Todavía quedan 16 detenidos por la represión contra la Ley Bases. El fiscal Stornelli pidió que vuelvan a prisión 14 de los que fueron liberados. Este lunes se realizó una conferencia de prensa en el SERPAJ donde hablaron sus familiares y amigos. Compartieron su lucha, sus horas de agonía, pero también su voluntad de no parar hasta lograr la libertad de sus seres queridos. El pedido urgente de todos:”No nos abandonen, sigan acompañándonos”. Convocaron, junto a organismos de Derechos Humanos y diputados nacionales a concentrar este martes en Plaza de Mayo a las 17h.
Lunes 17 de junio 22:56
La hermana de Sasha Lyardel y la mamá de Nicolás Mayorga en la conferencia de prensa en el SERPAJ.
Son las once menos veinte de la mañana de este lunes feriado. En las puertas del SERPAJ, en San Telmo, empieza a haber movimiento. Hay una mesa y sillas en la puerta. Los periodistas ubican sus cámaras. En instantes, comenzará la conferencia de prensa de los familiares y amigos de los detenidos durante la represión en Congreso del miércoles 12 de junio. La lucha y la movilización logró la liberación de 17, que siguen con las causas abiertas, y el fiscal Stornelli los quiere de nuevo tras las rejas a 14. Hay 16 presos todavía hoy, en penales federales como Marcos Paz y Ezeiza. Son docentes, estudiantes, empleadas domésticas, estatales, trabajadores de televisión, changarines. Se los acusa de “terrorismo, de incitar a la violencia, de agredir a oficiales, de querer perpetuar un golpe de estado”. Una barbaridad.
De a poco, la calle Piedras queda chica. Son cientos los que respondieron a la convocatoria. Hoy se decide cómo se sigue la lucha por la liberación de los detenidos. Se busca coordinar en común, llevar adelante la mayor unidad posible para lograr su libertad.
Cande llega temprano. Tenemos una amiga en común, nos conocemos. Le pregunto cómo está. “Mal -dice- tengo una amiga en cana, Camila Juárez Oliva”. Cuenta que la mamá acaba de recibir un llamado: le dijeron que mañana van a pasar a Camila a un pabellón común del penal de Ezeiza. “La mamá está dando ahora una entrevista en la radio, está en una cafetería a un par de cuadras, va a llegar en breve”. Le pregunto entonces si ella puede darnos su testimonio. Hacemos una entrevista para La Izquierda Diario. Dice:”Camila estaba marchando con sus compañeros de la UNSAM. Está detenida en el penal de Ezeiza. Estuvo 16 horas en una camioneta, después en la comisaría 15, en Chacarita, porque no había espacio. La tuvieron atada de pies y manos. La llevaron a Comodoro Py, la indagaron, y la llevaron a Ezeiza”.
Le pido que nos cuente cómo es Camila. “Es una capa, es mamá de dos hijos, estudia Sociología, hace ollas populares, siempre le da una mano a quien lo necesite. No se merece que le esté pasando esto”. Cortamos la entrevista, le pregunto si ella marchó el miércoles. “Sí -dice- pero llegué tarde porque tuve que laburar. Llegué a las 5 y ya estaban reprimiendo cuando me bajé del subte. Una señora con un carrito me agarró de la mano y me metió adentro del edificio donde vive. Me salvó”.
Quieren disciplinar
“Son presos políticos”, comenta alguien, mientras esperamos que arranque la conferencia. Melisa, esposa de Nicolás Mayorga, lo dirá claro en unos minutos después: “Esto es un mensaje disciplinador para que la gente no se movilice”.
Es que durante estos días se viralizaron decenas de videos donde se ve cómo la Policía de la Ciudad detuvo a Santiago Adano cuando estaba parado en la vereda durante la movilización en Congreso. Cómo cazaron a la docente María de la Paz Cerruti cuando cruzaba la Avenida 9 de Julio, lejos del lugar donde había sido la marcha. Con el correr de las horas, supimos que a Sasha Lyardet la detuvieron cuando ayudaba a Camila Juárez a huir de la represión de la Policía Federal motorizada. Que al docente Juan Ignacio Spinetto lo agarraron mientras ayudaba a una pareja de jubilados a escapar de los gases. Adivinamos la tristeza del hijo de 10 años de Nicolás Mayorga que ayer no le pudo decir “feliz día, papá’. Sabemos que no puede haber descanso alguno, y que es necesaria la más amplia unidad.
Grisel se sienta en la mesa que está afuera del SERPAJ. De a poco, se le suman más familiares. Esperan a que lleguen los medios de comunicación. Sostiene en la mano un cartel con una foto de Sasha. Lo sostendrá durante toda la hora que durará la conferencia. Quiere contar qué pasó con su hermana. Rompe el silencio. Habla frente a todas las cámaras.
