La Santa Fe trabajadora y popular comienza a expresar su descontento, de a poco pero de manera clara y audible. Por arriba, el régimen político y sus partidos muestran crisis y decadencia. La oportunidad para unir las luchas, pegar como un solo puño y construir una salida a la crisis desde los trabajadores y por izquierda.
Octavio Crivaro @OctavioCrivaro
Viernes 12 de agosto de 2022 13:39
No fue de un instante a otro, ni algo inesperado, pero sí fue algo bastante vertiginoso. De repente, Santa Fe, la provincia emblema en lo que a medidas de contención (y paralización) social se refería, comenzaron a aflojar las riendas del control de la calle y emergieron la bronca, la lucha, las movilizaciones por causas diversas con una base social no acostumbrada a reclamar por lo suyo en la calle. La red de sectores políticos de cuño y discurso progresista (peronista y no peronista), los movimientos sociales estatizados, los sindicatos casi “ministeriales”, una centroizquierda integrada a toda la rosca de la política tradicional y sus ministerios, dejaron de lucir y generar expectativas. A algunos dirigentes atornillados, los están obligando a luchar. Nuevos tiempos, aunque este fenómeno, estrictamente, no comenzó ahora, sino con la crisis del Frente Progresista y la asunción del conservador Perotti. Pero el 2022 parece estar dando un salto hacia una profunda crisis orgánica en la provincia donde los políticos ya no pueden caminar tranquilos por la calle. La crisis social y el “ya no podemos vivir así”: veamos cómo habla “el abajo”.
Florecen mil flores desde abajo
El miércoles 10 de agosto no fue un día más, habría que redondearlo en el calendario colgado en la pared.
A las 6 AM, comenzaban a llegar docentes emponchadas al local de Amsafe Rosario para prepararse a ir a Santa Fe La Capital para participar de la movilización de docentes de escuelas públicas y privadas en la capital provincial. Lo mismo sucedía en distintos puntos de la provincia, desde los que confluyeron hasta hacer una movilización de miles de docentes de Amsafe y Sadop, en el marco de la segunda jornada de 48 horas de paro en dos semanas consecutivas.
La bronca de las bases de docentes y estatales provinciales es de tal magnitud, que no solo la conducción Celeste alineada con Sonia Alesso, sino que ATE provincial e incluso el anquilosado UPCN, con enormes afinidades con Perotti, fueron empujadas también a sumarse al paro de 48 hs. Las tendencias a la lucha y a la unidad por abajo, más allá del divisionismo de las conducciones burocráticas, es más que visible entre los trabajadores que dependen del estado. La organización democrática y común de docentes y estatales por sus demandas en comisiones de base en cada lugar de trabajo no es solo una idea general: es una tarea del momento donde cada delegado y conducción gremial debe ponerse a la cabeza.
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El mismo día los trabajadores portuarios del estratégico sindicato portuario SUPA, lograron un importante triunfo en un conflicto donde los trabajadores de base impulsaron y pusieron el cuerpo a piquetes, movilizaciones al Ministerio y una toma pacífica del Enapro. Lo que comenzó por un reclamo salarial y de condiciones de trabajo, por intransigencia patronal escaló hasta convertirse en una lucha contra los despidos. Luego de jornadas de pelea, el sindicato firmó un acta con 60% de aumento y retrotrayendo los despidos de los principales activistas. No es todo lo que los trabajadores pedían, pero con su lucha hicieron retroceder a los ladrones de Vicentin en Terminal Puerto Rosario. Una voluntad de combate que no se apaga: solo puso pausa.
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Mientras los micros de Amsafe viajaban a Santa Fe, las organizaciones de desocupados de Unidad Piquetera comenzaban una larga jornada de protesta, con marcha, acampe y ollas populares. Los reclamos de mayor cantidad de planes sociales y de aumentos en los montos, se hacen más agudas a medida que la inflación golpea a las familias más pobres, que comienzan a saltear comidas en la región donde se exportan más cereales de todo el mundo. La locura capitalista.
