Durante 279 días de ocupación, los jóvenes que acompañamos a las “leonas” aprendimos a luchar con ellas. Una experiencia que nos fortalece para lo que se viene.
Martes 6 de febrero de 2018 05:48
Aquel 31 de enero los hermanos Huerta, amigos del poder político, vaciaron la Textil Neuquén intentando dejar en la calle a 36 obreras. No se imaginaron lo que se vendría. La lucha de “las leonas” se ganó el apoyo de la comunidad y le torció el brazo a los empresarios y el gobierno, logrando sostener sus puestos de trabajo. Todo un ejemplo, al lado de burocracias traidoras que no hacen nada frente a miles y miles de despidos.
Junto a trabajadores del parque industrial, estatales, docentes, fuimos muchos los jóvenes estudiantes que aprendimos acompañando a las textiles desde el comienzo hasta el final de su lucha. La lucha de las leonas fue una gran bocanada de aire fresco para los que venimos resistiendo los despidos, los ajustes, los tarifazos y la represión del gobierno, los empresarios y sus aliados. La unidad que supieron soldar las obreras con otros trabajadores, estudiantes y artistas, fue un embrión de lo que más temen los empresarios y el gobierno. Que las luchas no queden aisladas y se conviertan en una gran causa popular. No se imaginaron lo que podía despertar el rugido de las leonas.
Una escuela de lucha para la juventud
Durante más de diez meses de lucha desde la Juventud del PTS junto a las agrupaciones que impulsamos (En Clave Roja en la universidad, No Pasarán en los terciarios) y estudiantes independientes, acompañamos cada medida de lucha de las textiles. Las compañeras resguardaron la fábrica, ocupándola. No las pensábamos dejar solas. Por eso fuimos parte activa de las guardias por más de 279 días, con calor intenso, heladas o lluvia. No importaba nada. Nos turnábamos para que siempre hubiera alguien: al salir de la facultad, de la escuela, del instituto, del trabajo. Porque a la unidad obrera – estudiantil hay que ponerle el cuerpo.
Aprendimos junto con las obreras la fuerza que tienen los trabajadores cuando se proponen pelear hasta el final por lo que les arrebatan. Fue una escuela para decenas de jóvenes, que vivimos por primera vez una pelea de esta magnitud y nos propusimos difundirla en nuestros lugares de estudio, juntando fondo de huelga y llamando a todos los Centros de Estudiantes y la Federación Universitaria del Comahue a tomarla en sus manos.
Lecciones para lo que se viene
Los empresarios y sus gobiernos se muestran fuertes cuando nos atacan y nuestras luchas se mantienen divididas. Ellos conspiran para proteger sus intereses y que la crisis la paguemos los de abajo. A su servicio tienen las conducciones burocráticas de los sindicatos, que liquidan la capacidad de articular el conjunto de las luchas, para poder derrotar los planes de ajuste de los gobiernos y los empresarios. Los centros de estudiantes, que deberían servir para que miles de jóvenes nos organicemos, se mantienen en general como cáscaras vacías, como bares y fotocopiadoras.
Pero en las jornadas del 14 y 18 de diciembre, cuando salimos a las calles para que no le saquen el pan de la boca a nuestros abuelos, se demostró en pequeño la fuerza con la que puede golpear el conjunto de la clase obrera y la juventud, luchando en las calles. Miles de jóvenes hoy ven que el gobierno no es invencible, que viene perdiendo cada vez más apoyo, que al gobierno se lo puede enfrentar, sólo que hay que estar decididos a hacerlo.
En la textil aprendimos mucho, sacamos lecciones. Hoy mientras los trabajadores luchan contra los despidos en todo el país, ¿la juventud qué rol va a jugar? Desde la Juventud del PTS, nos proponemos construir grandes agrupaciones en los lugares de estudio, que luchen por poner de pie al movimiento estudiantil. ¡Qué distintas serían las luchas en la región, como la de los madereros de MAM o los trabajadores del INTI, si los Centros de Estudiantes no fueran solo “chapas” y lograran movilizar cientos de jóvenes a cortar la ruta junto a los obreros, realizar clases públicas y colectas masivas para que no los quiebren por hambre! Apostamos a que el movimiento estudiantil no sólo luche por la defensa de la educación pública, por sus propias reivindicaciones, sino que se convierta en un factor político decisivo. Luchamos por retomar la tradición de lucha del movimiento estudiantil junto a los trabajadores, como en el Cordobazo, como en nuestra región se dio a partir de la lucha de Zanon. La lucha de la Textil Neuquén nos llenó de fuerza en ese camino.