“A Sasha la detienen en México y Lima. Iba con su amiga y compañera de facultad caminando por la vereda. Empieza la represión. Camila Juárez se cae. Sasha vuelve a levantarla. Las interceptan tres motos que se suben a la vereda. Las detienen al grito de ‘tirate al piso o te disparo y te arrastro de los pelos’. Las tienen sentadas en la vereda dos horas hasta que la suben al camión. Las pasearon durante toda la noche hasta que fueron trasladadas a la alcaldía 15 de Chacarita. A las 8 y media de la noche las bajan del camión, las tuvieron esposadas en un pasillo, hacinadas. A las 7 de la mañana fueron trasladadas a Comodoro Py, les tomaron indagatoria. A las 11 de la noche nos enteramos de que le negaron la excarcelación a 6 de las 7 detenidas. Nos dijeron que iban a estar en la U28 de CABA. Nos enteramos por Sofía, la chica que salió en libertad, que las trasladaron al penal de Ezeiza. Fui a Ezeiza, me instalé, a las 9 y media de la mañana me dejaron ingresar para tener información”.
“Recién ayer las pudimos ver. Ellas están juntas, pero empezó a correr la idea de que las van a separar y trasladar a diferentes pabellones de cárcel común, eso las está quebrando porque entre ellas se están dando fuerza. Le pido a Servini que se ponga a estudiar las causas, todo es injusto, no hay pruebas fehacientes donde se las ubique a ellas haciendo algo. Se las acusa de daños, intimidación pública, incitación a la violencia, atentado y resistencia a la autoridad, delitos graves con penas altas. Es injusto, pedimos la excarcelación, hay 7 u 8 que son estudiantes de diferentes facultades. Agradezco a todas las facultades del Gran Buenos Aires que están haciendo difusión de esto”.
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Uno adivina las horas sin dormir, el cansancio, el desconsuelo. “Le quiero decir al presidente, a la vicepresidente, a Bullrich, al jefe del operativo, al fiscal y a la jueza, que las familias tenemos fuerza y amor y los vamos a liberar”, concluye. El cuerpo roto, la convicción intacta.
La mamá de Nicolás Mayorga está sentada al lado de Grisel. Cuenta que su hijo es estudiante de la UNSAM, que cursa Relaciones Internacionales y Ciencias Políticas, que hace más de 10 años trabaja en Telefé. Que activa con la Asamblea de Vecinos de San Martín, que hace ollas populares, que junta ropa para quienes la necesitan. Relata el camino de su hijo y sus horas de vigilia:
“Fueron a manifestarse en contra de la Ley Bases de forma pacífica, cuando empieza la represión se separaron del grupo, los agarraron cerca de la UADE. No se resistieron a la autoridad, como se les imputa. Ellos son estudiantes, tienen familias, tienen trabajo. No son delincuentes como quieren instalar, son ciudadanos con conciencia social que fueron a manifestarse. No estaban ahí cuando el auto explotó, no estaban participando en esas acciones. Hacen esto para que la gente no se exprese, para que no salga a la calle. Yo no pude verlo a Nico todavía, estuve toda la tarde y noche en Comodoro Py; ayer en una marcha en UNSAM. Me cuesta mucho hablar, me duele el estómago, no duermo hace 5 días. Quiero ver a mi hijo, quiero que esté libre, que después sea sobreseído, como los demás detenidos en esta causa injusta. Lo quiero en su casa, con su hijo, su familia, con la esposa”.
Melisa, la esposa de Nico, relata lo que está viviendo: “Soy la mamá de su hijo que ayer en el Día del Padre no pudo abrazar a su papá. Estoy haciendo fuerza para no quebrarme, dormimos mal, no descansamos. El derrotero de Nicolás en la comisaría, Comodoro Py, estar horas parados afuera sin poder verlos. Nicolás tenía dos balazos de goma en la pierna, estuvo mucho tiempo dolorido sin ser atendido. No son terroristas, son estudiantes”.
El relato de los familiares solo se interrumpe por los gritos de apoyo de la multitud que ya desborda en la calle Piedras. “¡Fuerza! ¡No están solos! ¡Libertad a los presos por luchar! ¡Unidad de los trabajadores y al que no le gusta, se jode, se jode!”. Cada grito colectivo es un aliento para las familias que viven las peores horas de sus vidas.
Están acompañados también por Myriam Bregman, Victoria Montenegro, entre otros referentes políticos, por Nina Burgos de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, familiares de detenidos desaparecidos, integrantes de diferentes organismos de Derechos Humanos. Desde que se conocieron las detenciones impulsan un petitorio por la libertad de los presos que ya juntó 37 mil firmas.
