El padre del joven asesinado por la policía de Chubut en 2010 realizó una conmovedora acusación frente a imputados, jueces y fiscales. Fue en la última audiencia del juicio, antes de la sentencia.
Domingo 5 de julio de 2015
César Antillanca, padre de Julián, hace su "alegato" en el juicio por el crimen de su hijo - YouTube
La intervención de César Antillanca comenzó cuando fue extrayendo de un bolso algunas de las pertenencias de su hijo Julián, desde zapatillas hasta una copa de vino, En el mismo estrado de los jueces colocó una a una las fotos que recorren la corta vida de su hijo y fue describiendo dónde y cómo fue retratado Julián.
“En la escuela... con la hermana en la playa… ya más grandecito, en su casa, con su hermanita… con sus amigos… y las últimas, que se las saqué yo con la cámara de mi hermana...
Estos son los despojos. Le arrancaron la vida, los sueños. Podemos decir, que hasta ahora, Julián se fue sin explicaciones.
Yo no quería que juegue a la pelota porque lo iban a lastimar. El fútbol barrial es asperísimo y se golpean. Yo no quería que juegue a la pelota.
Esta cajita se la hice yo. Ayelén tiene una un poquito más grande, está pintada.
Ahí tiene sus cartas, sus CD’s, una caja de un celular, una billetera, pastilla. E
sa copa se la regalé cuando junto con su hermana me dijeron que empezaron a tomar alcohol. Asi que les regalé una copa a cada uno. Esta es la de él.
No pudo venir hoy y desde hace casi cinco años, dentro de tres meses, van a ser cinco años que no puede venir acá, que no puede jugar, que no se puede reír, no puede llorar.
Y yo acuso, señores del Tribunal con total autoridad y con total honestidad, sobre todo. Con total seriedad acuso a estos señores de haber sido los matadores de sueños, de lágrimas, de risas y de haberle quitado la vida a mucha gente. Porque Ayelén , su hermana, es una chica triste, porque Tomás, es un nene triste, y porque su madre es una mujer devastada.
Acuso con total autoridad de haber traído la violencia y la desgracia a la humanidad. No a Trelew, no a la familia Antillanca, no a los amigos de Julián; trajeron la desgracia a la humanidad por ser inhumanos.
Los golpes que le dieron a Gonzalo Julián Antillanca para que muera es de inhumanos.
…Yo estoy en una nave que está llena de amor. En una nave que solamente tiene amor y dignidad, el amor a la vida, y el amor a la liberta y la dignidad de trabajo.
Porque esta acusación, es resultado de trabajo, es resultado de la honestidad. Porque así como acuso, acuso con dolor.
Porque así como amo la vida…
Esto no se termina acá. Ni sabe uno en qué puede seguir.
Yo estoy en una nave, señores, que busca justicia y que no tiene resentimientos, que no tiene odio, que no tiene ira, que no tiene venganza, porque eso carcome. Y yo amo la vida y la libertad. Y soy un tipo feliz luchando Cada lágrima, cada lágrima me duele, pero me gusta. Y las disfruto, y necesito esto, ahora: ¡¡¡Luchar, pelear!!! Y esta nave, señores, no conoce de mares grandes; está descansando en la bahía esta nave. Está dispuesta a perder mil batallas, pero no la guerra.
Entiendan señores que esta nave es un barco que solamente tiene dos vientos: el viento de la madre de las ciencias, la paciencia. Y, además, además, el viento de la constancia, que trae sus frutos, resultado del trabajo. Constancia y paciencia. Y si hay que seguir, se sigue.
Señores del Tribunal es su responsabilidad que este hecho quede impune. Es toda su responsabilidad, no que esto no siga sucediendo, porque el caso de la muerte de Julián se agota solamente en la justicia por el caso de Julián. Una persona no puede remediar todo un sistema corrompido, todo un sistema que está corroído por completo, de corrupción estructural.
Señores, Julián era un chico pobre, pero tenía a su mamá, tenía a su papá, sus amigos, sus hermanos, y seguramente también sus dolores, como todo.
Pero hoy no tiene nada, absolutamente nada. Sus despojos, solamente eso. Nada más.”
Tras los alegatos del viernes, mañana lunes se dará lectura a la sentencia. La Izquierda Diario informará el resultado de este juicio emblemático en la Patagonia argentina.
[El registro audiovisual pertenece a Iván Marín]