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En esa movilización participaron familias de la Asamblea Permanente de Zona Oeste y de la toma de Magaldi, que encabezan la pelea por tierra y vivienda en Rosario, que merece el título de la capital nacional de la especulación inmobiliaria: se construyen torres donde nadie vivirá, en la ciudad donde cientos de miles de personas no tienen donde vivir. En ese barrio, como también comienza a pasar en la toma de Maradona y Circunvalación, se organizan en asambleas que deciden los pasos a seguir democráticamente, con plena libertad para defender sus ideas.
Estos procesos se suman a la pelea de los choferes, a los reclamos de las enfermeras del Hospital Eva Perón y otras trabajadoras de la salud, y a los procesos en Hey Latam por sus puestos de trabajo, los metalúrgicos que se organizan por el salario, los trabajadores de Vicentín en alerta por la línea de vaciamiento, los trabajadores de limpieza por salario y condiciones de trabajo. Pero estos días, sin lugar a dudas, fue llamativo el salto que dio la movilización frente a las insoportables quemas de los humedales en las islas frente al sur de Santa Fe y el norte de la Provincia de Buenos Aires, en Entre Ríos. El movimiento ambiental rugió en Rosario el miércoles 10. Todas estas imágenes configuran la emergencia, embrionaria pero sostenida, de sectores de masas “cansados de vivir así” como se escuchó una y otra vez en la movilización por los humedales.
Las islas se queman, Rosario arde
El mismo miércoles la explanada del Monumento a la Bandera estalló de gente y de bronca. La concentración nació de una autoconvocatoria impulsada por varias organizaciones ambientalistas pero rápidamente prendió en el hartazgo de una población asfixiada por la voracidad de terratenientes y ganaderos que incendian los humedales desde hace años. Los últimos días fueron particularmente violentos de humo e impactaron en el humor colmado de sectores ya hartos de la inflación, de la falta de trabajo, de la desigualdad, del ajuste. Rosario dijo basta.
Desde antes de las 18, horario de la convocatoria, ya llegaban familias, laburantes, jóvenes, profesionales. La jornada comenzó con una radio abierta impulsada por la COAD y el grupo de científicos que pertenecen al agrupamiento de Sindicatos por el Ambiente. Desde esa misma carpa se difundió cómo continuaría la jornada: con una asamblea abierta que impulsaron organizaciones ambientalistas, la agrupación Alerta Roja impulsada por el PTS junto a muchos y muchas activistas contra las quemas y también la “gente común”, los vecinos, que con mucha bronca, quisieron hablar y que no lo hagan otros por ellos.
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La asamblea fue un gran megáfono que le dio voz a la bronca de los presentes, mayoritariamente jóvenes, pero también niños, adultos, jubilados. La bronca frente al gobierno nacional de Alberto, Cristina y Massa, el de Bordet, el de Perotti, el de Javkin, el de la oposición macrista, todos señalados como extractivistas, el hartazgo frente a una situación social que agobia, el “ya no más” frente al humo de las quemas, pero también frente al humo de políticos vendidos a la Rural, Vicentin y las mineras: la asamblea fue un grito que dijo “basta” y que votó a mano alzada, de a miles, cortar el puente Rosario-Victoria este sábado. El movimiento contra las quemas en Rosario recogió la posta del gran movimiento mendocino contra la reforma de la ley 7722, la lucha del pueblo de Chubut contra la megaminería y del pueblo de Gualeguaychú contra las pasteras.
De conjunto, la enorme movilización de miles de ayer, sumó la fuerza del movimiento ambiental y de la juventud al malestar creciente de los trabajadores y los sectores empobrecidos del pueblo. De lo que se trata es de unir esa fuerza en una pelea común, avanzar en medidas radicales hasta conquistar un “paro ambiental” de todos los sindicatos por la ley de humedales. La salida de fondo: expropiar esas tierras en beneficio de las mayorías.
