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Red Internacional
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Estados Unidos. Trump busca retrasar las elecciones y su inminente derrota

Durante el jueves el mandatario de los Estados Unidos, Donald Trump expuso en su cuenta de Twitter su temor a que las elecciones de este año sean las “más INEXACTAS y FRAUDULENTAS en la historia”, aunque este no sería el único.

Sábado 1ro de agosto de 2020

El republicano en horas de la mañana, publicó en su cuenta de Twitter sus dudas respecto a las elecciones de noviembre, afirmando que: “Con el voto por correo universal (no el voto por ausencia, que es bueno), 2020 será la elección más INEXACTA y FRAUDULENTA en la historia. Sería una gran vergüenza para Estados Unidos. ¿¿¿Retrasar las elecciones hasta que la gente puede votar adecuadamente, con seguridad???”

Ahora, ¿esta sería una vergüenza para Estados Unidos o para él?

No es de extrañar, como ante cada torpeza del magnate, la ola de críticas que no tardó en llegar. Es que no resulta una casualidad que el mismo día que publicara su tweet fuera anunciado que la economía estadounidense sufrió en el segundo trimestre la mayor y más rápida contracción de las que se tiene constancia en el país (-32%) desde el fin de la segunda guerra mundial (1947), sumado a que según las últimas encuestas, su contrincante demócrata Joe Biden, le saca ventaja en la carrera por la Casa Blanca.

Durante el ultimo tiempo hemos visto que el miedo a un vergonzoso fracaso en las elecciones llevó a Trump a tomar un giro de 180º en su campaña, como lo fue en el uso de mascarillas, a esto se suman los impedimentos a la publicación del libro de John Bolton más lo revelado por Anonymous, que sacaron a la luz algunos de sus secretos dejando al presidente entre la espada y la pared, y al ver que sus desesperadas maniobras no daban resultados recurrió al último recurso en sus manos: atacar al voto por correo ante posibles manipulaciones, sin ofrecer respaldo alguno.

Pero con esto surge la duda, ¿podrían aplazarse las elecciones? La respuesta puede ser difícil de creer, pero él no tiene el poder para hacerlo, ya que según la ley de 1845, las elecciones se celebran cada cuatro años (el martes posterior al primer lunes de noviembre) y para cambiarla, necesita la aprobación del Congreso, el cual ya se ha manifestado en contra de esta idea, por lo que se ve muy poco probable, y de lograrse aplazar las elecciones el término de su mandato llegaría de igual manera el 20 de enero del 2021, según la vigésima enmienda a la Constitución, haya o no elecciones.

Ahora Trump está con el rabo entre las patas, su argumento de ataque a un derecho democrático como el sufragio se derrumba, tal como expresó Mañalich, como un “castillo de naipes”. Al no respaldar sus arrebatos con pruebas, los analistas lo refutan con que la posibilidad de fraude es mínima, insustancial. Su argumento electoral, la economía, ya se ha derrumbado, es decir, su filosofía en torno a la defensa de los intereses del gran empresariado, por lo tanto, la de él mismo, oponiéndose de plano a los intereses de las y los trabajadores, mientras son férreamente golpeados por la ineptitud capitalista. Contradictoria es su postura si consideramos que el voto por correo en Estados Unidos ya es usado por diversos Estados sin mayores dificultades, permitiendo a los estadounidenses “votar adecuadamente, con seguridad” dada la contingencia mundial debido al COVID-19.

Lo cierto es que no quiere lidiar con el costo de exponerse a una infausta derrota. Sí, conocemos sus prioridades, demostradas por el alicaído manejo de las cifras de la pandemia, éstas eran números y no personas, pero ahora son votos y no votantes.