Este martes, en el Micro estadio de Ferro, se presentó el agrupamiento. Figuras centrales del peronismo fueron parte de los invitados a los que se llamó a conformar una frente de toda la oposición.
Miércoles 6 de junio de 2018 17:38
Unidad “más allá de las diferencias”; unidad “con contradicciones”. Frases de estilo similar sonaron más de una vez en la tarde de este martes, en el Micro estadio de Ferro. Allí, ante unas 2.000 personas, se lanzó formalmente el espacio político En Marcha, donde confluyen el Movimiento Evita, Libres del Sur, el maoísta PTP, Unidad Popular y Patria Grande, entre otras fuerzas.
Las definiciones antes mencionadas dan cuenta de dos aspectos que quedaron evidenciados en el acto de lanzamiento. Por un lado, las tensiones internas que recorren al nuevo espacio y que parecen implicar cuestiones para nada menores.
Por el otro, hacen a la propuesta política más general que sostiene el nuevo armado: la de un frente antimacrista que aglutine a toda la oposición. Es allí donde pueden evidenciarse otras tensiones irresueltas.
Entre los oradores a destacar estuvieron Juan Grabois, Victoria Donda y Leonardo Grosso, ambos diputados nacionales. En el inicio del acto, un dirigente del PT brasilero acercó un saludo.
Lanzamiento y diferencias
“Sabemos que tenemos diferencias pero no vamos a ponerlas por delante. Tampoco vamos a ocultarlas”.
La frase la lanzó Diana Broggi, joven referente de Patria Grande, durante su discurso. Había pasado poco más de media hora del inicio del acto.
Las diferencias enunciadas no parecen para nada menores. La joven habló de las “distintas valoraciones” sobre el ciclo kirchnerista. “Es imposible pensar la construcción de una alternativa política en la Argentina sin la militancia, sin la dirigencia y sin gran parte de los sectores del kirchnerismo”, afirmó.
Los aplausos fueron más bien escasos.
Es preciso recordar que tanto Libres del Sur como el PTP fueron oposición en parte del ciclo kirchnerista. La corriente maoísta, igual que otras fuerzas de izquierda, llegó incluso a apoyar la rebelión de las patronales rurales en 2008.
Por su parte, el Movimiento Evita se alejó del espacio que lidera la ex presidenta a fines de 2016 y apoyó a Florencio Randazzo en las elecciones legislativas de 2017. Vale la pena señalar que este espacio, dentro de las divisiones de ese momento, fue alentado por el llamado peronismo de los gobernadores.
Estamos frente a una diferencia política para nada menor. Ese es el marco en el que se lanza En Marcha.
De aliados y alianzas
Ubicados a varios metros del escenario, en un lugar destacado pudo verse, entre otros, a los intendentes peronistas Gustavo Menéndez, Leonardo Nardini y Gabriel Katopodis; los diputados nacionales Felipe Solá, Daniel Filmus, Araceli Ferreyra, Juan Cabandié, Daniel Arroyo y Wado de Pedro; al ex gobernador de Santa Fe, el (falso) socialista Antonio Bonfatti; a los dirigentes sindicales Víctor Santa María (Suterh) y Hugo “Cachorro” Godoy (ATE).
Esta era, según la definición de los convocantes, la imagen de la unidad pregonada.
Sin embargo, algunos de los invitados de este martes fueron parte de garantizar la gobernabilidad oficial de la gestión macrista en sus primeros dos años. Dos años de ajuste, hay que consignar.
Felipe Solá –que fue especialmente mencionado- es parte del Frente Renovador (FR) que aprobó el acuerdo con los Fondos Buitre. Su espacio también votó favorablemente el Presupuesto 2018, que incluía un ajuste a la baja en partidas como Salud o Educación al tiempo que consagraba cifras siderales para el pago de la deuda externa. Un presupuesto a pedido de Cambiemos.
En la misma sintonía de colaboración con el oficialismo podría ubicarse a los intendentes peronistas del conurbano. En más de una ocasión los legisladores que les responden fueron fundamentales para aprobar leyes de ajuste impulsadas por la gobernadora Vidal.
Un ejemplo recordado tuvo lugar a fines de 2017. La reforma jubilatoria contra los trabajadores del Bapro fue votada gracias al quórum habilitado por legisladores de Unidad Ciudadana.
Si atendemos a los dirigencia sindical presente, vale detenerse un instante en Víctor Santa María. El hombre tiene en su haber la firma de una de las paritarias más bajas de 2018. El dirigente peronista acordó un porcentaje del 12 %, por debajo incluso de aquellos que firmaban los integrantes del “club del 15”.
El llamado a la unidad antimacrista se topa con estas contradicciones. El lugar de oposición que hoy ocupa gran parte del peronismo solo puede explicarse a partir del enorme descontento social.
En los discursos no se hizo mención al llamado peronismo de los gobernadores. ¿La unidad antimacrista llegará hasta figuras como Juan Manuel Urtubey o Juan Schiaretti? Es una pregunta que vale la pena hacerse.