El arriba que huele mal
Si por abajo los trabajadores, las trabajadoras, la juventud y los sectores populares de Santa Fe muestran una tendencia a tomar la iniciativa y pelear por trabajo, salario, tierra y vivienda, empujando esa red de contención de sindicatos, Estado y movimientos sociales, la política tradicional y el propio régimen político de conjunto muestra rasgos de crisis orgánica profunda. Nos referimos, utilizando el concepto de Gramsci a una crisis de legitimidad de los representantes, donde la bronca se extiende al conjunto de la casta política. Esto es inseparable de la crisis económica y social que se vive en Argentina donde las instituciones estatales generan una antipatía generalizada que, en este caso, empalma con el malestar cotidiano de las condiciones de vida. El Estado en Santa fe huele mal.
Si por abajo los trabajadores, las trabajadoras, la juventud y los sectores populares de Santa Fe muestran una tendencia a tomar la iniciativa y pelear por trabajo, salario, tierra y vivienda, empujando esa red de contención de sindicatos, Estado y movimientos sociales, la política tradicional y el propio régimen político de conjunto muestra rasgos de crisis orgánica profunda.
La crisis con las organizaciones narcocriminales con amparo policial y estatal se ha salido de control. Las balaceras por control de territorios se vuelven recurrentes y han afectado la vida de familias y personas inocentes, con pérdidas de vidas. Las visiones, supuestamente ingenuas, que buscan instalar que se trata de problemas de “seguridad urbana” ocultan lo que ya es visible para todos: que el conjunto del Estado es responsable del accionar asesino de bandas criminales. La Justicia, que mostró cómo los fiscales más encumbrados protegían a estas organizaciones, además de jueces con relaciones más que amistosas con líderes narcocriminales. La política tradicional, que pasó de la connivencia a la complicidad, y de la complicidad a la participación directa, con encumbrados referentes territoriales mencionados como paraguas político del hampa. La Policía, que vio caer jefe tras jefe por la más que clara protección a estos sectores. De conjunto: es el propio Estado el que cruje en Santa Fe.
¿Qué hay debajo de la crisis de los partidos en Santa Fe?
Esta es la crisis, profunda y estructural, que subyace a otra crisis: la de los grandes partidos tradicionales en Santa Fe. Perotti ante la crisis del peronismo hace lo que mejor sabe hacer: política conservadora y con sensibilidad de derecha. Ante la crisis narco-policial, le da más poder a la Policía, poniendo un “azul” directamente al frente del Ministerio. Ante la falta de vivienda, reprime a las familias que salen a luchar por ello. Ante los docentes, estatales y sectores que pelean por salario, les dice que no hay plata, mientras alienta a las cerealeras, al campo y a los grandes empresarios a que se enriquezcan más aún. Perotti se mira en el espejo de Schiaretti de Córdoba, y los sectores kirchneristas o que se autodefinen como progresistas dentro del Frente de Todos, ponen la ñata contra el vidrio viendo cómo el peronismo en Santa Fe da lugar a lo que, en definitiva, es Perotti: un reutemismo residual sin oposición a su majestad.
El Frente Progresista, que supo “brillar” como esperanza nacional del progresismo no peronista, abandona la quimera de hacer un progresismo desde los stands de la Sociedad Rural y, encabezados por Javkin, que nunca dejó de ser radical, se lanzan a lo que podríamos llamar la Operación Sinceramiento: ingresarán a Juntos por el Cambio, de uno u otro modo. Y no de cualquier fracción de Juntos: de la que se puso al frente de defender a los maleantes de Vicentin.
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Tanto la crisis del progresismo kirchnerista como la del socialismo y el Frente Progresista confirman una cuestión: no es viable defender banderas de los derechos de trabajadores y sectores populares, y al mismo tiempo impulsar el dominio de los grandes terratenientes, la fumigación de escuelas con glifosato, la depredación ambiental de grandes empresas, la quema de islas por parte de especuladores y el control de los puertos por parte de los buitres cerealeros. La crisis de los partidos, y particularmente de sus alas presuntamente progresistas, no es coyuntural: es de fondo.
