Las peleas dentro del (pan)kirchnerismo, atrincherado en la provincia de Buenos Aires, se dan a cielo abierto. Máximo espera resurgir entre los muertos después de que Milei deje tierra arrasada. Kicillof habla de salir a las calles, pero no se anima siquiera a cobrarle impuestos a las multinacionales en su territorio. Por su parte, Grabois banca al gobernador, aunque no haya cumplido con el programa de techo, tierra y trabajo. Todos quieren ser candidatos; pero ninguno quiere enfrentar al Gobierno, a los grandes empresarios ni al FMI.
Lunes 30 de septiembre 20:58
"Sería bueno que un día nos pongamos de acuerdo para que se vote cada cuatro años, porque hay algunos que viven de campaña" -esta afirmación es de Máximo Kirchner. Y aunque fue lanzada como tirada de pelos para sus adversarios dentro de Unión por la Patria, también lo contempla a él.
La provincia de Buenos Aires, conducida por el exministro de Economía de Cristina Kirchner, parece ser la última trinchera del pan-kirchnerismo y es ahí donde viven su interna a cielo abierto. Por un lado, Máximo Kirchner y Wado De Pedro con La Cámpora; y por el otro, el gobernador Axel Kicillof, con intendentes afines como Jorge Ferraresi, que también cuenta con el apoyo Juan Grabois.
Todos quieren ser candidatos en las difusas urnas del futuro, pero ninguno parece querer enfrentarse hoy al Gobierno, a los grandes empresarios, ni al FMI.
Resurgir entre los muertos
Quien expresó esto con mayor claridad fue Máximo. "Ser parte de la resurrección después de que este Gobierno haga lo que haga”, vaticinó en La Plata. Fue en el mismo acto donde defendió el veto de Javier Milei contra los jubilados, como una "facultad constitucional". La imagen es bastante clara: resurgir de entre los muertos después de que éste Gobierno deje tierra arrasada. La decisión política de "dejarlo gobernar" ya tiene consecuencias: solo en el primer semestre, La Libertad Avanza empujó a más de 5 millones de personas a la pobreza.
El "plan de acción" que Máximo presentó a La Cámpora, durante su último discurso, fue fomentar la participación en las cooperadoras de colegios y hospitales. A la par, sus intendentes afines, Mayra Mendoza y Julián Álvarez, se pelean, a viva voz y en la Justicia, contra el intendente Jorge Ferraresi, por una tajadita del millonario negocio del puerto de Dock Sud. En la provincia más rica del país, ¿en serio hay que conformarse con colectas, entre los empobrecidos ingresos de los trabajadores y trabajadoras?
Hagan negocios, no paguen impuestos
Axel Kicillof, en cambio, con los resortes bonaerenses por segundo mandato consecutivo, eligió una táctica de comunicación con pose combativa. Desde Mar Chiquita, dijo: “Podemos dar discursos y explicar, podemos gobernar distinto y demostrar. Pero lo que hace a los derechos, al laburo, a la producción, a las empresas, a la educación, a la salud, este pueblo sabe que se defiende en las calles". Y se lo vio en algunas movilizaciones éste año; pero los mayores beneficiarios de su gestión, serán los grandes empresarios y multinacionales que quieran aprovechar el nuevo "Régimen Provincial de Inversiones Estratégicas", para hacer negocios sin pagar varios impuestos.
"Cada beneficio que se les da a los empresarios, es un derecho que se le quita a la clase realmente productiva de nuestro país, a los trabajadores y las trabajadoras" -denunció la diputada Laura Cano, durante la votación de ésta ley en la legislatura bonaerense. La clase de la que habla Cano, solo en la provincia de Buenos Aires, aporta con sus esfuerzo diarios el 33% del PBI de la Argentina. Aunque el gobernador Kicillof arengue a la defensa de los derechos del pueblo trabajador en las calles, lejos está siquiera de plantear un modelo de impuestos progresivos que afecte al gran capital en beneficio de las mayorías. Ni un impuesto a las grandes fortunas por única vez, como se aprobó durante el mandato de Alberto Fernández... mientras actualmente la pobreza en el gran Buenos Aires, trepó a un 52,8% y 70% entre infancias y jóvenes.