Discursos y contradicciones
Como no podía ser de otra manera, los derechos de las mujeres tuvieron un lugar destacado. Fue así en el discurso de Donda, Broggi y la mendocina Celeste Avogadro, docente y dirigente de la CTA en esa provincia. En ese marco, el reclamo por derecho al aborto –que es activamente impulsado por el nuevo espacio- ocupó un lugar central en las intervenciones.
Sin embargo, aquí también habrá que señalar las contradicciones del espacio naciente. Libres del Sur, por ejemplo, es parte del gobierno de la provincia de Mendoza que dirige el radical Alfredo Cornejo. Allí la fuerza en la que milita Victoria Donde tiene a su cargo la Dirección de Género y Diversidad, que ejerce Silvina Anfuso.
Sin embargo, en esa provincia no rige siquiera el protocolo de aborto no punible. El reciente caso de una niña de 11 años embarazada por una violación volvió a poner en escena esa enorme limitación.
La política, las calles y el 2019
Este martes por la tarde, en los discursos que se escucharon en Ferro, hubo dos grandes ausencias: la CGT y la exigencia de un paro nacional.
El dato no es menor. El lanzamiento se dio en un marco político signado por los tarifazos, el crecimiento de la inflación y los despidos, y el acuerdo con el FMI. Es decir, en un momento de ataque abierto sobre las condiciones de vida de amplias capas de la población trabajadora.
Estas denuncias, presentes en las intervenciones, no estuvieron acompañadas de una clara exigencia hacia las centrales sindicales para que convoquen a parar y movilizarse.
Si bien se reivindicó la gran movilización que significó la reciente Marcha Federal, la propuesta política apunta esencialmente a diferir una salida a la crisis en curso hacia 2019. Esto mediante la construcción de un armado político opositor.
Hay que recordar que el Frente de Izquierda participó de manera independiente en la movilización el pasado 1° de junio. Lo hizo exigiendo el inmediato llamado a un paro nacional y a movilizaciones masivas.
“Nuestra historia demuestra que se han podido construir grandes frentes populares que han tenido grandes victorias electorales” señaló ayer Leonardo Grosso evidenciado una estrategia política de conjunto.
Sin embargo, el nivel de vida de la población pobre y trabajadora se hunde a ritmo constante. Esa situación impone una urgente respuesta en las calles que sea continuidad y superación de lo que hasta ahora ha tenido lugar.
En este punto, el nuevo armado electoral se termina ubicando esencialmente bajo la misma estrategia política que despliega el peronismo en su conjunto. Una estrategia destinada a reemplazar electoralmente a Cambiemos en 2019, evitando desarrollar una amplia y permanente movilización que permita derrotar ahora el ajuste.
En el lanzamiento de En Marcha se presentó entonces un camino político que propone esperar hasta 2019, apostando a un frente con parte de quienes le garantizaron la gobernabilidad a Macri por dos años. Una perspectiva que asoma impotente ante el escenario de ajuste en curso.
Tercer ausente: una programa para que la crisis no la pague el pueblo trabajador
Ya cerrando su discurso, Leonardo Grosso exclamó “nosotros no queremos que haya crisis en la Argentina, porque la crisis la pagan los pobres, compañeros”.
La razón le asiste plenamente al diputado nacional. La experiencia del año 2001 y sus secuelas de miseria y pobreza estuvieron presentes en muchos de los discursos de este martes.
Sin embargo, esa correcta denuncia contrastó marcadamente con la ausencia de un programa para que la crisis la paguen los grandes empresarios que la provocaron.
La denuncia al acuerdo con el FMI no fue complementada con la demanda del no pago de la deuda externa, una cuestión esencial para impedir la continuidad del saqueo nacional. La denuncia a la especulación financiera tampoco se correspondió con el planteo de, por ejemplo, nacionalizar la banca.
Debatir sobre la ausencia de propuestas programáticas para que la crisis la paguen los grandes capitalistas no es una cuestión discursiva.
Muy por el contrario, marca objetivos de lucha para la movilización y la organización de la clase trabajadora y el pueblo pobre. Señala el lugar donde golpear para impedir que las condiciones de vida populares se sigan degradando. Pone sobre la mesa la discusión de las fuerzas sociales que hay que poner en movimiento para lograr ese objetivo. Y también desnuda a aquellos sectores sociales y políticos que buscan una salida a la crisis sin intentar tocar los intereses de los poderosos.
Para enfrentar y derrotar el ajuste no alcanza con la sumatoria electoral de las fuerzas políticas de oposición. Por el contrario, hay que poner en movimiento la fuerza del conjunto de la clase trabajadora, ese gigantesco poder capaz de paralizar el país y golpear al mando capitalista. La exigencia que realiza el Frente de Izquierda, del llamado a un paro nacional y movilizaciones masivas, va en el sentido de abrir esa perspectiva.
Eduardo Castilla
Nació en Alta Gracia, Córdoba, en 1976. Veinte años después se sumó a las filas del Partido de Trabajadores Socialistas, donde sigue acumulando millas desde ese entonces. Es periodista y desde 2015 reside en la Ciudad de Buenos Aires, donde hace las veces de editor general de La Izquierda Diario.