La centroizquierda, encarnada en Ciudad Futura, Del Frade y algunas esquirlas del PS, buscan resucitar la ilusión de un progresismo posible, pero lo hacen subordinados al Estado y al kirchnerismo dentro del Frente de Todos (y a Javkin también, en el caso de Ciudad Futura), con quienes se niegan a romper amarras. Pero, ya sabemos, ellos tampoco rompen amarras con Perotti, con Massa, con el ajuste del FMI. Por lo que, en definitiva, su política humaniza y embellece a quienes encabezan el ajuste. Ajuste que, dicho sea de paso, no denuncian con convicción.
La crisis de los de arriba abre el momento para los de abajo
La crisis de los partidos y del régimen político en Santa Fe, se mira a los ojos con el crecimiento de la actividad y de la organización entre los sectores populares y de trabajadores y trabajadoras que salen a la calle y quieren opinar y decidir. Con el vapor de una crisis social que no se detiene, el pueblo trabajador da impulso a una actividad pocas veces vista recientemente. Comienza a intensificarse la lucha de clases en el marco de una crisis orgánica provincial y un escenario de una economía agonizante que sólo golpea al pueblo trabajador. Las contradicciones que se cocinaron hasta ahora muestran una realidad cada vez más dinámica y con cambios cada vez más acelerados.
La autoorganización democrática se vuelve una tarea clave en cada sector que sale a pelear: las manos alzadas valen un millón de veces más que el accionar de 10 dirigentes que resuelven solos y es algo fundamental para encarar las peleas más duras. Por eso hay que desarrollar comisiones de base en cada escuela, en cada dependencia estatal, en cada sector privado que sale a la lucha como los portuarios (tomando recaudos para que patrones y dirigentes vendidos no señalen a nadie). Lo mismo en la juventud que se moviliza contra la quema de humedales, allí el impulso de comisiones por facultad con mandato para pelear por la ley de humedales y frente a la crisis que pega de lleno ante los estudiantes. Ni qué decir en cada barrio: asambleas, comisiones, organización democrática para la pelea frente al hambre, por tierra, por trabajo.
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Pero no se trata solamente de la organización democrática de cada sector por separado. La pelea por unir a todos los sindicatos y trabajadores en lucha, junto a las tomas de tierra y la juventud combativa, se hace concreta y necesaria. Los dirigentes, aún aquellos que a regañadientes se ven empujados a salir a la lucha, apuestan a la división. Unos paran el lunes, otros el martes. Unos marchan el miércoles, otros el jueves. Hay que terminar con eso, unificando a los que luchan y poniendo en pie un encuentro de trabajadores y sectores en lucha, para pegar como un solo puño. Un encuentro y acciones comunes entre los docentes, los estatales en lucha, los portuarios, aceiteros, los docentes universitarios, las tomas como la de Magaldi y la de Maradona, los movimientos de desocupados y la juventud ambientalista que copó el monumento, no sería algo menor: sería un contundente mensaje a cielo abierto de que ya hay sectores conscientes de que todo lo que se gane será con la lucha. Tenemos la responsabilidad de comenzar a hacerlo con acciones concretas y pasos decididos en un encuentro regional que reúna a todos aquellas organizaciones y activistas que acordamos con esta política de unidad: basta de luchar por separado. Los compañeros de Amsafe, con el enorme peso que tiene ese sindicato en Rosario, son los más autorizados para llamar a una instancia así.
Esa unidad, además, sería un mensaje certero para hacer concreta la perspectiva por un paro regional que se le imponga a los gobiernos ajustadores, los que queman las islas, las patronales del agropower, las cerealeras que especulan y las remarcadoras de precios. Tenemos que luchar por aumento de salario, de los planes y de las jubilaciones, por trabajo con reparto de las horas de trabajo, la nacionalización de los puertos, las cerealeras y las tierras de los principales terratenientes, empezando por los humedales. Esto debe ser debatido en una gran asamblea constituyente libre y soberana que enfrente a los super ministros del ajuste y la entrega al FMI.
Octavio Crivaro
Sociólogo, dirigente del PTS y candidato nacional por el Frente de Izquierda-Unidad en Santa Fe.