La serie de Netflix, estrenada recientemente, relata la irrupción de los clubes de trabajadores a finales del siglo XIX y la resistencia de la aristocracia británica a que el fútbol se convierta en un deporte popular. Lucha de clases y el origen del fútbol moderno concentrados en una muy buena miniserie
Miércoles 8 de abril de 2020 00:00
La miniserie fue estrenada el pasado 20 de marzo en Netflix y rápidamente cosechó buenas críticas en redes sociales y medios periodísticos. La propuesta de Julian Fellowes, Tony Charles y Oliver Cotton es novedosa en dos sentidos; en primer lugar porque la historia del deporte más popular del mundo, tuvo poco desarrollo en la pantalla, a diferencia del lugar que tiene en la literatura. Por el otro, porque rescata una historia poco conocida: la de Fergus Suter, un albañil que a finales del siglo XIX se convirtió en el primer futbolista profesional del mundo.
La historia está contada a través de la disputa de dos equipos, Darwen y Old Etonians, por ganar la FA Cup en 1879 (el torneo más antiguo del mundo, que aún se sigue jugando con la presencia de equipos profesionales y amateurs de Inglaterra y Gales). El primero era un equipo formado por trabajadores de las fábricas algodoneras de esa ciudad, que por primera vez alcanza las instancias finales del torneo, y debe enfrentarse al aristocrático equipo de los ex estudiantes de colegios privados de Londres.
El contraste es total, un equipo de banqueros y empresarios londinenses contra los obreros de las fábricas textiles que, en el medio de jornadas extenuantes de trabajo y pésimas condiciones de vida, se las rebuscan para jugar al fútbol. La serie retrata muy bien como esa clase obrera comienza a apropiarse del fútbol en todas sus variantes (desde los jugadores hasta como las ciudades comienzan a tener identificación con el equipo local) y a moldear al fútbol como lo conocemos hoy, contra la resistencia de una aristocracia que quería mantener un deporte de élite social.
La serie tampoco le escapa a las contradicciones entre los trabajadores y los burgueses de sus propias fábricas, que eran quienes financiaban a los equipos, como cuando los jugadores de Darwen se niegan a jugar en medio de una huelga por reducción de salarios y recién se presentan a jugar luego de que el patrón de marcha atrás con el recorte salarial.
En ese marco, el empresario que financiaba al modesto equipo de Darwen decide contratar para el equipo a Fergus Suter y James Love, convirtiéndose en los primeros jugadores pagos del fútbol mundial. El fútbol no fue profesional en Inglaterra hasta seis años después, en 1885, y hasta entonces era considerado “trampa”.
Luego de jugar para Darwen, el Blackburn contrató a Suter y protagonizó la final de la serie, donde enfrentan a Old Etonians. Esa final es una licencia de la serie, ya que en verdad Suter era parte del Blackburn Rovers, equipo con el que jugó 4 finales de la FA Cup en 1882, 1884, 1885 y 1886, ganando tres y perdiendo una.
Lo que no es una licencia de la serie es la resistencia de la aristocracia a que el fútbol se vuelva popular. Estaba considerado un “deporte de caballeros” y la masificación abría la puerta a que miles de obreros y sus familias irrumpieran en el círculo cerrado de empresarios y banqueros. Esto está resumido en la serie con la pregunta de uno de los personajes en una reunión de dirigentes de los clubes más importantes: “¿le vamos a entregar el fútbol a los obreros?”.
La resistencia al profesionalismo era parte de esos intentos para que los sectores populares no puedan acceder al deporte. “Un hombre trabaja desde las 5 de la mañana hasta las 9 de la noche, seis días a la semana, y apenas gana lo suficiente para comer. Y tiene que enfrentarse a hombres como ustedes, descansados, bien alimentados y con mucha práctica. ¿Te parece justo?”, responde Suter en un ficticio diálogo con Arthur Kinnaird (banquero y capitán del Old Etonians, coprotagonista de la serie).
La serie muestra un punto de inflexión en la historia del fútbol, donde pasó de ser un deporte de caballeros a ser un deporte popular, adoptado por la clase obrera como juego y como espacio de recreación y socialización. Incluso en esa misma época, obreros ferroviarios fundaron el Newton Heath LYR (Lancashire and Yorkshire Railway), hoy conocido como Manchester Unites, uno de los clubes mas importantes del mundo.
Sin embargo hoy, el panorama es muy distinto. En Europa los grandes clubes de fútbol ya no son patrimonio de los trabajadores y sus organizaciones (como fue en la fundación de muchos de estos clubes, como por ejemplo en Argentina), sino que son empresas manejadas por grandes empresarios que lucran y hacen millones a costa del deporte. En Argentina hace años que se trata de instalar la privatización del fútbol para convertirlo en Sociedades Anónimas Deportivas, algo que ha fracasado por la resistencia de socios e hinchas.
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La influencia en Argentina
Promovido por inmigrantes británicos, el fútbol llegó a Argentina apenas unos años después. En un principio estuvo ligado a colegios privados y aristocráticos, pero rápidamente trabajadores ingleses del ferrocarril llevaron la pelota a todo el país, combinando el fútbol con las mejores tradiciones del movimiento obrero.
Así por ejemplo en Buenos Aires surgió el club Ferrocarril Oeste y en Córdoba el nombre original de Talleres era Atlético Talleres Central Córdoba y sus colores se los debe al Blackburn Rovers. Al igual que como hicieron con Instituto de Córdoba, cuyo nombre original era Instituto Ferrocarril Central Córdoba, los trabajadores ferroviarios fundaron decenas de clubes en todo el país entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX.
La fundación de los clubes de fútbol en nuestro país estuvo fuertemente cruzada por los inmigrantes trabajadores europeos, muchos con ideas anarquistas y socialistas. Este es el caso de Argentinos Juniors, fundado en 1904 por jóvenes anarquistas y socialistas a partir de la fusión de los equipos “Los Mártires de Chicago” y “Sol de la Victoria”, que llevaba ese nombre en homenaje al Himno de los Trabajadores del Partido Socialista Italiano, en donde se habla de “il sole della vittoria”. También es el caso de Colegiales, fundado con el nombre de “Libertarios Unidos”, que conservó hasta 1920 cuando lo cambió por la represión estatal tras la semana trágica.
La serie nos acerca a los orígenes del deporte mas popular del mundo y los obstáculos que tuvieron que enfrentar los trabajadores para entrar a ese mundo reservado para los caballeros. Para quienes gusten del fútbol y su historia, una muy buena propuesta para maratonear en cuarentena.