El 23 de agosto de 1927 fueron ejecutados en Massachusetts, Estados Unidos, dos obreros anarquistas de origen italiano: Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, condenados por un crimen que no cometieron.
Luca Bonfante @LucaBonfante98
Martes 23 de agosto de 2016
Culpables de ser anarquistas y trabajadores, Sacco y Vanzetti fueron ejecutados por electrocución en la silla eléctrica el 23 de agosto de 1927.
En un contexto mundial conmocionado por el triunfo de la Revolución Rusa y el fin de la Primera Guerra Mundial, donde la burguesía asustada por el “terror rojo” fomentaba la xenofobia y el odio general por los extranjeros, comunistas, anarquistas y socialistas. Nicola y Bartolomeo eran acusados de cometer un presunto robo a mano armada y el asesinato de dos personas en 1920 en South Braintree, Massachusetts. Luego de 7 extensos años de juicio, con escasas pruebas y falsos testimonios, fueron encontrados culpables.
Su encarcelamiento y ejecución generaron comités pro Sacco y Vanzetti y protestas masivas de trabajadores en Nueva York, Londres, Buenos Aires, Ámsterdam, Tokio y huelgas en distintas ciudades del mundo.
Semanas previas a la ejecución, el 9 de agosto de 1927 en Chicago, la huelga general es seguida por 16.000 obreros. En Nueva York, por 150 mil personas según la policía. En Montevideo, Uruguay la huelga de 24 horas fue multitudinaria, al igual que en Asunción, Paraguay. En Argentina también, miles de trabajadores fueron reprimidos por manifestarse, pidiendo la justicia que las instituciones burguesas se negaban a otorgar.
La clase obrera unida y sin fronteras para defender a los suyos, protestando para que no se ejecute a los que luchan. Eso, que querían erradicar de la faz de la tierra, que era un martirio para los capitalistas, una “peste revolucionaria”, fue producto de la ejecución del pescador Vanzetti y del zapatero Sacco.
La sangre obrera es sangre y es bandera. Aquella ejecución injusta e infame no generó más que protestas y huelgas por todo el mundo. Sus nombres, aún causadores de polémica en Estados Unidos, resuenan cada vez que una injusticia es cometida sobre la clase obrera, como en el caso de los petroleros de las Heras por ejemplo.
Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti, presentes en el consciente colectivo, ardiendo en el tiempo.