Mientras aumentan los focos de incendios, se difundió una multa al empresario por un hecho del 2017. El Gobierno habla de controles y sanciones mientras se contabilizan casi 80 casos por día.
Jueves 15 de agosto 19:11
Desde hace semanas, el aire en la provincia de Tucumán es irrespirable por la quema de cañaverales. Con el tema en la agenda, la Justicia confirmó una sentencia contra el empresario Emilio Luque, por la quema en uno de sus campos. Según el fallo de la Sala II de la Cámara Contencioso, el 27 de julio de 2017, la Dirección de Fiscalización Ambiental realizó una inspección en un lote perteneciente al dueño de los ingenios Concepción y Marapa, constatando la quema de caña.
La sentencia judicial, aún no firme, es presentada como “un fallo importante contra un empresario conocido” pero lo cierto es que el monto a pagar es irrisorio. La multa impuesta es de $139.128, y ya fue pagada por el empresario aunque apelará la decisión de los magistrados. Aunque parezca un chiste, con el ejemplo de esta multa, el ministro de Economía y Producción, Daniel Abad, dijo en conferencia de prensa que están “siendo implacables” y que “esto no va a ser gratis”.
Cifras alarmantes
El biólogo Juan González informó que, según la información recabada satelitalmente, los primeros casos de incendio comenzaron a registrarse en junio, cuando se contabilizaron 326 hechos. Para julio ese número se triplicó y llegó a 1028 focos. En agosto la cifra sigue en aumento, ya que en los primeros doce días se registraron 950 casos, con un promedio de 79 incendios por día.
“No hay que engañarse. Entre el 90% y el 95% de los incendios son intencionales”, sostuvo el especialista, recordando que aunque hayan seis normas que prohíben la quema de pastizales y cañaverales, nadie las cumple.
El impacto en el ambiente es notorio, tanto en el desgaste del suelo como en la polución del aire. Como consecuencia de esto último, se agravan las enfermedades respiratorias de la población.
Para evitar asumir las responsabilidades se habla de terceros que inician los incendios –como la excusa que dio Luque ante su acusación–, de quema de basura por parte de vecinos que se traslada a los campos, y otros culpan a cuestiones climáticas. Históricamente la quema de caña ha acompañado los tiempos de cosecha y aunque los empresarios y terratenientes dicen que es una práctica anticuada, año a año se desarrolla. Mientras tanto, las consecuencias las pagan el pueblo trabajador y el ambiente.