A su turno, Silvia, la mamá de Camila Juárez toma el micrófono. Algunos no le conocemos la cara, pero sabemos que es ella por su voz: durante estos 6 días, desde la detención de su hija, no paró de dar entrevistas en los medios de comunicación, de difundir audios por WhatsApp para mantener al tanto a todos de la situación de su hija, de los otros detenidos, y de los pasos a seguir. Sus mensajes fueron reenviados a través de las redes de solidaridad que se están tejiendo desde las asambleas barriales, los centros de estudiantes, las escuelas, los organismos de Derechos Humanos.
“Quiero volver a llamar a la unidad. Necesitamos que esto siga siendo noticia. Los chicos no son terroristas. Los tiraron con las motos. Mi hija se tiró al piso, y le apuntaron con un arma en la cara y le dijeron ‘negra de mierda’”, dice, y evoca un recuerdo que le da fuerza: “Me acuerdo de las Madres, de las Abuelas”. Se siente hermanada con su lucha. Días atrás, recordó en una entrevista a Nora Cortiñas, fallecida hace apenas unas semanas. Sabe que ella estaría acompañándola. Y exige que se sumen al reclamo por la liberación de los detenidos a quienes deberían estar hoy en la primera línea contra los ataques, pero eligen el silencio. “Convoco a todos los sindicatos, porque los chicos trabajan, son obreros, necesitamos que nos apoyen todas las centrales obreras”. Su relato se interrumpe por el grito de la multitud: “¡Paro paro paro, paro general!”.
Alan es su hijo, el hermano de Camila, trabajador de Aerolíneas Argentinas. No saca su mano del hombro de su mamá. Están cuerpo a cuerpo en esta pelea frenética. “Estamos pasando una situación de mierda. Acá no hay nadie con causas, acá había personas que se estaban manifestando porque sabían que se estaba vendiendo el país con esa ley de mierda. Los metieron presos porque quieren disciplinar, quieren que nosotros no volvamos a salir. Hicieron una operación, metieron infiltrados de la policía para reprimir. Tenemos que hacer la movilización más grande que hicimos hasta ahora, no tienen una sola prueba para detenerlos. Convocamos a todos. Le pedimos a todo el arco político, a las centrales sindicales, que vayamos todos juntos”.
Eva es hermana de la docente de Merlo y trabajadora estatal, María de la Paz Cerruti: “María de la Paz pasaba por ahí, hay un video donde se la ve que ella cruza la calle, dice su nombre y efectivos policiales se le tiran encima, la golpean. Pasamos una odisea. Hoy me llamó mi hermana porque le hicieron una entrevista penitenciaria donde le dijeron que la van a pasar a cárcel común y que la van a separar de las demás. Les pido a las organizaciones de Derechos Humanos y a la prensa que ayuden a garantizar sus derechos constitucionales, su salud física”. Al finalizar, advierte: “El terrorismo viene de otro lado, por favor, estén pendientes”.
Nos mueve la solidaridad
Melina es docente y vino en representación de la familia del docente Juan Ignacio Spinetto “Soy amiga y compañera de Juan, trabajamos juntos en la escuela de la villa 21-24 de Barracas. Juan es un compañero muy solidario, cuándo se estaba retirando de la manifestación, fuimos con Ademys, pero él estaba retirándose con una pareja de jubilados cuando empezó la represión, los estaba ayudando porque tenían dificultades para caminar rápido. Ahí lo agarran las motos de la Policía de la Ciudad y lo detienen, lo golpearon brutalmente. Es un horror, estamos con el centro de estudiantes de nuestra escuela, la Media Nro 6, exigimos la inmediata libertad de Juan y de todos los compañeros presos por luchar”. Los pibes a los que les da clase Juan también estuvieron presentes hoy con sus carteles: “Juan no es solo un docente, un preceptor. Es un familiar, es un amigo que falta ahora”.
Otra voz se suma antes de que finalice la conferencia. Quien habla es familiar de uno de los detenidos, pero no llegamos a escuchar su nombre. Dice: “Mi familiar es un plomero, un gasista, que tiene dos hijos, una familia que está desesperada. Hoy no saben si lo van a dejar preso, si lo van a largar, sus hijos están preguntando por él, hay una familia desamparada. No tengo palabras”. Agradece a los presentes por estar. “¡Fuerza!”, gritamos.
La hija de Ramona Tolaba, trabajadora de casas particulares, también está presente. Cuenta que su mamá se había autoconvocado. Que la detuvieron cuando se resguardaba entre los autos de la represión. Pide videos y fotos que puedan motrar cómo fueron esos minutos para evidenciar su inocencia.
