El gobernador Axel Kicillof junto al intendente Santiago Passaglia y la dirigente local de La Cámpora y concejala de Unión por la Patria, Cecilia Comerio, ha inaugurado una base de la Unidad Táctica de Operaciones Inmediatas (UTOI) en San Nicolás. A pesar de que presentan esta medida como un esfuerzo para combatir el narcotráfico, la realidad en las calles muestra que es una profundización de la política represiva.
Federico Berg @fedeberg80
Miércoles 5 de junio 12:46
Con un refuerzo de 136 efectivos de la policía bonaerense, la UTOI está volcada a parar colectivos y revisar las pertenencias de los pasajeros. Esta acción no tiene nada que ver con el combate al narcotráfico y sí con una política represiva de hostigamiento hacia los habitantes de los barrios de San Nicolás. Esta estrategia de control y represión es respaldada tanto por Kicillof como por Cecilia Comerio, reflejando una alineación política con el gobernador radical-macrista de Santa Fe, Maximiliano Pullaro.
Es una política de criminalización de la pobreza. La UTOI, en lugar de enfocarse en el narcotráfico, está acosando a los trabajadores y a los sectores más vulnerables de San Nicolás. Kicillof y Passaglia están utilizando las fuerzas de seguridad para intimidar y controlar. Cabe recordar que la policía bonaerense que asesinó a los jóvenes Ezequiel Corbalán y Ulises Rial en el mismo barrio San Jorge, en el marco de la represión desatada por el gobierno durante la cuarentena de 2020.
Justamente, el pasado sábado se cumplieron 4 años del asesinato de Ulises y Ezequiel. Pablo Moresco, el policía que los atropelló con su patrullero, todavía no pasó ni un día en cárcel. Pese a que había sido condenado a 17 años de prisión, la Cámara de Casación le cambió la carátula a homicidio culposo. Se espera que el tribunal vuelva a dictar sentencia en las próximas semanas.
La implementación de esta base de la UTOI es un claro ejemplo de cómo el gobierno provincial, en complicidad con dirigentes locales, utiliza la seguridad como excusa para justificar prácticas represivas. No podemos permitir que se normalice el hostigamiento hacia nuestros vecinos y vecinas, que en su mayoría son trabajadores y estudiantes que utilizan el transporte público para trasladarse.
No va a combatir el narcotráfico una fuerza policial que está involucrada desde la cúpula hasta la base en la organización del crimen y el delito. La trata de personas, el juego clandestino y la venta de drogas son parte del botín que se reparten entre la policía, el poder judicial y los políticos patronales.