A dos semanas de la nefasta votación en el Senado, la juventud santafesina se movilizó por miles y copó el rectorado de la UNL en apoyo de la lucha docente. La Izquierda Diario dialogó con los estudiantes alrededor de estos fenómenos.
Viernes 24 de agosto de 2018
Hoy por hoy 57 universidades de carácter público se encuentran sin clases por el paro de los docentes universitarios que vienen reclamando desde comienzos de año una paritaria que al menos iguale a la inflación. En variadas ciudades y provincias se han manifestado de forma multitudinaria tanto docentes como estudiantes. Desde asambleas de un millar en Córdoba hasta movilizaciones de cientos en Capital Federal. El miércoles, bajo una hermosa tarde de invierno, fue el turno de los docentes santafesinos de aparecer en escena. La actividad llamada desde la Facultad de Humanidades y nombrada como “estudiantazo por la educación pública” logró juntar a aproximadamente 2 mil personas en el rectorado de la UNL y de esta forma significar un hecho sin precedentes en los últimos 10 años de la capital santafesina.
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El ambiente era muy motivador, y entre las clases públicas La Izquierda Diario dialogó con varios estudiantes para saber su parecer sobre la jornada, la situación del país y las perspectivas de la lucha.
Micaela, ex estudiante de la UNL y ex trabajadora de la universidad opinó sobre la jornada: “Estas manifestaciones enormes siempre significan un paso para adelante; a pesar de que el panorama es muy turbio, es esperanzador ver a miles de jóvenes luchando por la educación pública en las puertas de las universidades”. Sobre este punto Jonatan, estudiante de la UTN agregó “ la convocatoria es muy amplia, si nos quedamos quietos este gobierno va a ir por todo, el acuerdo con el FMI lo demuestra. ¡Hay que salir a pelearla!“
A la hora de preguntar sobre el rol que están cumpliendo sindicatos como AMSAFE que hasta el momento no se han ni pronunciado sobre la lucha de los docentes universitarios, Micaela opinó: “La cuestión es sencilla, divide y reinaras. Es importante no solo pensar en la quintita propia sino ver que hay un objetivo común. Si los sindicatos se unen, junto a todos los claustros la fuerza puede ser imparable”. Sobre este asunto, Romina, estudiante de la UTN declaró: “En todos los aspectos hay que unirse porque reclamar cosas por separado no lleva a ningún lado. Los sindicatos deberían ponerse a la cabeza de esta unidad si su perspectiva es triunfar.”
La marea verde y la educación pública
En estos meses convulsionados, donde la discusión por el aborto legal llegó a cada instituto y tomó protagonismo, los mismos estudiantes plantean que la fuerza que demostró esa enorme marea verde puede ser la punta de lanza que lleve a un cuestionamiento más profundo del estado y plantee una educación y sociedad diferente. La marea verde no se quedó solamente en el derecho, hasta ahora negado por los dinosaurios del Senado, del aborto sino que va más allá y cuestiona a fondo la relación de la iglesia con el estado. Porque mientras el estado le financia a los obispos un sueldo 5 veces mayor que el de los docentes o le paga la luz a la Catedral de Buenos Aires, las universidades se caen a pedazos y los docentes deben sobrevivir con sueldos de miseria.
Ante el debate sobre la separación de la iglesia del estado, Dafne, estudiante de Medicina y Andrea, de derecho acordaron en que : “Lo de la iglesia y el estado debería hace años estar separados, cada uno tiene su fe y cada cual debería pagarse su propia fe y dejar de desviar fondos que podrían ir a educación o salud”. Micaela opinó que “la lucha por la separación de la iglesia del estado y la lucha por la educación publica no van disociadas. Muchas personas están asociadas a la iglesia sin saber que lo están ni en lo que beneficia esa afiliación a la iglesia. La separación debería darse ya y esa lucha también la deberían dar los docentes y estudiantes para que esos recursos se vuelquen a la educación “. Ante esta cuestión, Jonatan agregó: “Vimos que la iglesia sigue metiéndose en cuestiones que no debería meterse, es momento de separar las cuestiones, si somos un estado laico el que quiera un cura que se lo pague”.
Como se pudo ver en los cientos de pañuelos naranjas que estuvieron presentes en el estudiantazo, la separación de la iglesia del estado está instalada. Miles lo reclaman, y esa marea verde que puso en cuestionamiento los estereotipos de una sociedad patriarcal aspira por más y a una institución oscurantista a la que el estado financia en detrimento de la educación. Desde la juventud del PTS el miércoles estuvimos levantando la petición por dicha separación, la que más de un centenar de estudiantes y docentes se acercaron en unas pocas horas a firmar. Esto sigue demostrando la fuerza vital que cuenta este movimiento, y que si dicho movimiento se une a la lucha por una educación pública de calidad, gratuita y para todos, la victoria será inevitable.