Pero al relato se suman también los testimonios de los presos que fueron liberados. No se fueron a su casa después de salir del penal. Están ahí, dando aliento a las familias. Conocieron a los detenidos, pasaron las noches más oscuras con ellos. Sienten que no pueden parar hasta que ellos también puedan salir.
Gonzalo dice: “Plantean que éramos un grupo armado, que estábamos coordinados. Lo que lograron fue unirnos, porque éramos desconocidos, un grupo heterogéneo. Ahora somos amigos y compañeros y vamos a estar acá”. Se lleva una mano al corazón, y finaliza: “Quiero pedirles por la libertad de esos pibes que están ahí que son muy buenas personas porque yo los conocí y puedo dar fe de eso”.
Sofía también vivió el calvario. Es la única de las 7 mujeres detenidas que obtuvo la excarcelación. Relata las torturas que vivieron, sin agua, durmiendo con manos y pies atados en el piso, las amenazas de la Policía que no paró de hostigarla. Fue ella quien alertó a los familiares de sus compañeras de que no estaban en la U28, como habían informado, sino que quedaban en Ezeiza. A pesar del calvario que vivió, asegura: “Vamos a quedarnos acá, quiero decirle al gobierno, a Stornelli, a todos que acá vamos a estar y no tenemos miedo”.
Quien también está presente hoy es la hermana del músico Santiago Adano, quien recuperó su libertad, pero sigue procesado. “Fue liberado el viernes 14 entre las 10 y la 11 de la noche -cuenta a La Izquierda Diario- No nos avisaron que los liberaron, nos enteramos de que ya estaban afuera. Santiago salió con Remigio Ocampo, los encontraron haciendo dedo en la ruta. Los encontró una chica de Marcos Paz que salió porque se difundió una alerta de asambleas vecinales. Fueron en auto a ver si los encontraban, efectivamente los encontraron caminando y haciendo dedo a dos cuadras del penal de Marcos Paz. No les prestaron un celular ni nada para contactarse con sus familiares. Yo misma le avisé a la familia de Remigio que estaban liberados. Cualquier cosa que les pasaba estaban sin celular y sin dinero en el medio de la nada. Esto constituye un antes y después en materia de Derechos Humanos, se los está queriendo criminalizar por delitos que no cometieron, esa es la única tranquilidad entre todo el horror que estamos pasando”.
Su hermano está en libertad, pero sabe que la lucha sigue, por su sobreseimiento pero también por la libertad de todos los presos. La alienta ver la enorme solidaridad que se está construyendo. “La red que se armó es enorme, la red internacional, me dijeron que había gente en Bélgica preguntando por mi hermano. Está escalando mucho en muchos niveles, tenemos que lograr que sea un escándalo internacional, es la única manera que vamos a lograr que los excarcelen. Son personas inocentes que están siendo criminalizadas por terrorismo cuando hay pruebas suficientes y videos, pido a todos los que tengan videos que los acerquen".
"Reivindicamos la verdad, por eso estamos acá. Todos sabemos que todas las personas son inocentes, no corresponde que estén detenidas en penales comunes, no corresponde. Me sostienen mi familia más cercana, mis amistades que son enormes, y los organismos de Derechos Humanos, y me contacta mucha gente que está poniendo sus oficios y su trabajo a disposición, se armó una red de profesionales de la salud para acompañar a las familias y a las personas encarceladas. Me está costando mucho frenar, yo no frené, estamos haciendo apañes económicos, porque las familias están teniendo que cesar su actividad laboral. Mi hermano y yo estuvimos en la plaza porque creemos en la justicia social y creemos que hay que solidarizarse con todas las personas afectadas por esta crisis económica. Mi vieja es jubilada, Santiago, estaba preocupado por el pasar de los jubilados. Su activismo es ese, que la gente pueda tener una vida digna. No milito en ninguna organización política, somos activistas sociales, lo digo con mucho orgullo. Nos mueve la solidaridad y la red comunitaria del pueblo. Es eso lo que se está queriendo destrozar, pero es eso lo que nos sostuvo y es eso lo que vamos a sostener, ahora y siempre”.
Cada uno de estos relatos dejan en evidencia la enorme lucha que estas familias están llevando adelante, a pesar de estar viviendo las horas más tortuosas. Su pelea ya logró que 16 de los detenidos puedan salir y reencontrarse con sus seres queridos, con sus compañeros. Ya se juntaron más de 37 mil firmas exigiendo la libertad de los que faltan. Es fundamental hacer eco de su reclamo, tomar partido, decir basta. Como dijo Grisel, tenemos fuerza y amor, y los vamos a liberar.
Los estamos esperando.