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Red Internacional
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Llamados a los militares. Tensión política en Venezuela antes de la jura de Maduro

Faltan menos de dos semanas para la jura presidencial del 10 de enero, y los llamados a los militares se han intensificado en los últimos días, tanto desde el propio Maduro, que de no acontecer imprevistos, asumiría un nuevo mandato ese día; como de María Corina Machado, que insistentemente apela a los uniformados y al uso de sus armas. Para ambos los sables son definitorios, donde los militares siguen siendo el fiel de la balanza.

Lunes 30 de diciembre de 2024 09:04

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De cara a la nueva jura presidencial del 10 de enero, Nicolás Maduro ordenó a los militares este sábado 28 de diciembre, en un acto con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en el Fuerte Tiuna en Caracas "defender la gran causa de la patria venezolana a costa de lo que sea, donde sea y como sea". Maduro con un símil de uniforme militar aseveró que: "Tenemos moral, y cada vez insisto más en el liderazgo del ejemplo de todos los oficiales y todos los jefes militares, hasta las unidades militares más modestas del país. Pido moral y defensa patriótica, y acción permanente". Volvió a remarcar, lo que empezó a utilizar luego de las protestas post electorales, de la "perfecta fusión popular-militar-policial".

En su discurso, Maduro, entre muchas otras cosas, avizorando alguna tensión interna, habló sobre la traición y la división. "Mosca [atentos] con la quinta columna, con los arrastrados al imperio. Somos un ejército de valientes hombres de a pie", afirmaba, al mismo tiempo que llamaba a la "vigilancia, porque Venezuela tiene enemigos muy perversos y malvados. No sólo en el norte, virulento, imperial y perverso, sino lo peor es que hay caballos de Troya que se suman a la intriga…".

La semana pasada, el ministro de Defensa, quien ha reiterado en su lealtad a Maduro, anunció que la Fuerza Armada acompañará a Maduro en su investidura el próximo 10 de enero, y dijo que los soldados saben y son conscientes de “la gran responsabilidad que significa cuidar los decretos de la soberanía popular”. Quizás Maduro teme movimiento de cuarteles ante el descarado fraude electoral perpetuado, y que se prepara para continuar gobernando seis años más.

Por su parte, también este mismo sábado, María Corina Machado hizo un nuevo llamado a los militares y a la policía, afirmando que “los militares y los policías de Venezuela” están “a un solo paso de hacer lo correcto”, llamando a los uniformados a “derribar el último obstáculo”, a pocos días del 10 de enero. “Ciudadano militar, ciudadano policía, este mensaje es para ti. Ha llegado la hora de la definición y de derribar el último obstáculo que nos separa de la Libertad. Venezuela confía en ti” afirmó María Corina.

La alusión al uso de las armas fue abierta por parte de María Corina. “Yo confío en la reserva moral de nuestros hombres de honor y de armas. Nos vemos pronto en las calles de Venezuela”, enfatizó. “Tienen el deber, honor y privilegio” de portar las armas, en claro llamado a deponer a Maduro. Ya la semana pasada, María Corina había adelantado a los militares que “estamos a un paso, a un solo paso. El único muro que nos separa es que tú, ciudadano militar, y tú, policía, pierdas todo temor a hacer lo que te corresponde, lo que tú en el fondo de tu corazón sabes que debes hacer”. Para María Corina estaría justificado un golpe militar y que les traspase el poder, argumentando haber ganado las elecciones presidenciales del 28 de julio.

Todos estos llamados siguen constatando que las Fuerzas Armadas siguen siendo el fiel de la balanza en la crisis política nacional; tanto el gobierno de Maduro como la derecha aglutinada ahora tras María Corina Machado le otorgan ese rol de sustento estatal o de “árbitros” de la situación (o de una “transición”). Es que los militares han alcanzado un posicionamiento que les permite ser el fiel de la balanza como estamento militar. De allí que ambos sectores, unos –el gobierno–, donde las FF.AA. han sido clave en la consolidación del bonapartismo reaccionario siendo sostenidos por ellos, y otros –la oposición derechista–, que apelan a su acción para sacarlo de Miraflores, siendo lo clave el aparato militar. Pero su lealtad a Maduro o su paso hacia una transición tras una acción de fuerza, como la que la oposición mariacorinista les propone, están determinadas por la posibilidad de mantener sus privilegios, sus cuotas de poder.

Maduro depende cada vez más de la “lealtad” del estamento militar, y no por casualidad en ese salto autoritario habla de su gobierno como “cívico-militar-policial”, dándole un nuevo estatus gubernamental a las fuerzas policiales que no lo tenía antes. Lo que Maduro ha hecho hasta el momento es buscar justificar su fraude electoral y seguir proclamándose presidente reelecto. Faltan pocos días para el 10 de enero, inicio del nuevo mandato, y si bien la crisis sigue abierta, los vientos parecen favorecerle, salvo que pase algo inesperado.

