador provincial. A ambos funcionarios les reclamaban que haya inversiones urgentes, para que no siga deteriorándose la estructura de la empresa. Tan sólo hubo promesas y más promesas que no llegaron a tiempo, mientras el testaferro Sergio Taselli había dejado la empresa minera completamente vaciada dos años antes. La muerte finalmente llegó aquella noche del 14 de junio y luego un manto de impunidad hasta la actualidad.
Pude participar días después del 14 de junio del 2004, llegando a Río Turbio cuando aún faltaban rescatar los últimos cuatro cuerpos de los mineros fallecidos. Uno de ésos era Víctor Hernández Agado. Era uno de los tres mineros chilenos fallecidos. Pude viajar con sus compañeros hasta Puerto Natales (Chile), donde se realizó una despedida histórica por lo emotiva y por el significado que tiene ser un minero del carbón para esos pueblos.
“Una vez me contaron que Hernández era un minero chileno de Puerto Natales (donde vivía su esposa y sus tres hijes) y trabajaba en Río Turbio. Sus hijas solían visitarlo y salían a pasear. Él caminaba orgulloso con una en cada brazo, las adoraba. Andaba por las calles del Turbio a veces vestido de minero y otras con sus mejores ropas para la ocasión y siempre sonriente con sus hijas.
Otras veces me contaban que era socialista y en un vídeo de la histórica toma de mina de 1994 lo entrevistaron, en la Unión 24 tomada por cientos de mineros. Allí dijo -Cuando la clase obrera pelea, no existen las fronteras- Su lámpara estaba prendida, mientras hablaba y su cara cubierta de carbonilla, pero lo decía convencido.
Yo fui a su entierro, luego de sacarlo del socavón y era uno de los 14 mineros muertos por la desidia estatal en junio del 2004. Pudo ser evitada, pero ni el gobierno nacional ni provincial quiso impedirlo y más bien fueron cómplices del testaferro Sérgio Taselli.
Durante su velatorio en su humilde casa, no éramos más de veinte personas y salimos camino a la iglesia. Allí al cantó Eduardo Guajardo la canción Que va a Pasar un Obrero y es emblema de los mineros. Partimos al cementerio y mientras hacíamos el recorrido, se sumaba mucha gente en el hermoso pueblo de Natales.
Una imagen que me quedó intacta fue el de dos conscriptos del servicio militar chileno que pasaban por allí y se pusieron en posición firme para saludar con la venia al cortejo del minero muerto, lo hicieron como si fuera un héroe de alguna batalla.
Finalmente llegamos al cementerio y ya éramos cientos de personas. Nos hermanaba una tragedia y la impotencia de lo injusto de sus muertes.
Como el entierro de Hernández, hubo otros 13 más (tres chilenos y once argentinos). Van a pasar 17 años de la tragedia de Río Turbio y aún me conmueve la muerte de ellos y en sus cajones, había imágenes donde se los veía sonrientes siempre y algunos abrazados.
Todavía sigue impune ése crimen y lo mismo ocurre con la incertidumbre de Yacimientos Carboníferos Río Turbio y su pueblo. Los políticos de la patronal siguen haciendo carrera y prestigio empresarial y los mineros jugándose la vida”.
José Alvarado, Julio Álvarez, Nicolás Arancibia, José Armella, Ricardo Cabrera, Miguel Cardozo, José Álvarez, José Hernández Zambrano, Oscar Marchant, Héctor Rebollo, José Vallejos, Odilón Vedia, Silverio Méndez y Víctor Hernández, siempre presentes y pidiendo justicia.
Ernesto Zippo
Familiar de mineros de Río Turbio, provincia de Santa Cruz.