Hijo biológico, hijos políticos
En esta pelea por la herencia y la sucesión, entre el hijo biológico y los hijos políticos, Wado de Pedro del lado de Máximo, aportó lo suyo. En una entrevista lanzó una "autocrítica" sobre la gestión bajo la presidencia de Cristina Kirchner, en forma de crítica directa a Kicillof. "Nos faltó visión productiva. Teníamos un ministro de Economía que no hablaba con los empresarios", dijo. La afirmación es injusta, cuando la propia CFK suele jactarse de que los empresarios no ganaron nunca tanto como bajo su gobierno. Sin dudas, la brusca devaluación del 23% que impuso Axel en 2014, fue algo que celebraron los grandes exportadores.
Pero no es todo peleas entre primos y hermanos políticos. La interna pan-kirchnerista dio tregua, con el voto unánime de todos los sectores de Unión por la Patria, detrás de régimen especial para grandes inversores que impulsó Kicillof. Incluida la diputada Lucía Klug de Patria Grande, del partido de Juan Grabois. En un principio fue un proyecto de ley para atraer a la petrolera malaya, que no quiso instalarse ni en Buenos Aires, ni en Río Negro; pero la rifa ya queda abierta para cualquier empresa extractiva que quiera reventar nuestros bienes comunes naturales, en territorio bonaerense.
Por su parte Juan Grabois afirma que Kicillof es "el mejor militante de nuestro campo para ser presidente"; aunque también confiesa que el gobernador no incorpora el programa de "Tierra, Techo y Trabajo", refrendado una vez más por el Papa Francisco.
En la provincia de San Juan, Grabois dijo: “Hay que ganar las elecciones, pero no alcanza con ganar las elecciones. Hay que ganarlas con un programa y decirle claramente al pueblo lo que va a hacer con temas fundamentales como la inflación, la deuda externa, la vivienda, la salud y la educación”.
Un mes antes, Grabois había dicho: "yo no sé cuál es el programa de Axel". Y remarcó que Kicillof "no incorpora las cosas que nosotros le planteamos". Por ejemplo, en lo que respecta al plan de lotes con servicios que impulsa Argentina Humana. Difícil que lo llevara adelante el mismo gobernador que, junto a Sergio Berni, garantizó el desalojo violento de las mujeres y familias sin techo, que tomaron un predio en Guernica en 2020.
Los une el pago al FMI
¿Y la deuda externa? Máximo se bajó de la presidencia de bloque cuando el Frente de Todos legalizó en el Congreso la estafa de la deuda macrista con el FMI. Pero luego él y Cristina apoyaron a Sergio Massa como ministro de Economía, quien continuó con el plan de ajuste diseñado por Martín Guzman y hasta llegó a devaluar en un 20% el peso argentino, para complacer al Fondo Monetario Internacional.
Por su parte, entre los diputados de Patria Grande, Itaí Hagman cedió su lugar en una comisión para que la ley de entrega al Fondo llegara al recinto y luego se abstuvo en su votación. Entre otros grandes aportes al hundimiento nacional, los diputados de Grabois, junto al resto de Unión por la Patria, apoyaron el presupuesto de ajuste de Sergio Massa. Y también votaron darle exenciones impositivas a Marcos Galperín y otros grandes empresarios de la llamada "economía del conocimiento".
Es verdad, hace falta un programa político para salir de la decadencia nacional a la que nos arrastraron los distintos gobiernos, y sobre la que se apoya Milei para intentar que seamos una colonia directa de los Estados Unidos. Pero este programa, tiene que ser de ruptura con el FMI, tiene que afectar las ganancias de los grandes empresarios en favor del pueblo trabajador y las mayorías populares. Un programa así, solo lo puede impulsar y garantizar, una alternativa política independiente, propia de la única clase realmente productiva que existe.