Pero estamos ante un gobierno que, aunque se mantenga por la fuerza de la represión, sabe que ha perdido su base social. Sin embargo, el gobierno de Maduro no está suspendido en el aire, para lidiar con la pérdida de apoyo, el gobierno se ha sostenido cada vez más en los aparatos represivos, si bien la corporación militar y las policías no han dejado de ser parte del aparato de contención y represión. Maduro se atrinchera más en el poder, prevaleciendo su opción reaccionaria centrada en la represión y los militares, y asumir en esas condiciones el 10 de enero, consumando su golpe electoral, avanzando a un régimen abiertamente dictatorial policial militar.

Por su parte la “demócrata” María Corina ha venido instando en las últimas semanas a una salida militar, desde los cuarteles. En estos días no ha dejado de apelar constantemente a las FF.AA., con llamados públicos, empujando, a que sean los militares quienes tomen las riendas de la situación. Consciente que el gobierno de Maduro se sostiene centralmente en las Fuerzas Armadas, vuelve una vez más con su llamado a los cuarteles.

Para ambos factores en pugna, la hegemonía está directamente basada en el uso de la fuerza militarizada. De allí que el eje del gobierno actual pasa por la policía, la burocracia y la camarilla militar, de allí también que lo fundamental de María Corina, con incapacidad de movilización de calle, llama a la acción de los militares. Para ambos, se trata de un gobierno del sable, para parafrasear a Trotsky, donde la espada es el instrumento del “orden”.

Sabemos que María Corina Machado tiene un historial antidemocrático, movidas autoritarias que empezaron desde la época en que Chávez tenía evidente mayoría popular y, aun así, la oposición de derecha intentó zarpazos violentos para sacarlos del poder –siempre apoyados por la potencia imperialista estadounidense–, sin importarles para nada la voluntad popular. María Corina Machado siempre ha sido parte de todas esas movidas antidemocráticas y con profunda vocación autoritaria.

Entonces estamos, por un lado, ante un gobierno asentado con la represión, que continuará con los grandes negocios con transnacionales imperialistas, dispuesto a seguir negociando la deuda e incluso de volver con el FMI para obtener financiamiento internacional, avanzando con planes capitalistas más terribles contra los trabajadores. Y por el otro, al acecho, con la demagogia democrática, la derecha proimperialista dirigida esta vez por Corina Machado, trumpista, admiradora de los planes de Milei y de la derecha internacional, con su plan arrasador de privatizar todo tal como ha expresado públicamente, que mantendrá y profundizará lo implementado por Maduro, sirviente imperialista que ha reclamado sanciones y hasta la intervención militar.

Los trabajadores y el pueblo venezolano tienen a su frente a dos grandes enemigos de sus intereses que se disputan el poder. Maduro con su brutal política represiva para imponer un fraude y seguir gobernando a partir del 10 de enero, y del otro lado, la derecha proimperialista con María Corina Machado, falsa demócrata, conocida golpista a quien no le importa, por ejemplo, los presos por manifestarse en los barrios. Aunque Maduro es el que está en el gobierno, ambos sectores son responsables de la tragedia que vive el país.

Ante la imposición de Maduro, donde se redobla el carácter represivo autoritario, de asfixia de las libertades democráticas, de un régimen que oprime toda posibilidad de protesta social, de reclamo, hay que enfrentarlo con absoluta y total independencia enfrentando también a la derecha proimperialista, que está al acecho para dar su salida reaccionaria.

Ninguna confianza en las FF.AA. La suerte del pueblo no puede quedar en manos de esta casta privilegiada, reaccionaria y represora. Así como lo demostraron durante el Caracazo en 1989, y lo han demostrado en todos estos años, los policías y los militares, también lo serán bajo un eventual gobierno de Edmundo González y María Corina Machado, más aún, si son ellos los que inclinen la balanza, o incluso, si se alzan como fuerza propia tras medida de fuerza, como gobierno transitorio.

Tanto el gobierno represivo y antiobrero de Maduro, como María Corina Machado con Edmundo González son enemigos de la clase trabajadora. Seguimos afirmando que solo con la movilización obrera y popular independiente de ambos bandos en pugna, podremos luchar por los plenos derechos democráticos del pueblo y de la clase trabajadora, así como por mejores condiciones de vida, por la libertad de los trabajadores presos y detenidos por manifestarse, contra el ajuste y los tarifazos vengan de cualquiera de los grandes factores en pugna, uniendo a los sectores que luchan en el marco de una perspectiva propia de los trabajadores.