En un ataque de focus group y negando su propia trayectoria política, el Presidente hizo un acto buscando interpelar el voto juvenil. Con la excusa de anunciar el plan Argentina Programa, le pintó hacerse el rebelde. Pero quien fue funcionario de Alfonsín, Menem, Cavallo, Duhalde y Kirchner no habló de las verdaderas penurias que pasan millones de pibas y pibes bajo su Gobierno.
Lunes 9 de agosto de 2021 15:36
Foto Paula Ribas | Télam
Este lunes Alberto Fernández participó del acto de apertura de la “Semana de las Juventudes Latir”, donde se lanzó la segunda etapa del plan Argentina Programa, que contempla 60.000 subsidios para “generar puestos de trabajo de calidad entre los jóvenes en las diversas industrias de la economía del conocimiento”, según la presentación oficial. El plan contempla subsidios de hasta $ 100.000 para jóvenes que hagan los cursos de programación informática que el propio Estado propone.
Fernández estuvo en el escenario con Axel Kicillof, el jefe de Gabinete Santiago Cafiero, el ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas, la directora ejecutiva del Instituto Nacional de Juventudes Macarena Sánchez y les candidates a diputades por la provincia de Buenos Aires Victoria Tolosa Paz y Daniel Gollán. Entre el auditorio estaba el resto del Gabinete (casi completo) más decenas de funcionarias y funcionarios de segunda línea y un grupo de jóvenes que participan de la semana Latir en Tecnópolis.
Envuelto en frases grandilocuentes poco coherentes con su propia trayectoria política, Fernández desarrolló un discurso dirigido a las y los jóvenes de Argentina.
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El pie se lo dio el gobernador Kicillof, quien antes de darle la palabra le dijo “siempre que venís a la provincia de Buenos Aires venís con buenas noticias para los y las bonaerenses”. Luego afirmó que con “los avances” que se hicieron (sin mencionar cuáles) y “los sacrificios” que se experimentaron (en el marco de la pandemia) ya se puede “poner a la alegría, al goce, al disfrute y a la libertad en el centro de las políticas públicas”.
“Nadie se salva solo y esa enseñanza es la que nos dieron los pibes y las pibas. En la pandemia algunos decían ‘me dejaron sin tal o cual cosa’, pero era para cuidar a los demás”, cerró Kicillof y reivindicó el plan de vacunación en la provincia “a pesar de tantos palos en la rueda, de tanta persecución y de tanta mentira”.
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Cuando tomó el micrófono, Fernández dijo que siendo joven “uno tiene unas enormes ganas de cambiar las cosas, una enorme voluntad por transformar el mundo y una rebeldía propia de la edad que, ojalá, nunca muera, porque esa rebeldía ha hecho revoluciones en el mundo”.
Como ejemplos de esas revoluciones mencionó al Mayo Francés, a “la cultura hippie”, al rock, a los Beatles, a “los Rolling”, a Joan Báez, a Spinetta, a Nebbia y a Manal. Sin ningún problema, “olvidó” mencionar a la generación de jóvenes que en esas mismas épocas en Argentina entregaban su vidas en pos de cambiar el mundo en serio y no de palabra.
Para él es como si el Cordobazo de 1969 y la larga lucha revolucionaria que le siguió, con miles y miles de jóvenes entregando su vida para cambiar el mundo en serio y no de palabra, no hubieran existido. Tal vez eso lo obligaba a decir que esa extendida “rebeldía” fue ahogada en sangre primero por la derecha peronista (con la Triple A) y luego por los genocidas con quienes el Partido Justicialista colaboró.
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“Los jóvenes siempre fueron protagonistas de la historia y siempre que han aparecido dieron vuelta una página”, dijo el Presidente. Y agregó que “la naturaleza es sabia y pone en el alma de los jóvenes una semilla de rebeldía que busca más igualdad, más justicia, más libertad”.
A renglón seguido, y como es su costumbre, el Presidente culpó de todas las penurias y problemas a la pandemia. “Yo no tengo dudas de que estos fueron los dos peores años de mi vida”, aseguró, “porque son años de privación, años donde le tenés que pedir al otro ‘no hagas, cuidate’”, afirmó. Es decir que para él estos años fueron peores que otros de la historia argentina reciente. Lógico, ya que él no fue parte de la resistencia a la dictadura y sí fue parte del menemismo junto a Domingo Cavallo.
“A todos los escuché y los escucho”, dijo Fernández, asegurando que a nadie privó de decirle “las cosas que se hicieron mal”. Y dio una sentencia un tanto curiosa: “desde mi juventud hasta acá yo tengo un gen que nunca se me apagó, unos dicen que es un revolucionario de joven y un conservador de viejo, yo mi vocación revolucionaria de joven la sigo manteniendo viva”. Habrá que ver qué idea de “revolución” tiene en la cabeza.
“Les pido que ahora junten todas esas fuerzas y esa rebeldía para poder cambiar todo lo injusto y lo ingrato que nuestro país tiene. Los necesito a todos ustedes, movilizados, reclamando”, afirmó Fernández frente a su auditorio. Otra curiosidad, ya que desde que asumió el Gobierno se dedicó a congraciarse con el establishment económico-financiero y a su vez desde el Estado que conduce se reprimió a más de una movilización popular (para no hablar de los desalojos violentos de terrenos a familias pobres).
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“Sabemos que vivimos en un país injusto, sigo siendo joven y sigo reclamando justicia, sigo siendo joven y sigo reclamando libertad, porque quiero reclamar igualdad, porque no quiero argentinos con hambre”, afirmó el Presidente, casi haciendo de cuenta que no es él quien gobierna.
El presidente finalizó pegándole por elevación a personajes como José Luis Espert y Javier Milei. “No me voy a volver un conservador, de los que usan la palabra libertad pero en el fondo solo quieren sostener un sistema perverso que generó tanta desigualdad”, dijo. ¿Qué habrá pensado en ese momento el “joven” Martín Guzmán, cuyo plan económico viene siendo reivindicado por varios neoliberales como el propio Domingo Cavallo?
Pese al discurso bien pensado, Fernández debió dejar de lado muchísimos aspectos que hacen a la vida cotidiana de millones de jóvenes en Argentina. No dijo nada, por ejemplo, que en la Argentina que él gobierna más del 70 % de las y los jóvenes trabajan en condiciones de precariedad extrema. Una situación que no se revertirá con planes como “Te Sumo” o “Argentina Programa”.
Tampoco dijo una palabra Fernández sobre el nivel de criminalización y persecución que sufren miles y miles de pibes y pibas de los barrios populares a manos de las policías que él, Kicillof y el resto de los gobernadores conducen. Ni siquiera un mínimo “mea culpa” sobre los cientos de jóvenes caídos por las balas policiales en plena cuarentena. Para él Facundo Castro, Lucas Verón, Luis Espinoza, Magalí Morales, Brandon Romero, Blas Correas, Alan Maidana y tanto otros a quienes el Estado les cortó la rebeldía, no merecen mención alguna.
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Redacción
Redacción central La Izquierda Diario